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Francia: La candidatura a alcalde del primer ministro expone la acumulación de mandatos

La polémica acumulación de cargos fue durante mucho tiempo una particularidad de la política francesa, que se ha visto limitada desde 2014 con una ley que prohíbe esta práctica a los parlamentarios y a los eurodiputados.

Lunes 24 de Febrero de 2020

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11:15 | Lunes 24 de Febrero de 2020 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

El primer ministro francés, Édouard Philippe, anunció a finales de enero su candidatura a intendente de la ciudad costera de Le Havre en las elecciones municipales de marzo, una práctica polémica pero común en Francia, donde la acumulación de mandatos forma parte de la tradición política gala.

"Mi decisión está tomada. La pensé mucho, como cualquier decisión importante. Decidí ser candidato a la municipalidad de Le Havre como jefe de lista", declaró Philippe el pasado 31 de enero al diario París-Normandía.

"En una democracia, la base de la legitimidad son las elecciones", consideró el premier, quien ya fue alcalde de esa urbe portuaria del noroeste de Francia entre 2010 y 2017.

Si bien precisó que no ocuparía el cargo mientras siga al frente del gobierno del presidente Emmanuel Macron, manifestó su "ambición de volver a ser intendente de Le Havre" cuando termine su misión en el Ejecutivo.

Legalmente, nada le impide a Philippe ocupar los dos cargos a la vez.

De hecho, el ex premier francés Alain Juppé (1995-1997) fue también alcalde de Burdeos durante su mandato y ejerció las dos funciones ejecutivas -y percibió ambos sueldos- a la vez.

La acumulación de mandatos fue durante mucho tiempo una particularidad de la política francesa, que se ha visto limitada desde 2014 con una ley que prohíbe esta práctica a los parlamentarios y a los eurodiputados.

Pero para los ministros, salvo en el caso de bancas legislativas, no hay restricciones jurídicas al respecto, aunque sí políticas.

Desde 1997, los diferentes gobiernos -excepto el de Nicolás Sarkozy (2007-2012)- aplicaron una norma tácita que impide a los ministros ocupar otros cargos a nivel local o regional.

Philippe decidió continuar con esta política, pero sólo para puestos ejecutivos, aunque con la opción de ocuparlos al salir del gobierno.

"Desde enero de 2020 cada ministro podrá ser candidato, pero no podrá acumular después su cargo con el de jefe de un Ejecutivo local", explicó el premier, "Deberá entonces decidir si quiere seguir siendo miembro del gobierno".

Sin embargo, en caso de derrota, advirtió que los ministros "deberán asumir las consecuencias".

Por tanto, si un ministro elige ser alcalde, deberá dejar su cartera, tal como decidió el titular de Acción y Cuentas Públicas, Gérald Darmanin, que compite por la intendencia de la norteña Tourcoing.

Si opta por una candidatura testimonial, como la de Philippe, en lugar de renunciar al cargo electo como es costumbre en Argentina, puede decidir ser concejal y dejar que el consejo deliberante elija a otro intendente.

Así, cuando acabe su función en el poder Ejecutivo, el ministro puede recuperar la intendencia, siempre que la mayoría del consejo deliberante lo avale y su reemplazo lo acepte.

En cambio, si se presenta a concejal, podrá ocupar las dos funciones al mismo tiempo.

Una opción contemplada por la secretaria de Estado para la Igualdad, Marlène Schiappa, en el distrito 14 de París, y el secretario de Estado encargado de la Juventud, Gabriel Attal, en el municipio de Vanves, a las afueras de la capital.

Aunque Philippe ya señaló a Jean-Baptiste Gastinne como su delfín para la alcaldía de El Havre, el primer ministro decidió también participar de la carrera electoral y hacer malabares durante siete semanas entre la gestión del gobierno y una intensa campaña para las municipales.

"No es normal que un primer ministro disponga de tiempo para hacer campaña. Su función es a tiempo completo. Y si tiene tiempo, lo lógico sería que lo emplee para hacer cosas de su labor", dijo a Télam el director científico del Observatorio de Ética Pública (OEP), Jean-Francois Kerléo.

El interés de los ministros en aspirar a un mandato local es más político que financiero, ya que en la actualidad la ley impone un techo a la percepción de salarios públicos.

En palabras de Kerléo, el cargo local les permite "cubrirse las espaldas", dado el agitado contexto político que vive Francia con las reformas que intenta imponer el gobierno de Macron.

Philippe, cara visible de la agenda reformista del mandatario, justificó su candidatura al afirmar que los ciudadanos no quieren responsables políticos "desconectados del terreno".

Para el especialista en transparencia del OEP, los comicios municipales son una apuesta electoral interesante del primer ministro, aunque no está exenta de riesgos.

"Es un test electoral peligroso, pero que también puede reforzar su legitimidad, incluso, de cara al presidente", opinó.

Kerléo tampoco descartó que la candidatura de Philippe contemple una futura perspectiva electoral nacional. En Francia el éxito local o regional es un puente para proyectarse hacia el Palacio del Elíseo, sede de la Presidencia.

"Esto demuestra hasta qué punto las municipales se convierten en estrategias de legitimación de la política nacional", argumentó.

Para el partido oficialista La República En Marcha, consideró el académico, esta dinámica es "casi una necesidad" porque la agrupación, que se estrenó y ganó las presidenciales de 2017, no tiene presencia local y debe "conquistar el terreno".

Es un proceso "descendente" -de la esfera nacional a la local-, inverso al de los partidos tradicionales, que explica la postulación de ministros y figuras reconocidas del gobierno para facilitar una victoria en las municipales.

Pese a que las encuestas indican que la acumulación de mandatos está mal percibida por la mayoría los franceses, se continúa alentando esta práctica a través del voto.

"Los franceses adoran tener un intendente que tenga influencia a nivel nacional", reconoció Kerléo, "En general, las grandes figuras del gobierno siempre ganan".

De hecho, los sondeos dan ganador a Philippe en primera vuelta.

Resta ver si las políticas del gobierno, con la controvertida reforma previsional en pleno debate en el Congreso, no terminan jugándole en contra.

 

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