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En Brasil, las parejas del mismo sexo salen a casarse antes de que asuma Jair Bolsonaro

Temen que el futuro presidente, un ultraderechista con fuertes vínculos con la iglesia evangélica y la católica, elimine ese derecho.

Jueves 13 de Diciembre de 2018

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22:42 | Jueves 13 de Diciembre de 2018 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

La noche de las elecciones en Brasil, Bianca Gama lloró cuando se tornó evidente que el próximo presidente de Brasil sería Jair Bolsonaro, un político de extrema derecha cuya carrera ha sido marcada por la homofobia.

Cuando los resultados oficiales fueron anunciados, la novia de Gama, Priscilla Cicconi se volvió hacia ella y le dijo: “Tenías razón. Es mejor que nos casemos… antes de que él asuma su mandato. Hagámoslo”.

Gama y Cicconi no fueron los únicos en tomar esa decisión: ante un presidente electo homofóbico, con estrechas alianzas con las iglesias evangélica y católica, personas LGTB en Brasil se apresuran a hacer uso de los derechos conseguidos tras una larga lucha, tales como la igualdad matrimonial y la posibilidad de cambiar de nombre y género.

Una asociación de notarios dijo que hasta ahora se registra para este año un 25% de incremento en matrimonios del mismo sexo en Brasil, y un 42% en san Pablo, la ciudad más grande del país, si se comparan los números con los del año pasado.

La prisa por casarse antes de que Bolsonaro asuma el 1 de enero se ha vuelto un acto de resistencia contra el presidente electo, que se ha descrito a sí mismo como un “homofóbico orgulloso”.

El vicepresidente de Bolsonaro, el general Hamilton Mourão, ha dicho que aunque cree que el matrimonio sólo es posible entre hombre y mujer, el gobierno entrante no pretende cambiar el status quo de los matrimonios del mismo sexo.

De todos modos, María Berenice Dias, la directora de diversidad sexual en el Colegio de Abogados de Brasil, ha recomendado que las parejas que quieren formalizar su unión lo hagan antes de que termine el año “como precaución”.

El domingo, después de siete años de estar juntos, Cicconi, de 28 años, y Gama, de 25, hicieron caso a esa recomendación.

En un austero centro comunitario cerca de su casa en la periferia pobre de San Pablo, Cicconi (con pantalones caqui, tiradores y moño) y Gama (con un brillante vestido blanco), caminaron por un pasillo rodeadas de 40 amigos y familiares llorosos.

Entre los invitados que aplaudían a la pareja había 17 extraños que se ofrecieron para ayudar con la preparación de la fiesta, organizando todo, desde el almuerzo con entrada, plato principal y postre, hasta la fotografía de la boda y la música para el baile.

Los voluntarios forman parte de un movimiento para ayudar a las cientos de parejas del mismo sexo que tienen pocos recursos económicos, para que puedan casarse antes de que termine el año. “Son nuestros ángeles”, dijo Cicconi.

Muchas parejas se unen a la cadena de favores, ofreciéndose como voluntarios para la ceremonia de otras parejas: los fotógrafos de la boda, Fernanda Pinacio y Vanessa Cafasso, también habían decidido casarse antes de la asunción de Bolsonaro, y ofrecieron sus servicios a Cicconi y Gama renunciando a sus honorarios.

“Es un momento tan duro para el colectivo LGTB en Brasil, pero nos ayudamos entre nosotros… y vamos a sobrevivir”, dijo Cafasso.

La comida de celebración fue preparada por la chef Cris Mota, que se ofreció como voluntaria después de que ella y su pareja se casaran en octubre. “Es una sensación extraordinaria compartir un poco de nuestra felicidad al reclamar nuestro derecho a casarnos”, dijo, mientras preparaba un ragú de cerdo.

Bodas colectivas

Algunas parejas y organizaciones están planificando bodas colectivas. Un refugio LGTB en San Pablo ha recolectado dinero suficiente para pagar los costos legales y hacer una fiesta para 100 parejas del mismo sexo a fin de mes.

El mismo refugio también ha recolectado fondos para pagar los costos notariales de 150 personas trans que se apresuran a cambiar de nombre y género antes de que Bolsonaro comience su mandato.

Pedro Pires, un varón transgénero, dijo que se había resignado a no cambiar de nombre por el costo que implicaba, pero la elección de Bolsonaro le generó una sensación de urgencia. “Estos derechos son frágiles”, dijo Pires. “Una vez que asuma, tenemos miedo de perder estos derechos en cualquier momento”.

Retórica homofóbica

A lo largo de su carrera política de 30 años, Bolsonaro no ha guardado en secreto su homofobia.

En una entrevista de 2011 dijo que preferiría que su hijo muriera antes de que fuera homosexual, y en 2017 lo multaron por “daños morales colectivos” a causa de una entrevista televisiva en la que dijo que nunca tendría un hijo gay, porque sus hijos “han tenido una buena educación”, y que “no promovió malos hábitos”.

Días antes de las elecciones, Bolsonaro firmó un compromiso con la Iglesia Católica, que declaraba que defendería y promovería “el verdadero sentido del matrimonio, como la unión entre el hombre y la mujer”.

Sería muy difícil introducir directamente una prohibición a los matrimonios del mismo sexo, dijo Renan Quinalha, profesor de derecho en la Universidad Federal de San Pablo. La Corte Suprema de Brasil falló de manera unánime para reconocer los matrimonios del mismo sexo en 2011, y cualquier intento de revertir esto sería apelado por la Corte Inter-Americana de Derechos Humanos.

Mientras tanto, Bolsonaro y sus aliados no tendrían el apoyo suficiente en el Congreso para aprobar una ley que prohibiera los matrimonios del mismo sexo, dijo Quinalha. “Pero no está escrito en piedra”, dijo.

El mundialmente famoso programa de Brasil de lucha contra el sida y las campañas en contra de la discriminación enfrentan riesgos mayores en el gobierno de un presidente que ha menospreciado dichos esfuerzos, dijo Quinalha.

En el pasado, Bolsonaro ha dicho que el Estado debería concentrarse en pacientes que sufren “enfermedades desafortunadas… no las deplorables causadas por el consumo de drogas, o el soda que contraen los que viven de manera promiscua”.

Muchas personas LGTB temen que el efecto inmediato más importante de Bolsonaro sea empoderar la retórica homofóbica y la violencia callejera. El presidente electo ha prometido gobernar para todos, pero los activistas ya han informado que ha habido un pico de reportes de violencia física y verbal hacia personas LGTB.

“Muchas personas eran homofóbicas y se lo guardaban, pero con Bolsonaro como presidente ahora salen a la luz y se sienten más fuertes,” dijo Cicconi.

Gama añadió: “Sólo es un hombre, pero le está dando mucho poder a aquellos que desean privarnos de nuestros derechos”.

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