Por CARLOS PAGNI .- La seguridad, la fuga de presos y la Justicia se entrecruzan en el desafío electoral que enfrenta a Pro con las fuerzas del cielo
Jueves 26 de Diciembre de 2024
07:27 | Jueves 26 de Diciembre de 2024 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
La irrupción de Javier Milei en el escenario político y su marcha hacia el poder, tan acelerada como exitosa, sembraron la vida pública de incógnitas. Las elecciones del año próximo se encargarán de despejar algunas de ellas. Por ejemplo, si la extrema derecha, encarnada en La Libertad Avanza, conquistará a todo el electorado disponible, como sucedió en Brasil, o si habrá un espacio para que una variante menos radicalizada, la que representa Pro, sobreviva con una relativa autonomía, como sucede en España.
Por varios motivos esas comparaciones son imperfectas. Pero esquematizan de manera comprensible el duelo entre Milei y la familia Macri.El principal campo de ese duelo es la ciudad de Buenos Aires.
Jorge Macri percibe con claridad la amenaza. Teme que la oferta porteña de La Libertad Avanza no sólo capture las principales candidaturas nacionales, empezando por dos senadurías, sino que, en el arrastre, amplíe su presencia en la Legislatura local y ponga en jaque la gobernabilidad del distrito. La respuesta del jefe de Gobierno es desdoblar las elecciones. Es decir, sustraer la discusión de los cargos de la Ciudad de la puja por los bancas nacionales, en la que las Fuerzas del Cielo son más poderosas.
La estrategia de Jorge Macri tiene algunos puntos débiles. El viernes anunciará que se votará en julio. Pero, para esa fecha, ya se sabrá cuáles serán las alianzas que competirán en octubre en el orden nacional y, lo más delicado, con qué dirigentes encabezarán sus listas. Las alianzas se deben oficializar el 15 de Mayo, y las listas, el 7 de Junio. Quiere decir que habrá un desacople fáctico: elecciones en dos días distintos. Pero no político: los candidatos a las senadurías y diputaciones nacionales intervendrán en el torneo de la Ciudad, aun cuando se los vote más adelante. Para evitar esa superposición, el alcalde debería haber formulado su convocatoria el último octubre.
Los inconvenientes procesales son secundarios respecto de la encrucijada principal. El exintendente de Vicente López tendrá que demostrar que su gestión merece ser expuesta en una elección recortada del debate nacional. Un desafío exigente porque, en el mismo momento en que decide encararlo, le estalla una crisis en un área de altísima sensibilidad electoral, como es la gestión de la seguridad.
La fuga
Una nueva fuga de presos forzó a Macri a desplazar a la cúpula de la Policía Metropolitana que había designado en febrero. Los 17 detenidos escaparon caminando de una alcaidía de Liniers a través de un boquete abierto con toda facilidad a través de una pared de ladrillo hueco. Una patrulla de esa misma fuerza salió a buscarlos 40 minutos más tarde de que salieran del local donde estaban encerrados.
Macri y su ministro Waldo Wolf responsabilizaron a Pablo Kisch y Horacio Azzolina, jefe y subjefe de la Metropolitana. Hubo otros despidos. Entre ellos, uno crucial: el del superintendente de Operaciones, Marcelo Noguerol. Kisch y Azzolina fueron reemplazados por Diego Casaló y por Carla Mangianelli, que había sido la responsable que investigar la anterior fuga de presos, que ocurrió a comienzos de mes en Pompeya. En aquella oportunidad, Wolf exoneró al director de Alcaidías, Sebastián Vela. Ahora ese despido se transforma en una ironía. El 14 de mayo pasado, Vela había solicitado el equipamiento de la dependencia de la que el lunes pasado se fugaron los 11 delincuentes, para evitar ese tipo de percances. Pidió se instalen dispositivos tan elementales como cadenas en las puertas de las celdas y un enrejado en el techo de los pasillos, entre otras prevenciones.