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Nahuel Pennisi: “Cuando empecé a cantar mis viejos se dieron cuenta de que podían morir en paz porque yo iba a vivir de algo”

"La música me ha hecho sacar lo mejor de mí. Siempre puse en el último lugar el hecho de no ver porque me parece un detalle minúsculo", afirma el músico que superó los obstáculos más difíciles, triunfó en lo que ama y hoy disfruta de la paternidad.

Domingo 12 de Julio de 2020

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10:51 | Domingo 12 de Julio de 2020 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Desde Tucumán, con la salida de su nuevo corte, “Vuelve”, Nahuel Pennisi le hace frente al confinamiento junto a su mujer, Mayra Deleo, y su hijo de 10 meses y medio, Mateo. “La cuarentena nos puso en un lugar incómodo de buscar otra manera para hacer nuestro trabajo”, dice el cantante sobre la realidad que deben enfrentar los músicos.

Sin olvidar su origen humilde, pero con una carrera cada vez más sólida, con la consagración en el festival Viña del Mar 2020, Pennisi asegura que siempre coloco en último lugar el hecho de ser ciego. “Me parece un detalle minúsculo. Y está buenísimo que hoy en día identifiquen mi nombre con el músico más que con que el hecho de no ver”, reflexiona.

—Mateo está cerca de su primer año de vida. ¿Cómo te descubriste como padre?

—Con un montón de ganas de aprender. Y con mucha sensibilidad, con honestidad, como lo soy en cualquier cosa de la vida. Ser padre es algo único, un hijo es un pedacito de uno, lo tomo como algo muy emocionante. Necesita que le demos el ciento por ciento de nuestra energía, de nuestra vida, pero al mismo tiempo nos enseña incluso más de lo que nosotros podemos enseñarle a él. Mateo ya está caminando, hablando un montón, descubriendo el mundo de una forma impresionante. Es un divino total, nos hace muy felices.

—Y al artista, ¿le hizo bien ser papá?

—Muy bien, porque me hizo madurar en un montón de cosas. Es un incentivo muy grande ser padre en este momento en el que estamos armando un disco nuevo y tenemos diferentes proyectos. De hecho, esta cuarentena también nos hace reflexionar: tuvimos que arreglarnos de otra manera para poder hacer nuestro trabajo. Mateo es una bendición. Voy a aprender muchísimo, más que nada desde lo emocional.

—El aislamiento social, preventivo y obligatorio también puso a prueba a los artistas en su capacidad de reinventarse. Sacaste el corte de un disco e hiciste tu show de streaming.

—Muy fuerte e impensado. Cuando empezó la cuarentena me hice muchas preguntas: “¿Cómo voy a hacer? ¿Cómo nos vamos a arreglar?”. La industria de la música está afectada por este hecho porque los artistas vivimos de los conciertos, de tocar en vivo. Pero el mundo tiene una cantidad de recursos tecnológicos que nos pueden acercar a la gente desde una casa hasta la otra; es algo que nunca imaginé. En este momento nos viene muy bien esta posibilidad de vincularnos de esta manera. Me permite sacar un videoclip que filmamos con celulares -mi familia estuvo participando y me ayudó un montón-, con la dirección de Agus (Agustina) Tafet, que es una fenómena. Es posible hacer las cosas, hay que tratar de ser creativo y ponerle mucha garra.

—Este corte es una presentación del próximo álbum. ¿Cuándo es el estreno?

—Es un álbum que está llegando. Le quedan dos meses; en agosto vamos a tener novedades. Estamos con mucha expectativa desde todo lo que pueda surgir de este disco. Este adelanto es una canción que compusimos hace varios años, la teníamos guardada para lanzar en algún momento y se dio ahora. Estamos con todas las pilas armando lo mejor para el nuevo material y con ganas de compartirlo con la gente.

—Después de ganar en Viña del Mar, ¿qué queda del Nahuel que tocaba en la calle?

—Queda todo. La humildad, que va a estar siempre conmigo porque me hace feliz. El aprender a cuidar las cosas, valorarlas y agradecerlas. No conformarme con lo que fui logrando sino tomarlo como un punto de partida. Siempre lo pienso así, es la esencia que construí desde que tocaba en la calle y fue la misma que llegó a Viña del Mar. Lo importante es ser siempre transparente y honesto con uno mismo.

—En las situaciones más adversas tus papás te apoyaron siempre. Ahora que te toca ser padre a vos, ¿se resignifica eso que hicieron por vos?

—Lo entiendo mucho más. Agradezco mucho la actitud de mis viejos, el ímpetu que han tenido para acompañarnos a mí y a mis hermanos, preocuparse a muerte por cada hijo más que por ellos mismos. Es un poco lo que me pasa a mí: me importa más la vida de Mateo que la mía. Su nacimiento nos ha hecho nacer a nosotros en otros sentidos. A un papá, como me toca a mí, a los abuelos, como les toca a mis viejos, a los papás de mi mujer también. Todos estamos aprendiendo a convivir en los roles que nos tocaron. Esta pandemia nos tiene un poco distanciados con mis viejos, que están en Buenos Aires, y se los extraña mucho.

—¿Cómo llevan la relación con Mateo a la distancia para no perderse su crecimiento en este contexto?

—Los abuelos por parte de mamá viven enfrente de nuestra casa, así que siempre están con él. En Tucumán estamos en fase 5, es un poco más tranquilo que Buenos Aires, entonces podemos darnos esos lujos de cruzar la vereda y pasar al otro lado. En ese sentido Mateo está contento, porque si estar encerrado es bastante fuerte para cualquiera, imaginate para un niño. Con mis viejos trato de estar siempre en contacto por videollamada. Tenemos un grupo familiar en WhatsApp y nos mandamos todo: fotos, videos. De alguna forma, están todo el tiempo. Es incomparable a verlo en persona, obviamente, pero es una manera de estar cerca de él y no perderse nada.

—Cuando empezaste a tocar, ¿soñabas con llenar teatros, ganar Viña del Mar, lanzar un tercer disco?

—Estuve muy lejos de soñar eso. Cuando era más chico solamente pensaba en encontrar mi camino, por dónde ir. Cuando descubrí que la música era algo importante pensaba que era una posibilidad. La clave fue cuando arranqué a tocar en Florida, en la peatonal. Ahí se me abrió un mapa muy grande: sentía que tenía que ser músico y ese era mi sueño cumplido. Poder regalarle canciones a la gente, de la forma que sea, era algo espectacular. Mis viejos estaban muy tranquilos porque veían que estaba trabajando y que era feliz. Más adelante, me dijeron que el día que arranqué, se dieron cuenta que se podían morir en paz porque yo iba a vivir de algo. Dejarlos tranquilos a ellos y a mí mismo, en ese momento, fue un sueño cumplido. Todo lo que vino después fue un regalo impresionante de la música.

—¿Le escribiste a Mateo?

—Mateo está presente en todos lados, su alma está permanentemente con nosotros. Le escribí algunas cosas sueltas. Me sucede algo raro con él: es difícil hacer una canción para un hijo porque es tanto lo que hay que decir, lo que uno siente, que es complicado tener las palabras justas... Es indescriptible todo lo que se vive. Le voy cantando mucho, estamos conectados. Cuando me pongo a tocar, él se acerca, se pone frente a las cuerdas y empieza a golpear la guitarra. Es una forma tan linda de interactuar... Es emocionante. La canción ya va a llegar, y seguramente, sea de la mano de él. Así como nos maneja los tiempos, también maneja los sentimientos. En algún momento se va a dar.

—Hablamos hace un tiempo en el estudio de Infobae, para el Día de la Madre, y cantaste una canción hermosa. Uno de los temas que hablamos en su momento fue que tu talento se impuso de tal forma que el hecho de ser ciego quedó en segundo plano.

—Era la misión que tenía. Cuando me ven por primera vez en un escenario, por supuesto que lo primero que van a ver es una persona que no ve, y harán conjeturas en simultáneo: “¿Qué pasará?”, “¿Qué será?”. La música me dio la posibilidad de ponerle paños fríos a esa situación y tomar ese hecho como algo que está bien, que tiene que pasar. Uno, a veces, es más gordo, otro es más flaco… ¡lo que sea! Yo no veo, y entonces, lo tomo con esa normalidad. La música me ha hecho sacar lo mejor de mí. Siempre puse en el último lugar el hecho de no ver porque me parece un detalle minúsculo. Lo fui entendiendo con el tiempo y está buenísimo que hoy en día, cuando tienen mi nombre, se acuerden más del músico que del que no ve. Eso me pone contento y me da alegría.

—¿Qué te pasa a vos con el corte nuevo?

—El corte nuevo me gusta mucho. Es un tema que hicimos hace bastante tiempo con Julio Reyes Copello y con Mariana Vega, una escritora venezolana, para un disco de Julio. Nunca pensé que podía ser parte del mío. Como finalmente no salió en su álbum y nos pusimos a producir el mío, me dijo: “Te dejo esta canción para que la saques vos”. Fue un regalo, una yapita. Lo quise sacar primero porque era anterior a lo que es el trabajo nuevo, y entonces, vamos en orden cronológico: primero muestro algo inédito, y en agosto todo el disco, con muchas ganas de que la gente conozca los nuevos sonidos, las nuevas canciones. Tengo mucha expectativa y estoy muy contento. Lo lindo de “Vuelve”, el tema nuevo, es que el videoclip lo grabamos acá, en Tucumán, desde casa, en tiempo de cuarentena y con los teléfonos. Fue muy divertido. Estuvieron mi mujer y mi cuñado haciendo de camarógrafos. Lo pasamos espectacular.

 

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