Deportes

Las confesiones de Ortega: su convivencia con Maradona, el “faltazo” en el Mundial 94 y cómo sufría los entrenamientos a los que iba sin dormir

El Burrito contó algunas anécdotas imborrables de su carrera como futbolista relacionadas con Diego, la Selección y su vida personal

Viernes 04 de Diciembre de 2020

180739_1607102930.jpg

15:27 | Viernes 04 de Diciembre de 2020 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

En un adelanto con el programa Líbero de TyC Sports, Ariel Ortega realizó algunas confesiones sobre su carrera como futbolistas en las que incluyó su convivencia con Diego Armando Maradona en la Selección, el faltazo a un entrenamiento en el Mundial de Estados Unidos 1994 y el sufrimiento por acudir a algunos entrenamientos y concentraciones sin descanso, aunque aclaró: “Nunca fui a jugar un partido sin dormir”.

El Burrito contó cómo fue compartir habitación con Maradona en la gira previa a la Copa del Mundo 94: “Son pocas las personas que pudimos cumplir ese sueño de estar con él. Yo pedía que no me tocara con él por la vergüenza que me iba a dar. Pero después, por la humildad que tenía, yo parecía Diego. Me dijo ‘agarrá el control remoto, hacé lo que quieras’. Yo en vez de mirar la televisión, cuando se decuidaba, lo miraba a él. No quería tocar nada, estaba en la cama mirando el techo. E imaginate los mangazos de mis amigos. Ahí vi su humildad en persona. Ser tan grande, el máximo exponente del fútbol y que me trate de esa forma fue algo increíble”.

Ya durante el certamen, al jujeño le tocó concentrar con Hernán Díaz. “El Profe (Ricardo Echeverría) era un fenómeno, te hacía bromas y a mí me tenía de punto porque con 20 años era el más chico”, inició la anécdota. Y prosiguió: “Un día terminó un entrenamiento y dijo ‘mañana que venga a entrenar el que quiera, el que no quiere, que no venga’. Y yo me lo tomé a pecho, ja. Al otro día Hernán se cambió y fue; yo me quedé en la habitación. Estaban entrenando Batistuta, Caniggia, Diego y yo con el control remoto en la habitación”. ¿El remate? “Vino el profe y me preguntó por qué no había ido a entrenar, me re cagó a pedos. ‘Salí, salí’, me dijo. Y me hizo entrenar como tres horas”.

Luego de hacer una confesión de índole íntima respecto al horario de preferencia para el sexo (“como venga, cuando pinte, sacudimos”), se refirió a sus salidas nocturnas: “A todos nos gusta salir, nos gustaba y nos gusta. A jugar un partido nunca fui sin dormir. Pero a una concentración y entrenamientos, sí. Es lo peor, sufrís como perro envenenado. Aparte yo llegaba y no es que me tiraba en la camilla. Yo iba y entrenaba”.

<

Top Semanal

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR

LOCALES

NACIONALES

INTERNACIONES

DEPORTES

SOCIEDAD

FARÁNDULA