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Inflación en marzo: qué esperan el Gobierno y las consultoras tras la cifra de febrero

La estacionalidad y la incertidumbre en los mercados podrían añadir presión en los precios, pero hay consenso sobre la posibilidad de romper el piso del 2% en abril. Baja de aranceles y el sostenimiento de las anclas fiscal, monetaria y cambiaria

Sábado 15 de Marzo de 2025

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11:19 | Sábado 15 de Marzo de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

 

 

El aumento de la inflación mensual registrado en febrero, impulsado principalmente por el alza en los precios de los alimentos, especialmente la carne, evidenció una resistencia en la profundización del proceso de desaceleración iniciado el año pasado en un mes de baja estacionalidad.

Tanto el Gobierno como los economistas coinciden en que la estacionalidad de marzo jugará en contra. Para los próximos meses, los factores clave serán la evolución del tipo de cambio -a la espera de detalles sobre un eventual acuerdo con el FMI-, la continuidad del ajuste fiscal y el impacto de un contexto global convulsionado.

El presidente Javier Milei afirmó, tras la difusión del dato oficial de febrero, en su cuenta de X que, “si se excluyera el efecto del rubro carnes y derivados, la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec en febrero habría sido del 1,8%“, por debajo del 2,4% registrado (en enero había sido del 2,2 por ciento).

Otro punto a destacar es que el incremento promedio en la categoría de servicios en lo que va de 2025 duplicó al de bienes, debido al proceso de “sinceramiento” tarifario.

Si se excluyera el efecto del rubro carnes y derivados, la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec en febrero habría sido del 1,8% (Milei)

Milei también expresó que marzo presenta factores estacionales -especialmente en educación-, pero estimó que, de mantenerse el rumbo actual, el piso del 2% podría quebrarse en abril o mayo. Esta previsión coincide con el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, donde los analistas proyectaron una inflación del 1,9% para abril.

La semana estuvo signada por el impacto en los mercados locales de la guerra comercial que impulsa Estados Unidos en el segundo mandato de Donald Trump, la falta de precisiones sobre los términos de las negociaciones de un nuevo acuerdo con el Fondo y el saldo de los incidentes en la protesta por los ingresos de los jubilados.

El ministro de Economía, Luis Caputo, publicó cuarenta minutos después de que el Indec informara la variación del IPC de febrero, dos medidas que pueden verse positivas para la actividad y los precios: la aprobación del ingreso al RIGI del megaproyecto que lidera YPF para impulsar las exportaciones de petróleo desde Vaca Muerta y una reducción de los aranceles a la importación de ropa y calzado.

El Gobierno sí destacó un dato para celebrar en materia de precios: en febrero, la variación interanual del IPC fue del 66,9%, acumulando diez meses consecutivos de desaceleración en la comparación interanual. Además, fue la más baja desde junio de 2022.

En febrero, la variación interanual del IPC fue del 66,9%, acumulando diez meses consecutivos de desaceleración en la comparación interanual

La estrategia oficial busca controlar que los aumentos en tarifas de servicios públicos, transporte y combustibles sean graduales para evitar una corrección abrupta de los precios relativos, aunque la inercia inflacionaria sigue siendo un desafío. En cuanto a los bienes, el principal ancla aplicada fue la reducción del ritmo de ajuste del tipo de cambio de 2% a 1% mensual.

Mediciones de las consultoras

La consultora ACM destacó una divergencia entre bienes y servicios: mientras que los bienes promediaron una inflación del 1,9% en los últimos tres meses, los servicios registraron un incremento del 3,8% en el mismo período. En particular, la división del IPC correspondiente a vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles acumuló una suba del 174,2% en el último año, casi triplicando el nivel general del 66,9 por ciento.

“Este contraste evidencia la rigidez de ciertos segmentos inflacionarios, especialmente los regulados, que siguen presionando al alza en el corto plazo. Además, la inflación núcleo, aunque en descenso, continúa por encima de la inflación general, lo que representa un desafío persistente en el contexto de una corrección de precios relativos”, explicó ACM.

Por su parte, LCG informó que su relevamiento de precios de alimentos en marzo muestra una inflación del 2,7% mensual en las últimas cuatro semanas.

“Este mes se suman aumentos en colectivos y trenes en el Gran Buenos Aires, así como una mayor presión de productos estacionales vinculados al inicio del ciclo lectivo. Además, el crawling peg al 1% mensual parece no estar siendo tan efectivo como esperaba el Gobierno. Mayores tensiones en la brecha cambiaria, aunque atenuadas por la intervención del BCRA, podrían estar generando presiones adicionales sobre los precios, sobre todo debido a la incertidumbre en torno a la sostenibilidad del esquema cambiario”, analizó la consultora.

Mayores tensiones en la brecha cambiaria, aunque atenuadas por la intervención del BCRA, podrían estar generando presiones adicionales sobre los precios (LCG)

Los datos del relevamiento de precios de C&T para la región GBA muestran una moderación en lo que va de marzo, en buena medida, por los alimentos. “Por el contrario, educación gana protagonismo por el comienzo de las clases y en la CABA se destaca el ajuste en las tarifas de transporte público, que se mantenían sin cambios desde septiembre. Preliminarmente, estimamos que la inflación del mes volvería a superar el 2% mensual”, dijo la consultora.

“Para los meses siguientes se esperan senderos descendentes de inflación mensual tanto para el IPC general como para el componente núcleo”, destacó el informe. El REM espera una inflación del 1,9% para abril que marque un descenso que termine en un 1,5% en agosto.

Por su parte, Gastón Utrera, director del Instituto de Economía Política de la Universidad Siglo XXI consideró que “la política fiscal (superávit de cuentas públicas) y monetaria (no más emisión de dinero) tienen menos incidencia directa sobre la inflación, como tiende a ocurrir en contextos de tipo de cambio administrado, como el actual, pero inciden sobre las expectativas a futuro”.

“Sin excesos de emisión de dinero ocasionados por grandes déficit fiscales, no debería haber, a futuro, desequilibrios monetarios que terminen en fuertes devaluaciones y aceleraciones inflacionarias, como ocurrió, con distintos gobiernos y orientaciones ideológicas, en ene’14, dic’15, ago’18, ago’19 y dic’23″, concluyó Utrera.

 

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