Sociedad

Las estafas piramidales son una epidemia en la Argentina y esta es la razón

David Villegas tiene 46 años y fue camionero, verdulero y vendedor ambulante de quesos y golosinas. Leonardo Cositorto, con 52 años, también fue vendedor. En su caso, de libros, perfumes, autos y líneas telefónicas.

Domingo 06 de Marzo de 2022

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11:33 | Domingo 06 de Marzo de 2022 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Estos dos hombres -locuaces y agresivos, entrenados para sobrevivir con los códigos ásperos de la calle- fueron los insólitos líderes de las dos empresas que dicen haber revolucionado las finanzas de los argentinos, Ganancias Deportivas y Generación Zoe, pero que la Justicia investiga por considerarlas estafas piramidales.

Leonardo Cositorto es el líder de Generación Zoe y está prófugo
Leonardo Cositorto es el líder de Generación Zoe y está prófugo

Ambos cayeron en desgracia. Cositorto está prófugo y Villegas se abrió de la empresa y ahora dice que a él también lo estafaron, pero antes llegaron a cautivar a miles de personas que invirtieron su dinero con la promesa de retornos fabulosos.

Ganancias Deportivas ofrecía paquetes que arrancaban en unos 200 euros y daban un retorno del 20% mensual, también en euros. Decían que lograban esos resultados gracias a que habían descubierto un método para ganar dinero en el mercado de apuestas deportivas. Generación Zoe pide inversiones desde 500 dólares con un rendimiento mensual del 7,5%. Su argumento es que lucran en la Bolsa y con operaciones con criptomonedas.

David Villegas impulsó Ganancias Deportivas en San Rafael, pero ahora dice que lo estafaron
David Villegas impulsó Ganancias Deportivas en San Rafael, 

No son las únicas. Adhemar Capital es una empresa catamarqueña investigada en Tucumán y Córdoba porque podría haber incurrido en una estafa piramidal. La Argentina está viviendo una fiebre de este tipo de emprendimientos. Mario Villar, fiscal de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), dice que hay diez empresas del estilo a las que ya se les inició una causa penal. Sebastián Negri, vicepresidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV) señala que el organismo investiga a 15 y que hay en marcha 500 expedientes con diversas denuncias e irregularidades.

Las causas del auge

¿Cuál es la razón detrás de su auge? ¿Los argentinos tienen una debilidad intrínseca que los hace caer en las promesas de fabuladores financieros? Los especialistas explican que es difícil dimensionar la penetración real del fenómeno -muchos damnificados no se presentan ante la Justicia- y compararlo con lo que ocurre en otros países. Pero la cantidad de denuncias hace evidente que estamos ante una epidemia de estafas piramidales.

Las causas incluyen la crisis económica y la inflación. La extensa cuarentena decretada a raíz de la pandemia diezmó los ingresos de la mayoría de las personas y, en algunos casos, alentó la búsqueda de soluciones alternativas, como las que ofrecen los Villegas y los Cositorto. Además, el proceso inflacionario recorta el poder adquisitivo y alienta métodos heterodoxos de ahorro.

La escasa educación financiera se suma al combo, que se completa con las redes sociales. Este tipo de estafas existen desde siempre, pero solían circunscribirse al círculo de contactos del impulsor y sus asociados. Los mensajes de Whatsapp y los posteos de Facebook viralizaron el área de influencia.

La mayoría de estas empresas, además, trabajan con criptomonedas, lo que agrega un nuevo nivel de opacidad a su operación. Sus líderes también comparten un discurso que mezcla conceptos anarcocapitalistas con manual de autoayuda financiera.

Desde su perspectiva, el Estado y los bancos están aliados para impedir el progreso de la gente y ellos son los iluminados que, con generosidad, comparten el saber necesario para sacudirse las cadenas de la opresión y ser, al fin, libres, ricos y poderosos. Antes de su decadencia, Villegas y Cositorto hablaban con la ferocidad de Javier Milei, el convencimiento de un pastor religioso en trance y la información de libros tipo Padre rico, padre pobre. Para la Justicia, toda esa elocuencia, sin embargo, escondería a dos estafadores más de los miles que han existido a lo largo de la historia.

Los modelos de estafas son similares y, según un manual elaborado por la CNV, se pueden agrupar en dos categorías básicas: estafa piramidal y Ponzi.

Modelos de estafas

En el esquema piramidal las personas estafadoras afirman que pueden convertir una pequeña inversión en grandes beneficios en un período corto de tiempo. Sin embargo, el esquema sólo puede crecer o reproducirse si se incorporan continuamente nuevos participantes en el programa. Funciona en la medida en que la base de inversores crece y por eso se alienta a las personas a conseguir nuevos adherentes con acuerdos que multiplican sus ganancias en la medida en que agrandan su red.

Las estafas piramidales se derrumban de manera estrepitosa cuando se cortan los ingresos de nuevos socios y eso deja a la última línea de ingresantes sin posibilidad de recuperar su dinero. La maniobra es antiquísima y una de sus últimas encarnaciones fue el Telar de la Abundancia, una versión en clave feminista del mismo engaño.

Roberto Tapia invirtió todos sus ahorros en Ganancias Deportivas y los perdió
Roberto Tapia 

En los esquemas Ponzi un estafador recoge el dinero de las nuevas personas y lo utiliza para pagar supuestas ganancias de los inversores de etapas anteriores, en lugar de invertir o administrar el dinero como se prometió. Al igual que los piramidales, los sistemas Ponzi requieren de un flujo constante de entrada de dinero para mantenerse a flote. La diferencia es que los inversores de un esquema Ponzi no suelen tener que reclutar nuevos adherentes para obtener una parte de los “beneficios”. La estafa lleva el nombre de Charles Ponzi, quien en la década de 1920 convenció a miles de personas para que invirtieran en un complejo plan con sellos de correos. Otro Ponzi conocido es el que llevó a cabo Bernie Madoff, en Estados Unidos, y Enrique Blaksley, en la Argentina.

Un tercer tipo de estafa muy vigente es el marketing multinivel, que involucra negocios de venta directa en los que se recibe una comisión por los productos vendidos, pero también por los productos que colocan otras personas que el inversor trajo a la estructura. “Una empresa de marketing multinivel será una estafa piramidal siempre que el verdadero negocio no sea vender productos al consumidor final, sino vender maletines de productos a comerciales que luego intentarán venderlos con poco éxito entre amigos, conocidos, o casa por casa”, explica Andrés Gago, profesor investigador de la Escuela de Negocios de la Universidad Di Tella.

¿Sólo avaricia?

¿Es sólo avaricia, la tentación de ganar dinero fácil y sin trabajar, lo que empuja a muchos a poner plata en estos esquemas? Para Daniel Fridman, un sociólogo de la Universidad de Texas, en Austin, la respuesta es no. “La idea de ganar mucho dinero está ahí, pero es un solo componente de la oferta. La promesa de integrar una red de gente que te motiva y te ayuda a mejorar es parte fundamental del atractivo que ofrecen estos negocios”, explica el autor de El sueño de vivir sin trabajar, un libro donde analiza el mundo de la autoayuda financiera y las fantasías emprendedoras. Para Fridman, algunos de los que invierten sólo quieren hacerse ricos, pero muchos otros buscan “construir la persona que aspiran a ser”: libre, emprendedora y osada.

El economista Juan Carlos de Pablo, en cambio, es más directo. “Hay gente que cree que es menos boluda que los demás -explica-. Pero si una inversión promete 7,5% de rendimiento mensual en dólares no hay explicación lógica. Rajá de ahí.” Estas estafas, dice, existen desde el principio de la historia. En 1634, la fiebre de los tulipanes, por caso, multiplicó de manera exponencial el precio de los bulbos hasta su derrumbe estrepitoso, en febrero de 1637.

Grupos reducidos

Lo que se mantiene como una constante en la mayoría de los esquemas fraudulentos es su expansión horizontal entre grupos de conocidos. La confianza es un elemento central a la hora de convocar nuevos inversores y eso hace que las empresas suelen tener focos geográficos o sociales muy delimitados de expansión.

Leonardo Nastacio denunció ante la Justicia a Generación Zoe
Leonardo Nastacio denunció ante la Justicia a Generación ZoeSantiago Filipuzzi

En el caso de Ganancias Deportivas, su furor fue San Rafael. La ciudad mendocina tiene unos 200.000 habitantes y, según las cifras que manejan Villegas y la Justicia, hubo más de 40.000 que pusieron dinero en Ganancias Deportivas. “San Rafael es un pueblo –confirma Cristian Barceló, un periodista que llevó el tema a la televisión local–. Nos conocemos todos y estamos muy atentos a cómo le va a nuestro vecino. Así fue que creció Ganancias Deportivas”.

“Uno trata de disfrutar el tiempo que dura”, se justificaba en agosto del año pasado, en pleno auge de la empresa, un hombre de 38 años y manos curtidas por su trabajo en la construcción que había puesto dinero para comprar una máquina de ladrillos ecológicos.

Para esa misma época, Roberto Tapia estaba exultante. Había invertido sus dólares, luego dos camiones y un motorhome y terminó convenciendo a sus hijos y a su padre para que también pusiesen dinero. Seis meses después, Tapia perdió todo -calcula que 15 millones de pesos- y tuvo que reactivar su empresa de sonido. Adiós a sus sueños de vivir de rentas. “Las pérdidas han sido tremendas. Ganancias Deportivas ha cagado a todo el mundo”, se lamenta.

Javier Giaroli es un fiscal sanrafaelino que investigó a Ganancias Deportivas
Javier Giaroli es un fiscal sanrafaelino que investigó a Ganancias Deportivas

Javier Giaroli es fiscal de Instrucción en San Rafael e inició una investigación de oficio que luego se frenó por un problema de competencia. Desde el principio advirtió el peligro que implicaba la empresa. “Es que acá todos quieren ser el lobo de Wall Street”, dice. Él no tiene ninguna duda de que Ganancias Deportivas es un fraude. El fiscal está convencido de que el argumento de las apuestas deportivas es falso. No hay ninguna inversión, dice, el dinero proviene de los nuevos adherentes que consigue cada asociado.

Arriesgar

Muchos son conscientes de que los retornos prometidos no son sostenibles, pero igual eligen arriesgar su dinero. Juan José Barilaro, un kinesiólogo de 38 años que vive en Lomas de Zamora, siempre supo que Generación Zoe iba a caer. La pregunta era cuándo iba a suceder y cuánto podía ganar hasta ese entonces.

Empezó invirtiendo unos 10.000 dólares en mayo pasado en un robot que pagaba durante seis meses 25, 30, 35, 45, 50 y 55% de intereses por mes y al séptimo se devolvía el capital. Llegó diciembre y, cuando era tiempo de recolectar, se vio tentado por un nuevo robot navideño que ofrecía tres meses de intereses del 33% y al cuarto el capital y re invirtió una suma importante. Tiene invertido un monto de dinero equivalente a tres autos.

“Uno se mete para hacer una diferencia o capitalizarse. Obviamente me gustaría seguir ganando dinero, pero se podía caer por los rendimientos que daba. Mi suposición inicial era que llegaban hasta diciembre, pero después especulé con que durante el verano no iba a pasar nada porque no hay muchas noticias. Yo me dedico a la salud, pero me gusta diversificar mis ahorros”, cuenta.

Barilaro habría introducido en estas inversiones a otros colegas muy golpeados económicamente por la pandemia, pero cree que todavía hay una salida posible si la empresa se reorganiza.

“Varios negocios que son similares ante el primer ataque desaparecen, pero estos siguen dando la cara. La formación de coaching no es mala y te llevaban a viajes. Entiendo que deberían estar reglamentados, pero si la comunidad está de acuerdo creo que se puede extender. Se puede colaborar para que siga”.

Leonardo Nastacio, un modelo de 21 años de la localidad de San Martín, no tiene tanta fe. Con el patrocinio de Ignacio Trimarco ya presentó una denuncia penal contra los responsables de la firma Generación Zoe por pagos incumplidos.

“Yo entré por un amigo del gimnasio que entró por un barbero. Puse en diciembre pasado 3000 dólares míos y 5000 de mis papás. El 15 de enero cobré la primera cuota de 5300 dólares. Tenía que recuperar 16.000 dólares en tres meses, pero desde el 15 de febrero no hubo respuesta. Me dijeron que esperara y los chicos que me hicieron entrar no me respondieron”, explica. Nastacio dice que carga con el peso de haber hecho invertir a su familia. Su papá trabajaba como camionero y su mamá es costurera.

 

 

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