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Para Massot, "Milei tiene una inconsistencia muy grande". "De marchar con Moyano votar contra el FMI ahora pide un acuerdo con un DNU", criticó y se quejó porque "extorsiona siempre con el pasado".
Lunes 24 de Marzo de 2025
09:06 | Lunes 24 de Marzo de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
“Milei nos plantea una gran extorsión colectiva todos los días” sostiene directamente Nicolás Massot, diputado nacional que ingresó a la Cámara de Diputados casi como vocero de campaña de Patricia Bullrich cuando ella disputó la interna contra Horacio Rodríguez Larreta y actualmente es una de las voces legislativas más lúcidas de quienes tratan de acompañar al gobierno nacional sin caer en la zoncera de la obsecuencia.
En una charla apasionante, Massot se mostró cansado de mostrar buena fe y no entrar en la “esquizofrenia que tiene nuestra sociedad". "El kirchnerismo y el mileismo son dos formatos diferentes de un cuasi totalitarismo. Pero también en esto hay que ser claros y advertir que todo puede terminar igual de aquello que queremos evitar”.
Tras dos semanas escandalosas para el Congreso de la Nación, donde legisladores libertarios se agarraron a trompadas entre sí, se tiraron con vasos de agua, se insultaron y hasta Marcela Pagano acusó al presidente de la Cámara, Martín Menem, vociferando con un megáfono, de ciertos desvíos personales, Massot insistió que “el Gobierno se mete solo en estas encerronas” como el haber votado un DNU sin ningún tipo de contenido al solo efecto de aprobar un acuerdo con el FMI que nadie conoce.
“Todo nace, de mínima, en un error de cálculo y de máxima, en una irresponsabilidad. Este DNU nace de una falacia, porque el Gobierno pensó que el Senado que no se lo iba a aprobar y entonces no quiso debatirlo. Ahora, si hubiera mandado un presupuesto, que no tenemos desde 2023, nadie se hubiera opuesto. Ni en diputados ni en senadores. Los votos le sobraban”, consideró Massot.
Según el legislador, el discurso oficial vive planteando “una gran extorsión colectiva al ponernos a todos a prueba". "Si no aprobamos tal cosa, o somos golpistas o permitimos la vuelta del kirchnerismo. Este discurso esquizofrénico es usado por Milei como un sedante ante la crítica” ya que “al Gobierno no se le puede imputar ningún error, no se le puede exponer ninguna situación extraña porque ya nos consideran que conspiramos y lo queremos voltear”.
Analista, conocedor de los mercados y con una experiencia anterior como jefe de bloque del gobierno de Cambiemos, Massot sabe de lo que habla. Para él, el fin no justifica los medios y todo lo que se hace mal en un momento determinado termina repercutiendo tiempo después. “Algo tan evidentemente necesario y tan hablado, como un acuerdo con el Fondo, al haber sido aprobado de esta manera, sin tener idea cómo será el arreglo, termina siendo un absurdo. No sirve que fuera teñido de tanta ilegitimidad”, expresó.
Como si no hubieran aprendido de la historia, el diputado le endilga al actual gobierno una falla metodológica habitual que él explicaba siempre y que lo inmortalizó cuando había terminado una entrevista, pero el audio aún pudo escucharse mientras explicaba por qué motivo la administración de Mauricio Macri debía evitar todo tipo de errores. “En un momento en el pasado, en un corte, me dejaron el micrófono abierto y yo hice esta advertencia, en la que exponía que nosotros teníamos que hacer las cosas con tal legitimidad que inhabilite a los otros, cuando volvieran, a anular todo lo actuado. ¡El kirchnerismo no cree siquiera en legalidad de la deuda externa, imagínate!”, exclamó.
Massot formó parte del puñado de diputados que se abstuvo de votar a favor o en contra del DNU que permitía al gobierno realizar un nuevo convenio con el Fondo Monetario. En cuanto al motivo, explicó: “Esta semana, la extorsión empezó porque, si nosotros no votábamos, y como el dólar empezó a subir esta semana, nosotros queremos desestabilizar. Una locura”.
“El decreto es auténticamente ilegítimo. ¿Por qué es ilegítimo? Porque Luis Caputo, en otras de las entrevistas que dio, porque parece que le tiene pánico al Congreso pero no a las cámaras de televisión, dijo que todo se hizo por DNU porque no tenían los votos en el Senado. Entonces, fue una clara maniobra para evitar el debate parlamentario, no por otra cosa. No quiso tener la aprobación legal para una deuda que trascenderá, por lo menos, cuatro gobiernos”, enfatizó Massot.
En los albores del gobierno anarco libertario, él, junto con Emilio Monzó y Miguel Angel Pichetto, fueron de los primeros que se acercaron a hablar con las autoridades oficialistas para ofrecerles un camino de entendimiento que haría del Congreso un lugar mucho más armónico. Por supuesto, su mirada fue rechazada porque “venía de la casta” y el oficialismo prefirió pagar asados a los “héroes” que defendían sus vetos sin nunca contar con un número de votos suficientes para ir por la positiva.
“Realmente a todos los que queremos que al Gobierno le vaya bien, más allá de que no acepten nuestra mirada o nuestra ayuda, todas estas desprolijidades nos deja un sabor muy feo. Era obvio que teníamos que arreglar con el FMI. Todos los candidatos presidenciales lo dijeron. Yo estoy a favor del acuerdo con el fondo, pero me abstuve porque no quiero que lo hagan por DNU”, explicó.
En el extenso diálogo que mantuvo con MDZ, Massot consideró que “el proceso institucional de Alberto Fernández fue mucho mejor con este tema que lo que hace este Gobierno” porque el acuerdo con el Fondo que consiguió Martín Guzmán “se debatió en el recinto con el acuerdo sobre la mesa, con todos los datos”. Provocador, el diputado dijo que “el kirchnerismo, en este aspecto, fue muy superior institucionalmente a lo que hacen estos tipos, que venían a desterrar al kirchnerismo”.
“¡Este Gobierno se pasó de kirchnerista! Son unos irresponsables. Es mentira de que no estaban los votos, sino que se enamoró de la excepción y de ir por la banquina.”, disparó y siguió. “Lo mismo hicieron con los jueces nombrados por decreto”. Con estas acciones, “le estás tirando un centro al pecho para que el día de mañana, cuando cambie el gobierno, en 3 o 7 años, o cuando sea, te pongan la denuncia del DNU e ignoren el acuerdo por ilegítimo”.
Acá creo que sí estamos ante el dilema del huevo o la gallina. Es la institucionalidad o es el futuro económico que puede traer un acuerdo con el FMI.
Muchos pensamos que, si no se aprobaba el DNU, íbamos a estar en un zamba cambiario importante, y no se podía especular con una corrida bancaria que ya se estaba generando. Si el mal clima económico continuaba, quien lo iba a sufrir era el carnicero que tiene que pagar todos sus insumos en valor dólar, que cuando hay una corrida él tiene que remarcar los precios y le pega de lleno a la clase media y media baja que no sabe de dónde sacar una diferencia cuando los sueldos están planchados.
¿Llegará el momento que el gobierno no pueda conseguir las manos necesarias de esta manera?
Yo no sé, pero si el Gobierno sigue eligiendo seguir por la banquina, habrá una mayoría que le diga basta, hasta acá, y en ese momento espero que no nos hagan responsables a nosotros si el plan no termina con el resultado que todos pretendemos.
Por situaciones como las que estamos describiendo, en el pasado reciente, la sociedad armaba marchas, cacerolazos, marchas de antorchas… Ahora no pasa nada.
Dejame disentir. El Gobierno, recién llegado, sufrió un revés muy fuerte en el Congreso cuando le frenamos la primera Ley Bases. Ese fue el primer límite. También se le rechazó un DNU para beneficiar a la ex SIDE a la semana que le había votado contra los jubilados. Igual de lo que hicieron ahora de nuevo. A este Gobierno se le ha puesto muchos límites y también le dimos muchas herramientas, pero a los que estamos en el medio nos tratan de indefinidos, moderados, cuando la verdad que nosotros permitimos que muchas cosas avancen.
No podemos seguirle el ritmo a una sociedad casi inmadura, que un día pide una cosa y al otro algo totalmente distinto.
Pero la gente, ante la crítica, también pide que los periodistas o los políticos no seamos tan duros, que sino vuelve el kirchnerismo o cosas por el estilo.
La sociedad tiene una gran esperanza, y es muy reprochable que el presidente Milei ponga en riesgo esa esperanza. Yo cuando estaba el kirchnerismo sentía que era de derecha, y ahora me siento un progresista extremo. Realmente es una esquizofrenia total, y es porque soy un republicano, o intento serlo. El kirchnerismo y el mileismo son dos formatos diferentes de un cuasi totalitarismo. Pero también en esto hay que ser claros y advertir. Miren que esto ya nos pasó, ya nos pasó que a Elisa Carrió o a López Murphy le decían “dejá de decir eso, correte, mirá qué bien que estamos ahora”, pero después la cosa cambió, se emborracharon de poder. Y creo que, si ganan la legislativas con holgura, también volverá a pasarle lo mismo a este Gobierno.
El acompañamiento no puede convertirse en complicidad. Los controles hay que ejercerlos siempre, pero no, hay muchos que prefieren ir a los viandazos, de la alcahuetería a la destitución, sin escala.
Tenemos un presidente con una inconsistencia intelectual muy importante. Milei marchaba con Moyano, reclamaba por los jubilados, votó en contra del acuerdo con el FMI hace pocos años. Mientras que nosotros nos preocupábamos por reducir el déficit fiscal, hace algunos años, ellos pedían exactamente lo contrario.
La gente se hartó por los sucesivos gobiernos fallidos que tuvimos, y en muchos aspectos tuvieron como objetivo eliminar la alternancia, atacando a los que pensaban distinto, jugando a la grieta, y hoy el que más lo hace es el gobierno actual.
Este Gobierno puede terminar con una economía estabilizada pero con el mismodesorden institucional que el kirchnerismo. Y vuelvo al tema de los jueces nombrados por decreto. Para un juez debe ser tan importante como su conocimiento académico su independencia política. Y si vos le quitas la independencia, lo prostituís.
Se puede bajar la inflación y las reformas que propone pero haciéndolo bien, no a los tumbos, con un desparpajo institucional que luego nos va a salir carísimo. El Gobierno debe aceptar en el sistema que nos rige, donde hay pesos y contrapesos y no siempre quien disiente es destituyente.
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