Sociedad

Claudia Piñeiro y Lucrecia Martel atacadas por su postura a favor del aborto

La directora de fama internacional y la escritora que abrió con su discurso la Feria del Libro fueron amenazadas y sufrieron persecución. Entre los calificativos usados en su contra están los términos genocida, nazi, asesina.

Sábado 21 de Julio de 2018

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18:37 | Sábado 21 de Julio de 2018 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Probablemente hayan sido cientos los casos de las adolescentes y de las mujeres anónimas que llevaban en un lugar visible sus pañuelos verdes y recibieron advertencias, acosos y hasta golpes en el transporte público y en la calle. No se conocen todos. Pero los insultos y amenazas que padecieron la cineasta Lucrecia Martel y la autora Claudia Piñeiro tuvieron una alta difusión y son el reflejo de la virulencia de la confrontación ante la proximidad del tratamiento de la Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo en el Senado el próximo 8 de agosto.

Las dos hablaron con TN.com.ar para hacer un poco de historia sobre sus ideas acerca de la libertad de la mujer y la reacción de la sociedad.

Martel, directora la La Ciénaga y La Niña Santa, escribió varias cartas abiertas. Una de ellas se dirigía al gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey; otra, a la vicepresidenta Gabriela Michetti. "Vemos crecer la intolerancia y nos preocupa. Nos hemos cansado de ser insultados. Queremos hablar. Todos en este grupo estamos dispuestos a defender los derechos de cualquiera, a vivir acorde con sus creencias", advertía uno de los textos.

"Hay mucha gente que habla. Lo que pasa es que no se les da visibilidad, y a mí me la dan, tal vez por mi trabajo. Me di cuenta, entonces, de que con la carta podía hacer cosas que contribuyeran a la lucha de las chicas, con la que coincido totalmente. Siempre con mi trabajo estuve en contra del poder homogéneo con que se quiere vulnerar a esta provincia", resume la cineasta.

Martel señala la vulnerabilidad y el peligro de muerte que corren mujeres, travestis, trans y lesbianas en Salta. Las cifras de femicidios son alarmantes. "Para defender la forzada homogeneidad, la supuesta salteñidad, se han inventado todo tipo de falacias. Falacias para ocultar un pensamiento dogmático, de valores absolutos. Ocultar la diversidad de lo real requiere de un enorme esfuerzo, muchas veces violento", advierte.

A la directora de La mujer sin cabeza le preocupa el estereotipo difundido sobre la provincia. "Ustedes habrán escuchado que los diputados y senadores que hablan siempre empiezan diciendo 'Salta gaucha', 'Salta, cuna de la tradición'. Lo único que les falta decir es que es heterosexual y católica", se estremece.

Para Martel, lo del profundo catolicismo salteño es, en cierta forma, una fantasía y para demostrarlo se vale de una cifra. "Hubo que llegar a la Corte Suprema para eliminar la religión de la currícula de la educación pública en la provincia, pero cuando les ofrecieron a los padres que sus hijos siguieran voluntariamente tomando clases con maestras de catecismo, ¡solo se inscribió el 8 %"!", exclama.

"En el debate en torno a la legalización del aborto, se enfrentan una matriz filosófica de origen católico con un pensamiento laico que tiene muchas expresiones", continúa Martel. Pero lo que más la sorprende entre los argumentos supuestamente provida es la acusación de que quienes apoyan la sanción de la ley de interrupción sostienen "ideas foráneas".

"La identidad es un elemento que esgrimen, pero ignoran a la comunidad pilagá , a los diaguitas. En Jujuy es diferente, porque es mucho más fuerte la cultura indígena. Acá hay una pequeña parte de la sociedad que quiere imponernos su matriz blanca y católica. Como si fuéramos todos gauchos rubios", se sorprende.

Con respecto a las agresiones que sufrió, la directora dice que entre los calificativos usados por la retórica en su contra están los términos genocida, nazi, asesina. "Estamos acostumbradas a escucharlos como quien escucha correr agua bajo un puente, pero esas palabras calan en algunos y entonces creen que están enrolados en una guerra santa", advierte.

"Hay mucha ignorancia. Quienes hablan en el Congreso no han leído ni siquiera el proyecto: hablan de abortos permitidos hasta los nueve meses, dicen que habrá tráfico de órganos. Y para colmo traen a referentes como la brasileña Sara Winter, que apoya al candidato presidencial Jair Bolsonaro, un ultraderechista homófobo y racista. ¡Me pregunto si los padres del colegio San Pablo saben a quién están escuchando sus hijos!", se escandaliza.

Claudia Piñeiro es una de las escritoras argentinas más leídas. Entre la larga lista de sus libros de ficción, hay varios que se convirtieron en películas: el más conocido es Las viudas de los jueves. Pero Betibú, Tuya, Una suerte pequeña son otros de sus títulos.

En el discurso de apertura de la Feria del Libro, donde presentó al intelectual como un trabajador de la palabra, incluyó un alegato a favor de la aprobación de la ley. "Creí que tenía que hablar de algo que estaba atravesando una discusión pública, que esa es nuestra función", explica.

En sus textos, la cuestión hasta hace poco semioculta socialmente del aborto está presente explícitamente. En Elena sabe, una novela del 2007, una anciana con Alzheimer investiga el suicidio de su hija. "Aparece una escena terrible: una mujer que no quiere ser madre va a entrar a una clínica para hacerse un aborto y es secuestrada por otra que se lo quiere impedir", detalla Claudia. Elena sabe abordar la cuestión de las mujeres que no desean ser madres y lo son a pesar suyo.

"Pienso en el tema del aborto desde que soy mujer. Está presente en la literatura desde hace mucho, por ejemplo en Enero, de Sara Gallardo o en Santa Evita de Tomás Eloy Martínez. A los 57 años, conozco también, obviamente, muchas mujeres que pasaron por esa situación", sostiene Piñeiro.

Entre los argumentos en contra del aborto se utiliza el del trauma que provoca en la mujer. "¿Hay un trauma? Si quería ser madre y lo hace poco convencida, a lo mejor. Pero a mis amigas, el trauma les empezó cuando vieron las dos rayitas en el test, y se les terminó cuando se pudieron hacer el aborto", asegura.

"En todo caso, lo traumático es hacerse un aborto en un contexto declandestinidad e ilegalidad. Entrar a un lugar y no saber si salís. ¿Cómo no va a ser traumático?", se pregunta.

Piñeiro es especialmente dura para descalificar el argumento de que la legalización es una reivindicación de la mujer de clase media. Afirma que le duele especialmente cuando lo escucha en boca de sacerdotes que conocen la realidad de las villas. "Ahí las chicas quieren sen madres porque es el único proyecto al que pueden acceder, tener un hijo. Si se les presentaran otras oportunidades, si se les ofrecieran posibilidades, vamos a ver qué pasa. Eso de 'en la villa nadie quiere abortar' es un argumento manipulador", acusa.

La escritora no está interesada en victimizarse, pero responde cuando se le pregunta cómo se enteró de que había una campaña destinada a impedirle presentar la nueva novela del escritor cubano Leonardo Padura en la Fundación Osde. "Me llamaron de la fundación para decirme que varios cientos de personas participaban de una campaña en las redes donde decían que se oponían a que yo presentara el libro. Y que habían llamado por teléfono para preguntar si OSDE iba a cubrir abortos y si les iban a aumentar la cuota a los asociados por eso", refiere.

Los escandalizados afiliados a la prepaga amenazaban con presentarse el día del evento con pañuelos celestes. "Yo creo que Padura tiene derecho a presentar su libro con tranquilidad. De todos modos, la editorial y mucha gente se solidarizó conmigo y eso me emocionó. Si te sentís respaldado, podés seguir en la lucha", admite, reconfortada.

"El día de la presentación ya habrá terminado todo. Lo que hacen, lo hacen no solo para coartar mi libertad de expresión sino también mi derecho al trabajo. Es un recurso del fascismo. De todos modos, lo del 23 de agosto con Padura no corre riesgo", prosigue.

Cuando el escritor recibió en Cuba consultas sobre el tema, se mostró sorprendido. Desde un país que hace décadas practica el aborto legal preguntó, algo incrédulo : "¿Con todos los problemas que tienen ustedes se preocupan por el tema del aborto?". Piñeiro explica que para el autor es algo natural y confirma que ella se sentará a la mesa para presentar la obra de su colega. Quién sabe , tal vez lo haga con un pañuelo verde victorioso, porque el 8 de agosto terminará el suspenso y se sabrá si el aborto ya está legalizado.

Fuente: TN

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