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Médica de Nueva York, por gravedad del coronavirus: “Se nos está viniendo el cielo encima”

“Alarmista no es un calificativo que alguien haya usado antes para describirme”, dijo la doctora Cornelia Griggs.

Sábado 21 de Marzo de 2020

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12:14 | Sábado 21 de Marzo de 2020 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

La pandemia de Coronavirus mundial y su imparable avance en muchos países genera angustia y pánico. Incluso entre los más experimentados profesionales de la salud. Entre estos, está una doctora de la ciudad estadounidense de Nueva York, llamada Cornelia Griggs.

Tuve  conversaciones difíciles y duras esta semana: “Mírame a los ojos”, le dije a mi vecina Karen, que parecía como si su mente estuviera cayendo en una espiral hacia un lugar muy oscuro.

“Te hago esta promesa personal: no dejaré que tus hijos mueran por esta enfermedad”, y me tragué el nudo que tenía en la garganta. La simple imagen de uno de nuestros hijos aferrado a un tubo era discordante. Hace dos semanas, nuestros hijos tuvieron una fiesta, comieron pizza juntos, vieron dibujos animados, corrieron de un lado a otro jugando dentro de nuestros apartamentos. Esto fue antes de que el #socialdistancing (distanciamiento social) fuera tendencia. Estadísticamente, todavía me siento bien con mi promesa a Karen porque los niños no parecen estar muriendo por el Covid-19. Hay otros a quienes no puedo hacerles promesas similares.

Poco después, recibí un mensaje de texto de otra amiga. Ella sufre de asma. “Solo digo esto porque necesito decírselo a alguien”, escribió. Me pidió que si se enfermaba y le daban un mal pronóstico, le reprodujera notas de la voz de Josie, su hija. “Creo que eso me ayudaría a recuperarme”, dijo. Josie es la mejor amiga de mi hijo de 4 años.

Actualmente, en el hospital donde trabajo, uno de los más grandes en la ciudad de Nueva York, los casos de Covid-19 continúan aumentando, y hay un movimiento para redistribuir la mayor cantidad posible de trabajadores de la salud a las salas de emergencias, las nuevas “clínicas para la fiebre” y los servicios de emergencias. Se está convirtiendo en un escenario de manos sanas para todos.

El cielo se nos está viniendo encima. No tengo miedo de decirlo. Dentro de unas semanas me podrán llamar alarmista; y podré vivir con eso. En realidad, me desmayaré de felicidad si se demuestra que estoy equivocada.

Alarmista no es un calificativo que alguien haya usado antes para describirme. Soy cirujano certificada y especialista en cuidados críticos, pasé gran parte de mis prácticas atendiendo traumas en salas de emergencias y haciendo guardias en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales de Harvard.

Ahora estoy en mis últimos cuatro meses de prácticas como cirujano pediátrico en la ciudad de Nueva York. Parte de mi trabajo consiste en despertarme en medio de la noche para correr al hospital de niños para poner a los bebés en una forma de soporte vital llamada ECMO, un servicio que se requiere cuando los pulmones de un niño están fallando, incluso con el máximo soporte de ventilación. Los escenarios que imitan la etapa final de Covid-19 son parte de mi trabajo.

El pánico no está en mi vocabulario; La emoción me ha sido extraída en nueve años de practicas. Pero esto es diferente.

Estamos viviendo una crisis mundial de salud pública que se mueve a una velocidad y escala nunca vistas por generaciones vivientes. Las grietas en nuestros sistemas médicos y financieros se están abriendo como una herida cortante. No importa cómo se desarrolle esto, la vida siempre será diferente para todos nosotros.

En la primera línea, los pacientes están haciendo fila afuera de nuestras salas de emergencias y de las clínicas buscándonos para que les demos respuestas, pero tenemos pocas. Apenas hasta el viernes fue que las pruebas para el coronavirus estuvieron disponibles con facilidad en Nueva York, pero aún son extremadamente limitadas.

 

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