A la polémica por el patrimonio del presidente de la AFA y sus relaciones con Sur Finanzas, ahora se suman los interrogantes sobre la empresa de vuelos privados que lo tiene como cliente vip y que también está sospechada por maniobras de lavado
18:31 | Domingo 07 de Diciembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), representante ante el Consejo de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) de la Confederación de Fútbol Sudamericana, y también titular de la empresa estatal de basura Coordinación Ecológica de Área Metropolitana (CEAMSE), Claudio Chiqui Tapia, aterrizó este domingo al mediodía en el sector de aviones privados del aeropuerto de Ezeiza. Llegó a bordo de uno de los jets privados más cotizados del mundo, desde hace años la nave de moda entre celebridades de todo el planeta. Es un Gulfstream G400 con matrícula LV-JQW.
Había dejado el país en medio del escándalo desatado sobre el origen de su patrimonio y sus verdaderos vínculos con el financista Ariel Vallejo, de Sur Finanzas, investigado por lavado de dinero en varias causas judiciales.
La travesía, en el Gulfstream G400, dos baños, ambiente cama y con azafata siempre a bordo, tuvo un costo de medio millón de dólares, según ratificaron a Clarín fuentes del mercado aeronáutico privado que conocen todos los detalles de ese micromundo del poder. La empresa que le alquiló el jet se llama Baires Fly. Esa operación no es un delito. Pero sí es llamativa por variables de espesor diversas y sospechosas.
La compañía que le rentó a Tapia su nave preferida es la misma que, según probó el fiscal del caso Spagnuolo, Franco Picardi, emitió facturas adulteradas, detallando viajes que nadie utilizó jamás, para ayudar así a los sospechados de cobrar sobornos con la venta de medicamentos a la Agencia Federal de Discapacitados (ANDIS) a intentar blanquear su dinero que se supone espurio.
El nexo entre los imputados en ese caso y Baires Fly fue el empresario Sergio Mastropietro, un directivo con poder de operación en esa compañía. Está probado en la Justicia. Mastropietro es, además, el único socio que tuvo en la Argentina Fred Machado, el broker de jets privados en los Estados Unidos y acusado de narcotráfico a gran escala, ya extraditado al país del norte por pedido de la Justicia federal de Norteamérica.
A eso se suma que la entidad Sur Finanzas, del amigo de Tapia Ariel Vallejo, allanada en el expediente ANDIS, y también en múltiples operativos en sus sedes por el juez Luis Armella, debido a negocios poco transparentes realizados con clubes de fútbol y con sospechas de lavado de dinero, fue también la herramienta que utilizaron los imputados en el caso Spagnuolo para transferir millones y millones de pesos con el objetivo de intentar ocultar su verdadero origen.
Vallejo declaró varias veces que es amigo de Tapia, que gracias a él llegó incluso a poner el nombre de su empresa en las copas de la Liga del fútbol argentino, y que hasta financió a Barracas Central, el club en el que nació como dirigente “El Chiqui” antes de llegar a la cúspide de la FIFA.
¿Tapia desconocía las maniobras de la empresa de aviación privada Baires Fly con los sospechosos de robar dinero de los discapacitados? ¿Su amigo Vallejo no le contó nunca, jamás, que esos mismos imputados en delitos graves usaron su entidad para invertir multimillones originados en posible corrupción?
Tapia pudo haber desconocido ambas operaciones pero no después que se hicieron públicas. Eso pasó antes de que viajara en el Gulfstream G400 en el largo viaje que acaba de terminar este domingo con su vuelta a la Argentina.
Fuentes que conocen de modo total lo que pasa entre las empresas de alquiler de jets y sus clientes se mostraron azoradas ante las consultas de Clarín.
El viaje al sorteo del Mundial
No solo porque Tapia pagó medio millón de dólares por usar su nave favorita para viajar al sorteo del próximo mundial realizado el viernes en Washington, si no porque afirman que utiliza desde hace años aviones de esa empresa.
En solo dieciocho meses, Tapia le habría abonado a Baires Fly alrededor de dos millones y medio de dólares por viajar en sus naves de lujo total.
El escándalo sobre sus vuelos en jets de lujo que cuestan millones de dólares al año es una costumbre de la que no puede prescindir aunque ya haya sido cuestionado por manejarse como un magnate para viajar por sus obligaciones laborales futbolísticas.
Ahora se agregan las pruebas dobles que llevan a Baires Fly al posible lavado de dinero de al causa ANDIS y sus nexos documentados con su financista dilecto, Vallejo.
De acuerdo a la documentación a a la que accedió Clarín, Tapia se fue de la Argentina en una nave de Baires Fly el 27 de noviembre pasado. Partió del aeropuerto bonaerense de San Fernando en un Lear 60 alquilado a su empresa favorita, pero en una escala en Lima, Perú, pidió cambiar y solicitó que le envíen el Gulfstream G400 que tanto le fascina. Así pasó. Esa nave llegó a Lima y despegó con él a bordo el 30 de noviembre, pero no para llevarlo al sorteo del mundial, si no para intentar obtener un encuentro con Leo Messi en Miami, todo en medio del escándalo sobre sus verdaderos bienes declarados y la bronca de los hinchas por haber decretado que Rosario Central como campeón de la tabla anual de Primera división solo por decisión de él y su entorno en la AFA.
Sin la foto con Messi
El mismo 30 de noviembre el Gulfstream G400 de Tapia aterrizó en el aeropuerto de Fort Lauderdale, en La Florida, cercano al club y la vivienda de Messi. “El Chiqui” intentó ver al astro del fútbol para obtener una foto de apoyo de él en medio de una crisis de magnitudes y consecuencias imposibles de mensurar. No tuvo éxito, o al menos la imagen no se difundió.
El 4 de diciembre Tapia viajó en su jet rentado a Washington. un día después fue uno de los protagonistas del sorteo del próximo mundial.
Antes de regresar a Buenos Aires, y sin hacer declaraciones a los medios sobre sus pesares políticos y judiciales, Tapia volvió a Miami con la intención de ver a Messi. El Gulfstream aterrizó de nuevo en Fort Lauderdale el sábado 6 de diciembre. Messi saldría campeón con su equipo, el Inter Miami, ese mismo día. “El Chiqui” no habría obtenido el encuentro esperado con él. O tampoco se conoció foto juntos.
Este domingo el presidente de la AFA volvió a subirse al jet y retornó a Buenos Aires con escala en Guayaquil, Ecuador.
¿Quién paga los viajes de Chiqui?
¿Quién paga esos viajes de absoluto lujo para un dirigente de un fútbol con clubes quebrados, con la empresa dueña del Gulfstream bajo total sospecha; igual que la financiera de su amigo Vallejo, sospechada de hacer negociados de lavado de dinero? Salvo que sea la quebrada AFA la que abone las rentas del avión. Extraño.
Desde el Gobierno, pero sobre todo por impulso de legisladores de la Coalición Cívica se radicó una denuncia para que se investigue el verdadero patrimonio de Tapia.
El titular de la AFA, como ya se mencionó, es funcionario público debido a que preside el CEAMSE. Según su última declaración de bienes, gana alrededor de ocho millones de pesos por esa labor, crucial para cuidar el medio ambiente en el área metropolitana, y que él logra sincronizar con sus otras obligaciones deportivas. Como representante de la Conmebol ante la FIFA, afirmó en el documento público sobre su patrimonio que recibe 60 millones de pesos mensuales. Posee varias viviendas. Las pagó por cifras varias veces mayores a las declaradas.
Pero volviendo a sus salarios, al cambio promedio de la semana, “El Chiqui” cobra algo así como 45 mil dólares en todo el año. En solo un par de días gastó 500 mil dólares para ir y volver desde los Estados Unidos en el Gulfstream G400 que le alquiló a Baires Fly. Si esa travesía la hubiera pagado él, siempre de acuerdo a sus bienes declarados, habría gastado casi un año entero de sueldos.
Tapia es bien considerado respecto a su apego a las normas y los controles que se ejercen en el mundo del fútbol. De otro modo no se podría explicar el último cargo que logró obtener en Zurich, sede de la FIFA. Lo designaron Presidente de la Comisión de Reglas del Fútbol. El hombre encargado de hacer aplicar las leyes. Limitadas a ese deporte. Y nada más.
