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Detrás del brillo de Chespirito, está la historia de una mujer que eligió el silencio y que dejó huellas invisibles en la obra del creador mexicano.
Domingo 08 de Junio de 2025
17:43 | Domingo 08 de Junio de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
La serie “ Chespirito: Sin querer queriendo” reavivó la curiosidad sobre la vida de Roberto Gómez Bolaños. En ese repaso de su historia surge Graciela Fernández, su primera esposa y con quién compartió sus días cuando aún no era un ícono de la televisión.
Ella era argentina y se convirtió en la madre de seis hijos. Su figura despierta preguntas sobre su papel y el silencio que siguió a su separación. Graciela Fernández conoció a Roberto Gómez Bolaños cuando era una adolescente de 15 años. Él, con 22, ya escribía y actuaba en la radio, pero no era la estrella que más tarde brillaría en “El Chavo del 8” y “El Chapulín Colorado”. Se casaron en 1968, iniciando una vida de pareja que duró más de veinte años.
Durante esas décadas, Graciela no solo fue la madre de sus hijos, también acompañaba a Roberto Gómez Bolaños en sus giras y proyectos. Se dice que su presencia era constante en los pasillos de Televisa y en las giras que llevaban a Chespirito por toda América Latina. Ella fue testigo del nacimiento de personajes que aún hoy provocan sonrisas.
Uno de los detalles que más asombran a los fanáticos es que Graciela tuvo un papel en la creación de uno de los íconos de Chespirito. Ella misma confeccionó el traje de El Chapulín Colorado. Ese atuendo, con su antena y sus colores vivos, forma parte de la memoria colectiva de millones, pero pocos saben que nació de sus manos.
“Mi madre siempre creyó en su talento y lo apoyaba sin descanso”, contaron sus hijos cuando Graciela falleció en 2013. Tras su divorcio en 1989, eligió la privacidad y nunca apareció ante cámaras. A diferencia de Florinda Meza, quien fue parte de su historia sentimental posterior, Graciela optó por un camino más reservado.
La bioserie la retrata como un personaje con luz propia, interpretada por Paulina Dávila. Esa representación ha generado preguntas sobre la verdadera Graciela, la mujer que supo equilibrar el papel de esposa y madre mientras su esposo se convertía en una figura internacional. Su familia siempre la recordó como una presencia vital, discreta y generosa.
Su relación con Roberto Gómez Bolaños terminó tras más de veinte años de matrimonio. Nadie ha contado con precisión qué llevó a la ruptura, aunque algunos apuntan a las largas ausencias y el peso de la fama. Ella no dejó palabras públicas sobre aquel final, pero sus hijos destacan la entrega que mostró durante los años en que compartió la vida con el comediante.
El misterio en torno a Graciela Fernández se mantuvo hasta su muerte en 2013, a los 84 años. Su fallecimiento no ocupó portadas ni abrió titulares, pero sus hijos compartieron en redes mensajes que resaltaban su legado como madre y como compañera en una de las etapas más intensas de la vida de Roberto Gómez Bolaños.
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