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Para Daniel Angelici, los malos tiempos llegan en el peor momento

La derrota en la Copa le quita poder para impulsar a su sucesor y buscar un técnico. Y hasta puede afectar al gobierno de Macri.

Lunes 10 de Diciembre de 2018

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13:04 | Lunes 10 de Diciembre de 2018 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

La derrota en el Bernabéu es un golpe durísimo para Daniel Angelici, en tanto cabeza de un club como Boca que no suele tolerar fracasos de esta naturaleza. El presidente no formó el equipo de la final, no hizo los cambios, no estuvo bajo los palos ni fue delantero, pero su jefatura lo deja expuesto. Gajes del oficio.

Varias veces confirmado su retiro de la vida política de Boca, la aspiración era disfrutar el año de gracia hasta las elecciones de diciembre de 2019 y ungir a su sucesor. No lo tendrá fácil porque le costarán las costillas. Asumió en 2001 sucediendo a Mauricio Macri, fue reelecto con el 44% de los votos en la presencia más amplia de socios ante las urnas. En su mandato, Boca ganó tres títulos locales, 2 Copas Argentina y llegó a dos finales de Libertadores. No es poco, pero es nada cuando por estas horas le recuerdan otros números: cuando llegó, Boca fue campeón invicto y River estaba en la B Nacional. 

Más por voluntad propia que por una decisión de los dirigentes, Guillermo finalizará su vínculo a fin de mes. Palermo y Cagna, inactivos, están esperando el llamado. Seguramente habrá otros entrenadores con la esperanza de que suene el celular. ¿Puede Angelici decidir quien será el próximo técnico sin consultar a nadie? Aún si así fuera, no podría ofrecerles más de un año de contrato, si es que no quiere comprometer a la próxima administración.

En esa misma cuerda hay que ubicar la situación del plantel. En las buenas gestiones se consensúan entre cuerpo técnico y dirigencia las altas y bajas. El presente de Boca es un tembladeral. ¿Cómo resolver esa cuestión? Si aparecen ofertas tentadoras, que las habrá, no podrá haber negativa a vender futbolistas que, además, son los que terminan imponiendo su voluntad. 

El asunto es a quien traer. Para qué. Y cómo. Y en medio de un torneo local que todavía no llegó a la mitad de su desarrollo y en el que Racing no está tan lejos. ¿Bajo qué condiciones Boca cree que puede pelear el título?

Si una derrota de la naturaleza que acaba de sufrir Boca en Madrid condena, el papel de Angelici en todo el proceso anterior esmeriló gravemente su imagen. En el Monumental, tras los cascotazos, salió a decir que el partido debía jugarse. Y tuvo que recular cuando los futbolistas se le plantaron.

Atento a la bronca de los hinchas y socios, fue a la Conmebol a reclamar los puntos, sabiendo que era casi imposible ganar la Copa en el escritorio por más argumento de gas pimienta que llevara a Asunción. Y debió aceptar la mudanza a Madrid. Y hasta fue al TAS. La derrota de Angelici en ese plano es por goleada.

La debacle del presidente hasta puede tener alguna incidencia en las elecciones nacionales del año próximo, casi coincidentes con las del club. Guste o no, el macrismo administró a Boca en estos últimos años. Angelici, Darío Richarte, Cristian Girbaudo, Gustavo Arribas, son referencias ineludibles de las dos gestiones. Angelici termina mal. ¿Hasta dónde alcanza la responsabilidad de Macri por este fin de ciclo en Boca? Importa poco. Lo que importa es hasta dónde le pasarán la factura.

Angelici impulsa (aunque el tiempo verbal ahora está en duda) a Girbaudo para sentarse en su sillón de la calle Brandsen. Sin que nadie lo diga oficialmente, Macri preferiría a Andrés Ibarra. Si es así, ¿sacrificaría un hombre de su gobierno para "reducirlo" a ser presidente de Boca? Como fuere, la voz de Angelici ya no ronca tan fuerte. 

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