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Pablo Migliore contó cómo fueron sus 50 días en la cárcel: el sicario colombiano que le pedía "un nombre" y la "lavandina-whisky"

El arquero estuvo en el programa de Andy Kusnetzoff y reveló detalles de sus días tras las rejas.

Domingo 23 de Septiembre de 2018

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11:09 | Domingo 23 de Septiembre de 2018 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

"Estuve 50 días preso", dijo Pablo Migliore. Su frase golpeó duro en algunos de los integrantes de la mesa de Podemos Hablar, el programa de Andy Kusnetzoff en donde actores, actrices, deportistas, artistas y mediáticos van a contar sus experiencias de vida.

 

El exarquero de Huracán, San Lorenzo y Racing compartió sus vivencias en la cárcel, donde llegó después de haber sido involucrado en una causa por el asesinanto de un hincha de Boca. Según contó, él le había prestado un teléfono a una persona involucrada en el crimen y eso lo hacía partícipe necesario del delito. Finalmente, en mayo de 2013 fue liberado tras el pago de una fianza de 500 mil pesos.

 

Migliore empezó a contar su historia desde el día que lo detuvieron. Fue el 1 de abril de 2013, en un partido entre San Lorenzo y Newell's. "Antes de entrar al vestuario, yo veía policías de más, pero estaba tranquilo. De repente me apretaron entre un montón y me pusieron contra una pared. Todo una confusión, mis compañeros no sabían nada", indicó. "Tuvo que venir el juez de la causa, hicieron todo un circo mediático", señaló.

 

Por otro lado, relató su experiencia en el penal de Ezeiza, en donde compartió los días con algunos de los presos por Cromañon y hasta con un sicario colombiano. "El tipo todos los días me ofrecía sus servicios. Me decía 'dame un nombre y nada más... quedate tranquilo que aparece mañana, o no aparece'", afirmó. "Era como en las películas".

 

Migliore también contó que en la cárcel lo trataron muy bien. Señaló que lo recibieron presidiarios vestidos con ropa de Huracán y que le dieron "tarjetas de teléfono y una lavandina que adentro tenía whisky", reveló entre risas.

 

Por último, contó que nunca perdió la esperanza de volver a estar en libertad y hasta negociaba con equipos del exterior que lo querían: "Justo tenía un representante que me quería llevar a Croacia, y me llamaban de Croacia al penal, yo atendía y decía que estaba entrenando".

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