Sociedad

Quiénes son los delincuentes chilenos acusados de robar casi 100 armas en un ataque boquetero

Cuatro sospechosos fueron arrestados por la Bonaerense en un aguantadero en Villa Fiorito tras el ataque a la armería Alsina en Lanús. Con qué armas cayeron y cómo los encontraron

Miércoles 09 de Octubre de 2024

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13:22 | Miércoles 09 de Octubre de 2024 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Ayer martes, la DDI-Avellaneda Lanús de la Policía Bonaerense detuvo a cuatro sospechosos de nacionalidad chilena por el ataque boquetero a la armería de la calle Balbín ocurrido durante el fin de semana pasado, que terminó con el robo de casi 100 armas cortas y largas, entre ellas, más de 20 revólveres Smith & Wesson y un FAL calibre .308, una vieja marca del delito que hace tiempo no se ve en el hampa bonaerense.

Tras relevar cámaras de seguridad, los policías lograron una orden de allanamiento de urgencia, requerida por la UFI N°5 del fiscal Martín Rodríguez. Así, llegaron a un aguantadero en la calle Hornos de Villa Fiorito, en la zona de Lomas de Zamora. Allí, fueron capturados los principales sospechosos, con los apellidos de Montecino Riquelme y Mena Bustos. El match fue instantáneo: los hombres eran virtualmente idénticos a los sospechosos vistos en las filmaciones. Un tercer sospechoso, de apellido Fernández, descendió en el mismo momento de una Renault Duster, para ser esposado de inmediato.

Quedaba una mujer en la camioneta, llamada Lizana Fuenzalida, que al ver los arrestos aceleró. Se la llevaron detenida tras una breve persecución. Cayó una cuadra después, con una 9 milímetros con 17 balas en el cargador.

Luego, la DDI ingresó al aguantadero. Allí, hallaron diez armas, entre ellas el FAL. Entre el lote, se encontró una tarjeta que decía: “ARMERÍA LANÚS”. Dónde están las 90 restantes -si los hampones las revendieron, si fueron trasladadas a otra cueva- es un misterio que queda por resolver.

Se descubrió que los delincuentes entraron a la armería por un comercio lindero, una agencia de autos. La encargada de la agencia se alarmó al entrar al local el lunes por la mañana, al ver que faltaban sus dos notebooks y que había un agujero de más de medio metro de diámetro en su pared. En el piso, encontró una maza, un cortacandado, una barreta y un cortafierro. Así, llamó al 911: la Comisaría N°3 de la Policía Bonaerense despachó a un patrullero.

La dueña de la armería fue contactada también. Al llegar, notó el robo de sus armas. También, que los delincuentes, en un rústico intento por desactivar posibles alarmas, arrancaron de cuajo la caja de luz y el medidor. Investigadores del caso creen, por otra parte, que la banda entró a la agencia de autos rompiendo su techo. El robo, tal vez, ocurrió durante el domingo: la agencia trabajó el sábado hasta horas de la tarde.

La lectura tras el hecho, un ataque que fue mucho más allá de la violencia callejera todos los días, fue evidente. No solo un arsenal de alto poder con armas a estrenar y un fusil FAL como hace tiempo quedó en manos de una banda, o disponible a la venta en el mercado negro: este robo fue cometido por hampones más inteligentes y más organizados que un simple motochorro.

Dos notebooks, precisamente, fueron encontradas en la cueva de la calle Hornos. Sin embargo, los arrestos son solo el comienzo: la ruta de las armas puede llevar a un mundo algo más tenebroso.

 

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