Sociedad

Gordofobia: el desafío viral que visibilizó el odio contra los cuerpos no hegemónicos

Tras un informe que abordaba la temática del odio contra los cuerpos que no "cumplen con los cánones establecidos", la influencer y modelo plus Corina Lagos sufrió la cancelación de su cuenta de Instagram.

Lunes 14 de Septiembre de 2020

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23:42 | Lunes 14 de Septiembre de 2020 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

“Volví llorando a casa porque no encontraba ropa después de caminar durante horas con mamá por incontables galerías y shoppings. Tenía 17 años y se acercaba mi "fiesta de egresados". Lo que hasta el momento nunca me había significado un problema, terminó por opacar un momento que había estado esperando desde que empecé la secundaria, donde algunos compañeros también me habían hecho saber que mis formas "no estaban bien". Pero, ¿cuál era el problema? ¿Por qué mi cuerpo le molestaba a los demás? ¿Por qué mi peso era algo a resaltar si para mi no era un tema? Evidentemente son todas preguntas que no sabía responder en aquel entonces ni tampoco tenía idea que el termino para definir todo ese destrato gratuito se llamaba "gordofobia".

Es que la cultura de la delgadez, aquel fenómeno por el que la sociedad glorifica a un cuerpo delgado y estigmatiza a un cuerpo "gordo", está más instalada de lo que podemos imaginar. Esto se ve impulsado por acciones que se cristalizan desde los medios y que hace que las personas no se sientan a gusto con su imagen. Crecí en un contexto donde el chip de "ser más flaco es sinónimo de estar mejor o ser más saludable"; al igual que mis compañeros que me marcaron de forma sistemática que mi cuerpo "estaba mal" por no asemejarse a los "cuerpos hegemónicos".

Ellos tampoco sabían -y no los culpo- que lo que lo que podía resultarles gracioso y divertido, para otros podía significar un verdadero calvario por dentro. Un "peso" interno con el que tenían que luchar todos los días antes de ir al colegio para volver a ser señalados por algo que no tenía que ser señalado en primer lugar. Un dolor que en -en otros casos- resultó en trastornos alimenticios, problemas de adicciones y hasta intentos de suicidio. Todo eso a un banco del cole de distancia.

Desde entonces, sigo sin encontrar respuestas a algunas de las preguntas que me persiguen como fantasmas y que, al día de hoy -de vez en cuándo- aparecen con fuerza para atacarme en momentos en los que me estoy mirando al espejo de algún local de alguna marca y no me gusta cómo me queda la ropa: porque "no hay en mi talle". Porque todavía -a los 34 años- me queda el sabor amargo de algún vendedor que en alguna oportunidad me ha mirado y me ha dicho con sorna "No querida, para vos no hay". De hecho, esto último le pasa a siete de cada diez mujeres, según una encuesta realizada por la organización "Anybody" mientras se debatía la Ley de Talles, que finalmente se aprobó el 20 de noviembre de 2019.

 

#VisibilidadGorda

A raíz de un informe que realizó el periodista Joaquín Sánchez Mariño junto al activista Beltrán Horisberger para "Periodismo Under", se abrió el debate y quedó en evidencia que "el gordo odio" es moneda corriente. Más de lo que se puede imaginar.

Desde este episodio "edición cuarentena" que se publicó tanto en Instagram como en YouTube, alentaron a varias famosas e influencers a participar con el hashtag #visibilidadgorda en las redes sociales, con el fin de que varios referentes del activismo gordo ganaran más participación y espacio en el universo 2.0. Acción que dio un giro totalmente inesperado: la cuenta de Instagram de la modelo plus size Corina Lagos (@gordainsurrecta5.0) fue dada de baja.

Tras la repercusión que se dio por esta decisión de Facebook, finalmente le devolvieron la cuenta a Corina. "Desde Facebook alegaron que fue un error generado a raíz de la pandemia, ya que por esto cuentan con menos gente trabajando", cuenta Sánchez Mariño, quien además hace una curiosa observación sobre el fenómeno de las redes y es que el informe en sí, no recibió el odio del que sí fueron blanco tanto Lagos como los demás influencers.

"No recibí 'hating' para nada, lo cual evidencia mucho más la gordofobia que está instalada en la sociedad. No recibí denuncias ni el odio del que sí fue víctima la cuenta de Corina.", asevera el periodista. "Yo esperaba que las cuentas de los mencionados crecieran. No esperaba que se las cancelaran. Si bien Beltrán me venía advirtiendo y contando que esto era una posibilidad, me costaba entender que esto sucediera. Me parecía irrisorio. Pero cuando pasó, no me sorprendió, simplemente ratificó algo que yo me negaba a creer.", agrega Joaquín quien además explica que continuó con el apoyo y el acompañamiento de los activistas tras visibilizar con su trabajo la problemática a la que se enfrentan a diario

A Corina Lagos, que también es actriz y perfomer, ya le cerraron un total de cinco cuentas de Instagram. Hizo un descargo online en donde habló de la discriminación que ha sufrido en carne propia: “Antes de usar Instagram para mostrar mi trabajo fui a más de 30 castings donde específicamente me desestimaron por no ser una actriz delgada”, aseguraba. “Desde que me muestro en redes sociales accedí a trabajos con marcas y espacios de entretenimiento. En una industria del espectáculo que las prefiere flacas, Instagram es mi currículum y mi bolsa de trabajo”, explicó.

La cancelación de su cuenta no tiene sustento más que la gordofobia. Es decir, es de público conocimiento que las políticas de dicha red social no permiten desnudos ni contenidos ofensivos, pero las publicaciones de Corina no violan estas reglas impuestas por la comunidad de los comandados por Facebook. “No subo nada que no se parezca a una foto típica del Instagram de cualquier influencer o modelo. Solo que yo lo hago portando un cuerpo gordo”, disparó la joven en su descargo.

En diálogo con Marie Claire, agregó: "Para mi es muy frustrante. Cada vez que esto me pasa no sólo pierdo mi herramienta de trabajo, sino que además pierdo mucho contenido que escribo en el momento de forma espontánea, mis fotos, todo. A principio de la cuarentena cuando me cerraron la primera cuenta fue muy frustrante, porque no pude volver a recuperarla y perdí el contenido de dos años y medio. Todo lo que pierdo es irrecuperable."

El problema de estas "cancelaciones" sin sustento aparente, reside en que varias personas denuncian las publicaciones, sin importar cuándo fueron publicadas: algo así como una red articulada en función del hating que recorre perfiles y denuncia por intolerancia a "la gordura". Básicamente, porque sí.

Al recibir un número consistente de denuncias contra un perfil en particular, los moderadores de Instagram entienden que sus posteos no son acordes, por lo que termina por "bajarlos". Finalmente, si dicha cuenta suma ocho publicaciones censuradas por contenido “no apropiado”, la red social procede a dar de baja al usuario.

"Desde Instagram, me pidió disculpas una chica de prensa. De todas maneras quiero un pedido de disculpas por escrito, aunque no sea público. De cierta manera me la merezco. Después de 20 o 25 veces que me escuchen porque salí en los medios quiere decir que lo de no revisar sus políticas no es de ahora porque hay menos gente, sino que no lo hacen hace rato.", comenta la modelo y actriz sobre la respuesta que recibió desde la entidad.

"Con compañeres estuvimos hablando para llegar a instancias legales, porque esto es algo que nos pasa a todes. Era necesario hacer una denuncia en conjunto en el INADI porque son sesgos discriminatorios que tiene la red social hacia los cuerpos gordos, y eso no se puede permitir", suma Corina y reflexiona: "No tenemos la libertad de comportarnos como personas hegemónicas porque enseguida se ponen en riesgo nuestras cuentas. Nuestros cuerpos a la hora de exponernos, también. La violencia que recibimos a diario es terrible y es algo que Instagram tiene que regular para que las cuentas 'bajadas' sean las de esas personas y no las nuestras."

 

 

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