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Perdió las piernas en un terrible accidente y ahora quiere hacer historia en París 2024: el renacer del gendarme Ariel Atamañuk

La vida del misionero cambió rotundamente el 14 de marzo del 2015, cuando chocó de frente contra un camión mientras transportaba a 34 personas en una misión de Gendarmería Nacional. En pocos días, llevará su sueño a los Juegos Paralímpicos.

Viernes 09 de Agosto de 2024

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06:50 | Viernes 09 de Agosto de 2024 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Hoy Ariel Atamañuk representará a Argentina en los Juegos Paralímpicos de París 2024 en paracanotaje. Sin embargo, el camino hasta convertirse en este gran atleta no fue fácil. Literalmente, el misionero volvió a nacer en aquel hospital de Córdoba y, desde que recibió el alta, comenzó una nueva vida. “Fueron momentos muy duros. No podía moverme solo, ni hacer nada. Viviana estuvo casi tres meses haciendo todo por mí. Desde bañarme hasta limpiar mis necesidades. Ella fue fundamental. Nos arreglamos los dos solos. Costó al principio, fue un aprendizaje mutuo. Ella ayudándome y yo intentando empezar a independizarme: sentarme solo, bañarme solo… Muchas cosas”, recuerda.

 

“Un día le pedí que me pusiera un espejo en frente porque quería ver mi nuevo cuerpo. Yo antes tenía las piernas completas. Me quedé un ratito, me miré un poco y entendí que esto iba a ser así, que mis piernas no iban a crecer, y que por más prótesis que tenga éste iba a ser mi cuerpo y tenía que aprender a quererlo y cuidarlo”, relata y reflexiona: “Uno piensa que no puede haber cosa peor y la verdad es que hay que ser agradecido de las cosas que nos pasan. Siempre hay que saber que hay otras personas que la pasan peor”.

 

A partir de esa aceptación y su buen humor, que según él fue “fundamental para no caer en pensamientos malos”, Ariel encontró en el deporte una motivación inmensa y su vínculo comenzó nada más ni nada menos que en los Juegos Paralímpicos de Río 2016. “Al año siguiente, los ortopédicos de Córdoba se pusieron de acuerdo con mi esposa para ir a verlos. Me encantó. Cuando a uno le pasa lo que me pasó a mí, piensa que no hay nada del otro lado de la puerta. Decís: ‘Me quedé en una silla y acá se terminó mi vida enfrente de un televisor’. Pero fue ahí cuando vi que mi mentalidad cambió. Dije: ‘Bueno, hay una vida llena de desafíos por conquistar’. Cuando volvimos mi cabeza volaba. Primero arranqué con una bici de mano y fue una experiencia increíble. Volver a hacer deporte fue hermoso e inexplicable”, asegura Atamañuk.

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