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Turbulencia financiera: por qué salta el dólar y se derrumban las acciones

Los temores a una devaluación como prenda de cambio de un acuerdo con el FMI y el desarme de posiciones en la Argentina de inversores que salen del carry trade fomentaron una corrida en los mercados.

Martes 18 de Marzo de 2025

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18:15 | Martes 18 de Marzo de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Fue un día de furia en los mercados. El dólar blue cerró en $1285 y los financieros terminaron la jornada entre $1290 y $1300, las acciones de la bolsa Argentina y las ADR que cotizan en Estados Unidos se derrumbaron, el riesgo país se disparó y el Banco Central vendió dólares como nunca. Todo en un contexto de nerviosismo por la falta de información concreta sobre las negociaciones con el FMI y un panorama financiero internacional en franca crisis.
 
El índice Merval cedió 2,5% y concluyó la jornada en 2.286.922 puntos, con acciones que tuvieron grandes pérdidas, como Metrogas (-5%), TGN (-4,6%), Edenor (-4,8%) y Transener (-4,45%). Las ADRs que cotizan en Nueva York tuvieron pérdidas aún mayores, con caídas en acciones de Bioceres (-8,8), Edenor (-7,5%), TGS (-6,5%) Galicia (-6,75%), entre otras.
 
El riesgo país, en tanto, subió 34 puntos y cerró en 784, lo que implica un alza del 4,5%.
 
El dólar blue concluyó la jornada en $1285 con una suba de 2,39%, el CCL subió 3,1% hasta $1294 y el MEP ganó 3,3% hasta $1291, subiendo la brecha cambiaria a niveles del 18%.
 
Todo este moviemiento tuvo su correlato en los números del Banco Central. En la jornada cedió US$ 215 millones en el mercado de cambios y culminó el día en US$ 27.206 millones en reservas brutas con lo que perdió US$ 126 millones, 
 
Uno de los datos más notables fue la furia negociadora en los mercados de dólar futuro. El volumen operado en el mercado mayorista del dólar fue en el segmento de contado de US$ 519,9 millones y en el mercado de futuros de US$ 1.642 millones, tres o cuatro veces más que lo normal.
 
Algunos operadores prefieren echarle la culpa al ministro de Economía, Luis Caputo, por haber hablado con generalidades cuando esta mañana le preguntaron sobre el acuerdo con el FMI, sin mencionar montos y haciéndose el distraído respecto de las condicionalidades que la Argentina deberá cumplir, fundamentalmente respecto del mercado cambiario.
 
La respuesta del mercado, estimulada por numerosos rumores, fue descontar un salto del dólar por la salida del esquema de crawling peg y la llegada de un modelo de banda cambiaria, que incluiría una devaluación.
 
 
ALF PONCE MERCADO / MDZ
Lo complejo es que detrás de todo este movimiento hay cuestiones más complicadas, como un movimiento de capitales especulativos a nivel global que escapan de los mercados emergentes tras el inicio de la guerra comercial declarada de Estados Unidos. El "fly to quality" implica para la Argentina el desarme del "carry trade" y con él de las posiciones en bonos y acciones locales con bajas generalizadas de precios.
 
Para Alan Mac Carthy, CEO de Front Inversiones, "los movimientos recientes de los dólares financieros se debieron en gran medida al desarme de grandes posiciones de carry trade". Sucede que "con el nuevo crawling de 1%, las tasas en mismos niveles y una inflación estable y en vías de seguir bajando, la estrategia cada vez es menos atractiva".
 
Todo terminará, sin embargo, con el cierre del acuerdo con el FMI y se sostenga el rumbo económico. "Habrá días como este -de mayor volatilidad cambiaria- hasta que se cierre el acuerdo con el FMI, ya que las especulaciones sobre monto, fechas y condiciones serán moneda corriente en el mercado" ... "el desarme de algunas posiciones es natural, pero no cambia el rumbo", remarca Mac Carthy.
 
¿Qué impacto tendría una devaluación con flotación cambiaria?
Para Agustín Bilinskis, Director de Desarrollo de Negocio de VT Markets, si Argentina decidiera hoy pasar a un esquema de flotación administrada del tipo de cambio, el impacto dependería de varios factores. En principio, la medida permitiría que el dólar oficial se mueva con cierta flexibilidad, sin desbordes abruptos, pero con intervenciones del Banco Central para evitar volatilidades extremas.
 
Ahora, ¿qué significaría esto en la práctica? Bueno, por un lado, si se hace bien, podría ayudar a contener la inflación en el mediano plazo, porque evitaría saltos bruscos en el dólar que impacten directamente en los precios. Sin embargo, el riesgo está en que la inercia inflacionaria en Argentina es fuerte, y si el mercado percibe que el gobierno sigue sin controlar el gasto o no tiene un plan monetario sólido, la flotación administrada podría terminar siendo solo un escalón más en una devaluación constante.
 
También hay que considerar la reacción de la gente y de los mercados. Si el gobierno logra generar confianza y estabilidad, podría reducirse la brecha cambiaria con los dólares paralelos, lo que aliviaría un poco la presión en la economía. Pero si la medida no está acompañada de señales claras de disciplina fiscal, el mercado puede interpretar que esto es solo un intento de retrasar una devaluación inevitable, lo que aumentaría la incertidumbre.
 
En lo social y político, cualquier movimiento en el tipo de cambio impacta en el bolsillo de la gente. Un dólar más flexible podría hacer que las exportaciones ganen competitividad, pero también encarecer productos importados, lo que afecta a la clase media y baja, sobre todo en bienes esenciales y tecnología. En un país donde el humor social es volátil y donde la inflación ya viene golpeando fuerte, cualquier ajuste cambiario puede generar malestar y tensiones.
 
Por último, está el tema de la deuda y la mirada de los inversores. Si la medida se percibe como parte de un programa económico más amplio y coherente, puede ayudar a mejorar la confianza y hasta facilitar la negociación de deuda en dólares. Pero si se ve como un manotazo de ahogado sin un plan detrás, el riesgo país podría dispararse y complicar aún más la situación financiera.
 
En definitiva, la flotación administrada puede ser una herramienta útil, pero su éxito dependerá más de la credibilidad del gobierno y de las políticas que lo acompañen, que del mecanismo en sí mismo.
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