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El papa Francisco llegó al país con mayor número de católicos en el mundo después del Vaticano.

Se trata de Timor Oriental, la nación con mayor porcentaje de católicos en el mundo después del Vaticano, marcando la tercera parada de su gira de 12 días por el Asia-Pacífico.

Lunes 09 de Septiembre de 2024

16:14 | Lunes 09 de Septiembre de 2024 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

El papa Francisco llegó a Timor Oriental, la nación con mayor porcentaje de católicos en el mundo después del Vaticano, desatando un fervor inigualable entre los habitantes del país asiático. Cerca del 98% de los 1,3 millones de ciudadanos son fieles a la Iglesia católica, y su devoción quedó en evidencia con las multitudes que abarrotaron las calles de Dili, la capital, para recibir al pontífice argentino.

Francisco, de 87 años, aterrizó en Timor Oriental procedente de Papúa Nueva Guinea, marcando la tercera parada de su agotadora gira de 12 días por el Asia-Pacífico. Desde su llegada al aeropuerto de Dili, el Papa fue recibido con una guardia de honor y un pañuelo tradicional, mientras miles de personas agitaban banderas con los colores blanco y amarillo del Vaticano. Este país, que obtuvo su independencia en 2002 tras décadas de ocupación indonesia, no había recibido la visita de un papa desde 1989, cuando Juan Pablo II visitó el país aún bajo el dominio de Indonesia.

Los habitantes de Timor Oriental prepararon la visita de Francisco con gran entusiasmo. Las calles de Dili fueron remodeladas para la ocasión, aunque este esfuerzo también generó críticas. Grupos de derechos humanos señalaron que algunas viviendas informales fueron demolidas, y los vendedores ambulantes y personas sin hogar fueron desalojados de las zonas por donde pasaría el Papa. A pesar de esto, la visita de Francisco es un acontecimiento nacional, con el gobierno decretando tres días de feriado para permitir que los ciudadanos participen en las actividades religiosas.

El papa Francisco junto al presidente de Timor Oriental, Jose Ramos-Horta. Foto: VATICAN MEDIA.

El fervor religioso de la nación quedó evidenciado desde el momento en que el papa Francisco puso pie en el país. Cientos de miles de personas llenaron las calles, protegidas del abrasador sol tropical con paraguas de los colores del Vaticano, para presenciar el paso del pontífice. Francisco, siempre cercano y accesible, se mostró encantado por la recepción triunfal que recibió. "Había chicos por todos lados", comentó, visiblemente conmovido por las sonrisas y el entusiasmo de la multitud. 

La capital, Dili, se transformó en una fiesta con la llegada del Papa. Arcos de palma adornados con flores decoraban las calles, y los timorenses vestían camisetas con la imagen de Francisco y el mensaje "Bem-Vindo Sua Santidade". En cada rincón, la población se agolpaba para ver al pontífice, muchos presentando a sus hijos o incluso botellas de agua para que fueran bendecidas.

Foto: Vatican News

El martes, el Papa tiene previsto celebrar una misa masiva en la que se espera la asistencia de más de 700.000 personas, casi la mitad de la población total de Timor Oriental. La emoción es palpable, y el país entero se ha volcado para recibir al líder espiritual.

Durante su visita, el papa Francisco no solo se limitó a ofrecer consuelo espiritual. En un discurso lleno de sensibilidad, el pontífice abordó temas críticos que afectan a Timor Oriental, como la pobreza, la emigración y la falta de oportunidades laborales. "Pienso en el fenómeno de la emigración, que constituye siempre un indicador de un insuficiente o inadecuado uso de los recursos", expresó el Papa, quien también mencionó la alta tasa de desempleo, especialmente entre los jóvenes, que representan el 65% de la población.

A pesar de contar con yacimientos petrolíferos y de gas, Timor Oriental no ha logrado explotar estos recursos de manera efectiva, lo que ha exacerbado la pobreza en muchas zonas rurales. Francisco hizo un llamado a las distintas fuerzas sociales y religiosas del país para trabajar en conjunto y crear alternativas viables que eviten la emigración masiva.

El Papa también advirtió sobre las “plagas sociales” que afectan a la juventud timorense, como el abuso del alcohol y la violencia asociada a bandas juveniles. “Y no olvidemos a tantos niños y adolescentes heridos en su dignidad; todos estamos llamados a actuar con responsabilidad para prevenir todo tipo de abuso y garantizar un crecimiento sereno a nuestros jóvenes”, añadió. Esta última declaración fue interpretada como una posible referencia a los casos de abuso sexual que han afectado a la Iglesia en el pasado, incluyendo el escándalo relacionado con el obispo Carlos Filipe Ximenes Belo, una figura fundamental en la independencia de Timor Oriental.

La visita del papa Francisco ha puesto en evidencia las profundas heridas que aún afectan a Timor Oriental. El país, aunque mayoritariamente católico, ha sido escenario de conflictos y tensiones a lo largo de su historia, y muchas de esas cicatrices aún no han sanado por completo. La pobreza sigue siendo un problema persistente, y las tensiones sociales derivadas de la falta de oportunidades laborales han generado un ambiente de incertidumbre.

Sin embargo, la Iglesia católica continúa jugando un papel crucial en la vida de los timorenses. Durante la ocupación indonesia, la Iglesia fue una fuerza central en la resistencia y en la defensa de los derechos humanos. Hoy, sigue siendo una institución respetada y esencial en los campos de la educación, la salud y el apoyo a los más necesitados.

A medida que Francisco avanza en su gira por Asia, su paso por Timor Oriental quedará como un recordatorio del poder de la fe y la esperanza de una nación que luchó por su independencia y que, ahora, enfrenta nuevos desafíos.

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