El jefe del régimen de Nicaragua atacó al organismo internacional durante un acto en Managua por el aniversario de la Revolución sandinista
12:32 | Domingo 20 de Julio de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
El dictador nicaragüense Daniel Ortega pidió este fin de semana la disolución de la Organización de las Naciones Unidas, a la que calificó de inservible ante su falta de acción frente a las guerras, las deportaciones de migrantes y lo que denominó “agresiones imperialistas”.
“Ya Naciones Unidas no sirve para nada. Hay que refundarla, y refundarla significa que desaparezca”, afirmó Ortega en la Plaza de la Fe, durante el acto por el 46 aniversario de la revolución sandinista, celebrado en Managua.
En un extenso discurso transmitido por la televisión estatal, Ortega acusó a la ONU de ser un “instrumento de los países imperialistas”, al servicio de las potencias nucleares, y de actuar con pasividad ante los conflictos en Medio Oriente y la deportación de migrantes por parte de Estados Unidos.
“Asesinan todos los días”, dijo Ortega. “Porque quieren adueñarse de toda esa región y lo están haciendo tranquilamente”.
Según el mandatario, la ONU ha demostrado ser incapaz de intervenir para detener estas muertes. Propuso en su lugar fundar “unas nuevas Naciones Unidas que den seguridad a los pueblos”.
El dictador Ortega apoya fervientemente
El dictador Ortega apoya fervientemente la brutal invasión rusa a Ucrania (EFE/ARCHIVO)
Pese a estos dichos, el dictador es un estrecho aliado y defensor de la brutal invasión que inició Rusia en Ucrania en febrero de 2022.
Ortega también criticó a Europa, a la que acusó de intentar destruir a Rusia y China —los principales aliados del régimen de Managua— mediante la OTAN. Reprochó el gasto de “miles de millones de dólares” para apoyar militarmente a Ucrania.
En otro tramo de su alocución, el líder sandinista cargó contra el presidente Donald Trump y su política de deportaciones, a la que calificó de una “guerra” contra los migrantes.
“¿Y qué dice Naciones Unidas?, ¿qué hace Naciones Unidas? Allí están a la vista los crímenes”, exclamó Ortega al referirse a las deportaciones de indocumentados desde Estados Unidos.
A modo de contraste, celebró el regreso de 252 venezolanos desde El Salvador a Caracas, luego de haber estado detenidos desde marzo. “Les enviamos un abrazo”, expresó.
Ortega advirtió que Estados Unidos corre el riesgo de quedarse sin fuerza laboral si mantiene esta política, ya que, según él, “los migrantes son los que hacen el trabajo más duro”. Agregó que las empresas estadounidenses “se están quejando” porque empiezan a sufrir pérdidas.
La conmemoración del 46 aniversario del triunfo de la revolución sandinista —que en 1979 derrocó a la dictadura de Somoza Debayle— contó con un acto masivo, pero sin la presencia de jefes de Estado. La funcionaria de más alto nivel fue Varsen Aghabekian, ministra de Estado para Asuntos Exteriores de Palestina.
Ortega exige disolver la ONU
Ortega exige disolver la ONU y acusa inacción ante conflictos globales (REUTERS/ARCHIVO)
Un representante del régimen chino también intervino en la ceremonia, donde destacó la profundización de las relaciones entre Nicaragua y China. Anunció que Beijing está dispuesto a “aumentar y profundizar la cooperación” bilateral.
Desde 1980, el 19 de julio es un feriado nacional en Nicaragua, establecido por el primer gobierno sandinista como símbolo del derrocamiento armado de la familia Somoza. En esta fecha, el régimen de Ortega refuerza su narrativa histórica y su alianza con potencias como Rusia, China e Irán, mientras acusa a Occidente de intervencionismo.
Ortega y su esposa Rosario Murillo, actual vicepresidenta, gobiernan Nicaragua desde 2007 en medio de denuncias por represión, persecución política y violaciones a los derechos humanos, agravadas tras la brutal represión a las protestas opositoras de 2018. Desde entonces, el régimen ha encarcelado a decenas de opositores, ha cancelado partidos políticos y ha desmantelado las libertades civiles.
Escalada de tensiones
La hostilidad del régimen de Ortega hacia el sistema multilateral no es nueva, pero en los últimos meses se ha intensificado. En lo que va de 2025, Nicaragua se ha retirado de al menos siete organismos y mecanismos de Naciones Unidas, en una escalada sin precedentes de aislamiento internacional. El pasado 12 de junio, el régimen anunció su salida de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), luego de que ese organismo solicitara ayuda humanitaria para los más de 194.000 nicaragüenses refugiados en Costa Rica, una cifra que el régimen calificó de “manipulada” y parte de una campaña de injerencia.
Rosario Murillo y Daniel Ortega
Rosario Murillo y Daniel Ortega han instalado una dictadura en Nicaragua desoyendo todas las recomendaciones de organismos como la OEA y la ONU. (Cortesía de La Prensa)
Antes de ACNUR, Managua había formalizado su salida de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y de la UNESCO. También cortó lazos con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y rechazó la continuidad de los mecanismos independientes que documentan violaciones de derechos humanos en el país, como el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua y el Comité contra la Tortura.
Estas decisiones han sido justificadas por el régimen con argumentos que acusan a las agencias de “doble rasero”, “manipulación política” e “instrumentos del imperialismo”. Sin embargo, analistas y organismos independientes coinciden en que se trata de una estrategia deliberada para evitar el escrutinio internacional, en momentos en que el país enfrenta denuncias sostenidas por represión, detenciones arbitrarias, cancelación de medios y ONG, y violaciones al debido proceso.
Desde las protestas de 2018, brutalmente reprimidas por la policía y grupos paramilitares, la relación entre Nicaragua y la ONU ha sido cada vez más tensa. Informes del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos han documentado más de 300 muertes, miles de detenciones y el exilio forzado de líderes opositores, periodistas y defensores de derechos humanos. Frente a esas denuncias, la respuesta del régimen ha sido cerrarse, expulsar misiones internacionales y acusar a la ONU de “calumnias”.
La creciente alineación de Nicaragua con Rusia y China también ha marcado un viraje diplomático. Ortega ha expresado abiertamente su respaldo a Moscú en la guerra contra Ucrania y ha recibido asistencia militar del Kremlin. Con China, el régimen mantiene un estrecho vínculo desde que rompió relaciones con Taiwán en 2021, y recientemente ha fortalecido la cooperación económica y política.