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El renovado "vamos por todo" de Mauricio Macri que proyecta el Gobierno para octubre

En la Casa Rosada creen que la suspensión del juez Freiler y el triunfo en las PASO es el comienzo de un cambio profundo que se vislumbra en la Argentina

Viernes 18 de Agosto de 2017

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15:12 | Viernes 18 de Agosto de 2017 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

No se mostrará clima de euforia en la Casa Rosada. El presidente Mauricio Macri ordenó a sus funcionarios no exponer ni una mueca de exitismo. Pero el Gobierno aprovechará el cambio de aire que hay en Cambiemos por el triunfo electoral tras las PASO para avanzar hasta octubre en lo que denominan "una inyección letal y de raíz contra los estamentos históricos que corrompieron a la Argentina". Leído en clave fina, esto implicará una suerte de renovación del "vamos por todo" del macrismo de cara al futuro. 

El estratagema del Gobierno incluye varios ejes de acción: no solo la suspensión que se vio ayer del controvertido juez kirchnerista Eduardo Freiler, sino también la destrucción electoral de los feudos peronistas en el interior, un avance contra la procuradora general Alejandra Gils Carbó, el enfrentamiento al sindicalismo ortodoxo que cuestiona al Gobierno y el ataque frontal a los intendentes del conurbano que "alientan las mafias". En tal caso, alertan algunos funcionarios, será el "'vamos por todo' pero contra la corrupción y por la institucionalidad".

A grandes rasgos este es el plan de acción que se propuso el Gobierno para trazar de aquí a octubre y que se potenciará después de los comicios si logra una victoria más holgada en Buenos Aires. El plan de acción será sutil pero no por ello disimulado. En la Casa Rosada creen que el triunfo histórico del domingo pasado les dio aire suficiente para avanzar con "poderes corruptos" establecidos desde siempre en la Argentina.

El propio Macri ayer deslizó parte de este esquema de trabajo cuando elogió a los consejeros que suspendieron a Freiler. "Dimos un paso adelante enorme hacia el fin de la impunidad, a que volvamos a creer en las instituciones", dijo sobre el accionar del Consejo de la Magistratura. No sólo ello, el jefe de Estado felicitó al órgano porque, dijo, "por este camino vamos a lograr ser más confiables, creíbles, predecibles, y eso genera una reducción sistemática de la pobreza. En eso estamos trabajando".

El ataque del Gobierno a todos aquellos estamentos de la Justicia que estuvieron alineados con el kirchnerismo en la última década no morirá con Freiler. También confían en un avance de la Justicia en la investigación que tiene en la mira a Gils Carbó, donde se la acusa de haber cometido fraude contra la administración pública, abuso de autoridad, coimas, tráfico de influencias y negociaciones incompatibles con la función pública por la compra de un edificio en la calle Perón al 600.

"Es el momento de mostrar que este gobierno tiene poder y que no vino a hacer la plancha cuatro años para irse sin hacer cambios profundos en la Argentina", admitió ayer a Infobae un destacado funcionario de la Casa Rosada.

En este esquema de arrasar con todo lo que el gobierno huela como "males del pasado" se encuadra también el eterno sindicalismo liderado por la CGT. No fue casual que ayer mismo Macri también cuestionara la marcha que prepara la central obrera el martes próximo. "Hubiese esperado de los gremios una actitud de 'vamos a acompañar' para hacer que el país crezca aún más rápido y durante muchos años. Ese grupo de gremios han perdido la capacidad de escuchar y entender lo que está pasando en la Argentina", dijo. No fue una frase elegida al azar. Encierra un mensaje elíptico de cara a la próxima batalla que se dispone dar el Presidente: la puja por una nueva reforma laboral por sectores de la producción. Si bien el jefe de Gabinete, Marcos Peña, negó el lunes pasado en conferencia de prensa que el Gobierno contemple para después de octubre un proyecto de este tipo, admitió que "se analizan" cambios por sectores o ramas de la producción para hacer más competitiva la producción de las empresas. En la vereda de enfrente tendrán a la CGT y la oposición del PJ. "Tuvimos una elección el día domingo, los argentinos han ratificado la vocación de cambio, apoyo a un gobierno que no cree haber resuelto todos los problemas sino haber comenzado a transitar el camino de la reducción de la pobreza, de generar trabajo", sentenció ayer Macri al mostrarse sorprendido por la marcha convocada por la CGT. ¿Declaración de guerra definitiva? Nadie se anima a predecirlo en la Casa Rosada.

El plan renovado de "inyección letal" o del "vamos por todos los corruptos" también apunta contra los estamentos históricos de los males argentinos como los feudos peronistas del interior o los intendentes del conurbano que avalen a las mafias.

El primer paso contra los caudillos feudales se dio el domingo. El Gobierno destacó con orgullo haber desterrado a feudos como los de los Rodríguez Saá en San Luis; el de Carlos Verna en la Pampa y Alicia Kirchner en Santa Cruz. "Hace un año nadie pensaba que el poder eterno del peronismo puntano o el de Santa Cruz se terminaría un día. Nosotros lo logramos", se entusiasmó ayer ante Infobae un secretario de Estado.

En este clima de exitismo el Gobierno incluso se animará un poco más que esos triunfos: también apuesta a destronar al peronismo en Tierra del Fuego, al eterno Movimiento Popular Neuquino, el peronismo de Das Neves en Chubut, al PJ santafesino e incluso sueñan con molestar un poco con los votos al caudillo peronista Gildo Insfrán en Formosa. Para ello se entusiasmaron con un dato: en la capital formoseña Cambiemos quedó a solo a 900 votos de arrebatarle el poder al PJ.

En el conurbano la pelea que se plantean Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal apunta a desterrar el poder de algunos intendentes de la primera y la tercera sección electoral que ven con cierto apego a las mafias del narcotráfico, el juego clandestino o la economía informal.

En este plan del "vamos por todo" renovado del macrismo se figuran dos proyectos de ley claves para después de octubre: una ley de reforma política que elimine vicios históricos de los partidos gobernantes y una amplia reforma impositiva que establezca una mayor equidad social.

El mensaje de la Casa Rosada hacia los candidatos de Cambiemos, los gobernadores oficialistas y el militante común del PRO y la UCR será el mismo: Macri está dispuesto a mostrar los dientes con todo y desterrar el "poder oscuro" en la Argentina. Para ello, la muestra de las elecciones del domingo, la suspensión del juez Freiler o el ataque a la CGT son apenas la punta del iceberg de un plan de acción que ya empezó a girar y que aparentemente irá a fondo.

 

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