Lizy Tagliani: “A los siete años conocí por primera vez una ducha”

11:22 | Jueves 10 de Octubre de 2019 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Las horas de Lizy Tagliani fueron un torbellino de emociones. Presentó a su novio Leo Alturria en el programa de Susana Giménez, dos días después decidió terminar la relación por las críticas que leyó en las redes sociales, pero 12 horas más tarde se había reconciliado y se mostraron juntos en un evento público.

Al día siguiente, se sentaron en El precio justo, el ciclo que ella conduce por la pantalla de Telefe, y hablaron de su romántica historia de amor. “He leído tantas cosas... no de mí porque estoy acostumbrada y recibo mucho cariño. Pero recibí críticas y me sentí boicoteada, se me vino su familia, sus amigos (de Leo) y se me vino a la mente: ‘Le estoy cagando la vida’", explicó sobre lo que sintió cuando decidió ponerle una pausa a su relación. Aunque finalmente eligió apostar por la relación.

Más tarde, fue invitada a Incorrectas y se emocionó al recordar su infancia en una entrevista íntima con Moria Casán. "Mi mamá era mucama y yo la acompañaba a los siete años a la casa de doña Polo -la empleadora- y ahí conocí la ducha por primera vez”, contó la humorista y recordó que hasta entonces su madre “calentaba agua en unos tachos metálicos de aceite”: “Con eso me bañaba”.

Y destacó con alegría que para en ese entonces, para ella “la ducha era Disney”. “Me acuerdo que el baño tenía una ventanas con vidrios repartidos con cortinitas en cada cuadrado de la puerta, piso de madera... ¡Para mí era un palacio!”, resaltó.

“No sé si lo que estoy contando es tan verdad porque es algo que yo creé en mi casa”, aclaró en otro tramo de la entrevista. "Doña Polo me decía que me quede, pero yo no quería. Yo me quería ir siempre con mi mamá a mi casa, que no teníamos nada. Teníamos que caminar seis cuadras de barro, con mis perros el Terry y la Piba y ahí jugábamos”, continuó la conductora.

Por último, reveló que es fanática de los autos de colección -"tengo 400″- y que en uno de los trayectos que recorrió con su madre encontró tirada la luz de un auto y la usó para armar su propio vehículo de juguete.

“Tenía un mundo sola y nunca lo sufrí. Me lo armé”, concluyó Lizy Tagliani.