La medida, publicada hoy en el Boletín Oficial, incorpora frutos y hortalizas que revalorizan la biodiversidad nativa y honran las tradiciones de nuestros pueblos originarios, con especial impacto en La Rioja.
18:28 | Viernes 04 de Julio de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
El Gobierno Nacional dio un paso trascendental para la soberanía alimentaria y el desarrollo de las economías regionales. A partir de hoy, 26 nuevas especies vegetales, muchas de ellas con un profundo arraigo en las culturas ancestrales de nuestro país, se suman al Código Alimentario Argentino (CAA). La Resolución Conjunta 36/2025, firmada por la Secretaría de Gestión Sanitaria y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, modifica los artículos 822 (Hortalizas Frescas) y 888 (Frutas Frescas Comestibles), abriendo un nuevo horizonte para la comercialización y el consumo de estos productos.
La decisión, que venía gestándose desde 2022 y fue sometida a consulta pública, responde a un pedido de instituciones como el Instituto Misionero de Biodiversidad y la Dirección Nacional de Biodiversidad del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. El objetivo principal, según se lee en la resolución, es «mantener la biodiversidad de especies nativas, revalorizar las tradiciones y respetar la soberanía alimentaria de nuestros pueblos».
Entre las flamantes incorporaciones que llegarán a las góndolas y mercados, se destacan frutos con nombres que evocan la riqueza de nuestra tierra: la jabuticaba (Plinia cauliflora y Plinia peruviana), el yvapority (Plinia rivularis), la uvaia (Eugenia pyriformis), el caraguatá (Bromelia balansae), el chañar (Geoffroea decorticans) y el chal chal o cocú (Allophylus edulis). También se suman la achojcha o caigua (Cyclanthera pedata), el pindó (Syagrus romanzoffiana), la higuera del monte (Vasconcellea quercifolia), el ubajay (Eugenia myrcianthes), el guabiyú (Myrcianthes pungens) y la cerella o cereza del monte (Eugenia involucrata).
La lista de nuevos frutos se completa con el tasi o doca (Araujia odorata), el ají kitucho (Capsicum baccatum var. baccatum), el jacaratiá (Jacaratia spinosa), el mbocayá (Acrocomia aculeata), el arachichú (Annona emarginata) y la uvilla grande (Berberis commutata). En el rubro de las hortalizas, se oficializa la inclusión del pecíolo de la quirusilla (Gunnera apiculata).
La resolución subraya el valor cultural y alimenticio de cada una de estas especies, detallando su distribución geográfica en el territorio argentino y los usos ancestrales por parte de comunidades indígenas como los Wichi, Qom, Pilagá y Guaraníes. Por ejemplo, el chañar, un árbol emblemático del monte riojano, es consumido tradicionalmente como fruta fresca, tostada, hervida o fermentada. Su incorporación al CAA significa un reconocimiento fundamental para las comunidades de La Rioja y otras provincias que han valorado y utilizado este fruto durante siglos.
Asimismo, otras especies como el chal chal o cocú y el tasi o doca, presentes en diversas provincias incluyendo La Rioja, también se verán beneficiadas por esta medida. El tasi era altamente valorado por diversas comunidades del Gran Chaco Sudamericano, región con influencia en nuestra provincia. La jabuticaba, por su parte, ya cuenta con estándares de calidad en Brasil, lo que allana su camino hacia la industrialización.
Además de estas especies autóctonas, la normativa también permite el uso de la fruta GAC (Momordica cochinchinensis), originaria de Vietnam, y el copoazú o cupuaçu (Theobroma grandiflorum), de la Amazonía, aunque su uso estará limitado a la industrialización, no al consumo directo como fruta fresca.
Esta medida no solo formaliza el estatus alimentario de estas especies, sino que también las protege y promueve, abriendo un abanico de oportunidades para el desarrollo de nuevas industrias y productos que celebren la riqueza de nuestra flora y honren un patrimonio gastronómico y cultural invaluable en todo el país.