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Ricardo Melogno: el asesino serial de taxistas que “celebraba” sus crímenes con una napolitana con fritas

Tras sus crímenes, realizaba macabras celebraciones comiendo en el mismo bar y luego dejaba los taxis abandonados. Su hermano lo entregó cuando descubrió un espeluznante altar con los documentos de sus víctimas.

Domingo 17 de Septiembre de 2023

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09:21 | Domingo 17 de Septiembre de 2023 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

En 1982, el barrio de Mataderos en Buenos Aires fue testigo de una serie de crímenes que aterrorizaron a la comunidad. Durante un período de cinco días en septiembre, Ricardo Luis Melogno llevó a cabo una ola de asesinatos brutales que dejaron una marca indeleble en la historia del lugar.

Su modus operandi era escalofriante: Melogno asesinaba a los taxistas de un disparo en la cabeza mientras estaban al volante de sus vehículos. Después de cometer los asesinatos, permanecía en el asiento trasero durante unos diez minutos "para acompañarlos", fumaba un cigarrillo y luego se dirigía a un restaurante cercano para disfrutar de una comida particular: una suprema de pollo napolitana con papas fritas y un mousse de chocolate.

Las víctimas de Melogno no tenían ningún vínculo previo con él, y tampoco se conocían entre sí. La única conexión era que todos eran taxistas que trabajaban durante la noche y habían recogido al pasajero equivocado, lo que los había convertido en blancos de este asesino en serie.

Después de cada asesinato, Melogno abandonaba los taxis con las luces encendidas y el motor en marcha, lo que generaba aún más confusión en la escena del crimen. Luego se dirigía al mismo bar llamado "Los dos hermanos", que era frecuentado por taxistas locales y estaba abierto las 24 horas del día. En el restaurante, se sentaba como si fuera uno más de los colegas de las víctimas, y pedía su comida ritual.

A pesar de que los medios locales ya habían comenzado a informar sobre los asesinatos de los taxistas y la búsqueda del misterioso asesino en serie, Melogno no mostraba ningún signo de preocupación. Sin embargo, tenía una extraña obsesión: sentía que los cubiertos se le pegaban a las manos, como si estuvieran "magnetizados". Este fenómeno era causado por la sangre que había quedado en sus manos después de cada asesinato, un detalle que él y los taxistas que comían cerca de él no notaron en ese momento.

El caso se volvió aún más confuso cuando se produjeron dos incidentes similares en los días posteriores a los asesinatos de taxistas. Sin embargo, estos casos no estaban relacionados con Melogno, ya que los agresores usaron cuchillos en lugar de armas de fuego y dejaron a las víctimas con vida.

La policía difundió un identikit basado en la descripción proporcionada por estas víctimas erróneamente relacionadas, lo que llevó a la detención de 17 sospechosos en solo 24 horas. Ninguno de los detenidos resultó ser Melogno.

Finalmente, el asesino serial fue entregado por su propio hermano. Este familiar se topó con un espeluznante altar que Melogno había creado en su departamento, donde colocaba los documentos de sus víctimas como una especie de tributo para "ahuyentar las almas" de los taxistas asesinados.

Ricardo Melogno fue sometido a juicio en dos ocasiones, una en la Capital Federal y otra en la provincia de Buenos Aires. En el primer juicio, fue declarado inimputable debido a su estado mental, mientras que en el segundo fue considerado responsable penalmente y condenado a prisión perpetua.

Después de pasar 30 años en prisión, Melogno fue trasladado a una clínica psiquiátrica en 2016, donde se espera que pase el resto de sus días. Aunque se le preguntó por el motivo detrás de sus crímenes, Melogno nunca proporcionó una respuesta convincente, describiendo su impulso de matar como una "sensación física" inexplicable.

El caso de Ricardo Melogno sigue siendo un misterio sin resolver en cuanto a su motivo, dejando una perturbadora huella en la historia de los asesinos en serie en Argentina.

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