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Huracán y Vélez no se sacaron ventaja y siguen en zona de copas

En Parque de los Patricios, igualaron 1 a 1 con goles de Cufré y Gamba -de penal-. La visita terminó con diez por la expulsión de Robertone.

Sábado 09 de Febrero de 2019

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00:05 | Sábado 09 de Febrero de 2019 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Fue empate, al cabo. Y tuvo ese desenlace de protestas compartidas. Antes sucedió un partido de intensidades, de variantes, de encantos, de tropiezos. Empataron 1-1. Pero la sensación más allá del resultado fue otra: Huracán y Vélez, con sus particularidades en términos del juego, son dos equipos competitivos.

Era un desafío desde lo táctico. El Vélez de Heinze, el equipo con mayor posesión en la Superliga, visitaba a un Huracán que cambió de paradigma: de la bravura ordenada de los días de Alfaro a las osadías de Mohamed. En ese contexto se ofreció el primer tiempo. Quiso más el local en el comienzo, con presión cerca del área ajena. Intentó con recursos diversos (desde el pelotazo a Lucas Barrios hasta alguna aparición de los laterales y el juego por abajo, sin grandes expectativas de tiki tiki), pero no pudo trasladar al resultado esa sensación de supremacía. Le faltó contundencia ante Lucas Hoyos. Esa virtud que tanto resuelve.

Vélez, habituado a jugar en terreno rival, se vio presionado en su espacio. No se inhibió. Al contrario, esperó su momento sin traumas. Y cuando resplandeció ese crack en marcha que se llama Matías Vargas golpeó fuerte. Las dificultades las deshizo ese jugador con futuro de Europa. Apareció por la izquierda, gambeteó a su curioso modo y manera, desequilibró, tiró un centro atrás y le permitió convertir a Brian Cufré. Los pibes de Vélez: el tal Matías tiene 21 años, aunque parezca -por actitud, por personalidad- un tipo de una carrera entera; Brian tiene 22 y es un soldado de un equipo de soldados.

El gol no se trató de una consecuencia de méritos. Sino de precisión. Huracán tuvo más chances, pero se mostró incapaz en esos metros finales. Corresponde aclarar: Andrés Roa, lesionado, es una ausencia que late, insoslayable al momento de las explicaciones.

 

Pero había más en el territorio de las áreas y de las precisiones. Vélez pecó en la propia (con la torpeza de la infracción a Garro) y Gamba acertó en el penal. Parecía una continuidad del primer tiempo. Una reedición del inicio. Un capítulo más del duelo táctico en un partido en el cual durante varios tramos mereció aplausos.

El 1-1 restó brillos y puso la lucha en el campo. Como dice Mohamed no se trata de un clásico. Pero ese final de meter y meter mucho tuvo de tal. Quizá por eso, le faltaron situaciones de gol y le sobraron de pelea. A una década de aquel 2009 de definición polémica y/o bochornosa, se siguen mirando con recelo. La última escena de tumultos puede dar fe.

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