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Quién es Elizabeth Gómez Alcorta, la primera ministra de la “Mujer, géneros y diversidad”

Es la primera egresada universitaria de su familia. Quienes la conocen dicen que es muy puntillosa con su trabajo. Defiende la educación pública y además de penalista es docente, investigadora y activista de la causa indígena.

Viernes 06 de Diciembre de 2019

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22:29 | Viernes 06 de Diciembre de 2019 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Elizabeth Gómez Alcorta, la mujer que estará al frente del Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad es una abogada especializada en Derechos Humanos que representó a diferentes víctimas del Terrorismo de Estado en juicios por causas de lesa humanidad. Es, además, la abogada de la líder mapuche Moira Millán y de Milagro Sala. “Está condenada por ser mujer”, aseguró la futura ministra sobre la líder de la Tupac Amaru.

Se graduó en la Universidad de Buenos Aires con diploma de honor y un promedio de 8.51. Es la primera universitaria de su familia. Además es madre de un niño de nueve años que nació un 24 de marzo. Para esa fecha suele participar de la tradicional marcha que se realiza por el aniversario del golpe y a su vez celebra la llegada de su hijo: “El 24 es la vida misma desde mis entrañas”, dice.

Quienes han compartido espacios de trabajo con ella aseguran que es "muy humana, contenedora y responsable”. Despierta admiración por su labor y compromiso con diferentes causas sociales y ha trabajado en más de un caso por pura convicción. En su vida profesional tiene un estilo minucioso: “Es muy puntillosa y ha mostrado en varios alegatos argumentos indiscutibles”, cuentan quienes la han visto en acción.

En las redes sociales se presenta como “Abogada DDHH. Docente UBA. Feminista”. Tiene una maestría en Ciencias Políticas y Sociología y egresó del Posgrado de la Facultad de Psicología de la UBA. Su currículum tiene 11 páginas. Además de su labor como abogada, “Eli” como la llaman sus más allegados, es investigadora y docente: ha dado clases en varias universidades de Argentina y del extranjero.

La nombrada ministra tiene 47 años y es una mujer con muchas facetas: militante, activista, académica. Participó en varios Encuentros Nacionales de Mujeres, defiende con pasión las causas que cree justas y parece tener tiempo para todo. “Yo siempre me pregunto cómo le alcanza el día”, dice alguien que ha compartido espacios de trabajo con ella.

Sus compañeros de militancia la describen como una persona muy “obsesiva, dedicada y estudiosa” que “no improvisa” y dicen que su buen humor es “inquebrantable”, lo que puede deberse -piensan- a su trabajo en “lesa”, en relación a los casos de lesa humanidad que ha llevado adelante. Ese buen humor, dicen, se mantuvo incluso cuando recibió muchas críticas por representar a Milagro Sala. "Es muy segura de sí misma y las críticas no la afectaron”, cuentan en su entorno.

En una entrevista con la “Colectiva Humanas”, un grupo de estudio y difusión del feminismo surgido en Buenos Aires, Gómez Alcorta dijo que si tuviese que elegir un solo tema con el que le gustaría trabajar de acá a 25 años “sería el tema Indígena”. Su nombramiento no cayó del todo bien en ciertos círculos, ya que consideran que Elizabeth no proviene del núcleo duro del feminismo: su trayectoria profesional y militante se vincula a los Derechos Humanos pero no a los temas de género.

“Sabemos que hay un feminismo que puede objetarla pero nosotras venimos de un feminismo de la interseccionalidad”, explicaron sus compañeras en referencia al término que propone que las cuestiones de género están atravesadas por ejes que interactúan entre sí, como la etnia, la raza, la clase, la religión o la nacionalidad. “Reivindicamos la perspectiva de género en el ejercicio profesional y queremos médicas feministas, ingenieras feministas. Eli es una abogada feminista”, dicen.

El anuncio de que Gómez Alcorta ocupará el principal cargo en el Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad se realiza luego de que estuvieran en danza varios nombres: primero se mencionó a Dora Barrancos como número puesto para esa posición, se habló luego de Victoria Donda y también de Malena Galmarini.

Cuentan que Gómez Alcorta está convocando a referentes muy respetadas dentro del feminismo para ser parte de un ministerio que nacerá al calor de los primeros días de la gestión de Alberto Fernández. Uno de los principales ejes de esta cartera será avanzar con la Ley Micaela que promueve la capacitación obligatoria en temas de género por parte de todas las personas que se desempeñan en la función pública. También habrá políticas sobre diversidad, violencia e igualdad con perspectiva de género.

El Instituto Nacional de las Mujeres, que durante el gobierno de Mauricio Macri estuvo al mando de Fabiana Tuñez, es de algún modo un antecedente institucional, aunque con mucha menos jerarquía, de lo que será el Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad. Tuñez fue durante décadas una referente de la sociedad civil por su trabajo en la Ong “La Casa del Encuentro”. Sin embargo, termina su gestión con duras críticas tanto del movimiento feminista como de los familiares de las mujeres asesinadas en femicidios. Fue ella quien llamó a Mauricio Macri “el feminista menos pensado” (Macri luego se manifestó en contra del aborto legal).

Una familia radical y el mandato paterno de ser abogada

Elizabeth Gómez Alcorta conoce mucho de leyes pero no cree que para llegar a una sociedad más igualitaria el camino sea el legal: lo que se necesita es una transformación cultural, aunque “en términos de leyes es necesaria una Ley de Aborto, ese es hoy el tema central”, comentó en una entrevista con una agencia internacional de prensa.

Creció en Boulogne, San Isidro, en un barrio de monoblocks. Tiene dos hermanos y su activismo comenzó en el secundario, cuando participaba de las tomas y asambleas que se realizaban en el Colegio Nacional de San Isidro. Fue candidata a delegada para el Centro de Estudiantes y en quinto año la eligieron presidenta. En su casa se hablaba mucho de política, circulaba mucha gente ligada a ese ámbito: sus padres eran militantes radicales.

La educación pública es otro de los temas que le apasionan. De hecho toda su formación ha sido en instituciones públicas. Su mamá fue consejera escolar durante ocho años y en su casa era muy común que se conversara sobre la Ley 1.420, que estableció en 1884 la educación común, gratuita y obligatoria.

Iba a estudiar Ciencias Políticas, tal como le indicaban todos los tests de orientación vocacional en los que participó, pero al momento de inscribirse en la UBA optó por la carrera de Derecho. En ese instante pesó bastante el mandato paterno: su padre es un abogado frustrado. De todos modos Elizabeth no reniega porque logró hacer suya la profesión y terminó por enamorarse de la carrera.

En su recorrido profesional fue sububcoordinadora del Programa Verdad y Justicia, creado en 2007, que brindó apoyo para la investigación de los delitos de lesa humanidad. Preside el Movimiento de Profesionales para los Pueblos, una asociación integrada por profesionales de distintas disciplinas que han acompañado a poblaciones con dificultades en el acceso a servicios básicos como salud, educación y vivienda. Además es miembro fundadora de la Asociación Argentina de Abogados de Derecho Indígena (AADI) y en 2019 ingresó a la Comisión Directiva del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales).

Es habitual verla en manifestaciones callejeras: acompañó las luchas de trabajadores públicos despedidos al inicio del gobierno de Mauricio Macri y participa de las movilizaciones que se realizan en Buenos Aires por el “Día internacional de la mujer” o durante los 3 de junio, en las marchas contra los femicidios llamadas “#NiUnaMenos”. También participó en varias ediciones del Encuentro Nacional de Mujeres.

Fuente: infobae

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