Algo salió mal!

Los líderes europeos le tienden una mano a Theresa May, pero el Brexit sigue en un pantano

Dieron el visto bueno para preparar una segunda fase de negociaciones sobre la relación post divorcio. Pero lo cierto es que no hay avances en ningún frente.

Viernes 20 de Octubre de 2017

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10:14 | Viernes 20 de Octubre de 2017 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

La negociación del ‘Brexit’, la salida británica de la Unión Europea, sigue en un callejón sin salida 16 meses después del referéndum y 9 meses después de que el gobierno británico activara el proceso legal para su salida del bloque, un plazo que se cerrará en marzo de 2019 y que no muestra casi avances.

La primera ministra británica Theresa May recibió en la cumbre de Bruselas de este jueves y viernes un pequeño guiño, buenas palabras (como por ejemplo autorizar a nivel interno la preparación de la futura relación con los británicos tras el Brexit.), pero no hubo ninguna concreción porque los europeos consideran que sus concesiones son insuficientes para avanzar en la negociación.

May llegó a Bruselas diciendo que iba a examinar con sus homólogos “los progresos concretos que hemos hecho durante nuestras negociaciones y a fijar los ambiciosos planes que tenemos para las próximas semanas”.

La respuesta de Merkel parecía salida del hielo: “No hay progresos suficientes para pasar a la segunda fase”. La alemana además aseguró que esa segunda fase, que debe acordar la futura relación de Londres con el bloque europeo, será aún más difícil de negociar que esta primera, que sigue estancada.

Pero Merkel dejó una frase que May puede usar para agarrarse y vender en casa que hay ciertos avances: “continuaremos las discusiones con vistas a alcanzar la segunda fase (la futura relación) en diciembre”. Eso se concreta en que la Comisión Europea se irá preparando ya para esa segunda negociación pero sin ponerla en marcha hasta que Londres no acepte cumplir conlas tres prioridades europeas.

Europa puso tres asuntos sobre la mesa y decidió hace casi un año que hasta que no hubiera acuerdo en esos tres asuntos no se movería.

Londres debe aceptar el pago de una ‘factura’ de salida para hacer honor a sus compromisos financieros como miembro del bloque. May apuntó hace semanas a un pago de 20.000 millones de euros. La UE estima la ‘factura’ en unos 60.000 millones. El presidente del Parlamento Europeo Antonio Tajani dijo el jueves que los 20.000 millones que ofrece Londres son “migajas”.

La interpretación de para qué sirve el pago de esa factura también divide a Londres y Bruselas. Para los británicos sería una forma de garantizarse que habrá un acuerdo comercial futuro. Para los negociadores europeos es simplemente el cierre de la membresía británica en la UE pero no adelanta ninguna relación futura.

La segunda prioridad europea es que Londres asegure que los 3,2 millones de europeos residentes en el Reino Unido tendrán en el futuro los mismos derechos que tienen hoy. Y que el cumplimiento por parte de las autoridades británicas de esos derechos sea vigilado por el Tribunal de Justicia de la UE. May ha repetido varias veces que los europeos en el Reino Unido no tienen nada que temer, pero nunca se comprometió a mantenerles los mismos derechos.

La tercera prioridad es un acuerdo para que la futura frontera exterior de la UE con el Reino Unido entre Irlanda e Irlanda del Norte se establezca de forma que no ponga en riesgo los acuerdos de paz que acabaron con el terrorismo en la región.

La idea de esta cumbre era no dar un portazo en la cara a May, porque su caída, con el ala más radical de su partido al acecho para quitarle la silla, complicaría aún más las negociaciones. La diplomacia holandesa llegó a filtrar la noche del jueves que May había pedido a sus homólogos “un acuerdo que pueda vender en casa”.

La estrategia usada por Londres hasta ahora no ha dado frutos. Mientras apenas se mueve en las negociaciones oficiales que mantiene con la Comisión Europea, May intenta saltarse esas negociaciones discutiendo directamente con las capitales, que la envían de vuelta a la Comisión Europea. Pocas cosas han unido tanto a los gobiernos europeos en los últimos años como su voluntad de mantenerse unidos frente a los británicos.

May también siente la presión en casa. Según las últimas encuestas, el 64% de los británicos piensa que el gobierno maneja mal la negociación y el 53% cree que salir de la UE fue una mala decisión. La inversión extranjera y el consumo se contraen.

Un simple tuit hizo ayer más daño que muchos editoriales. El patrón de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, escribió en la red social un mensaje en el que decía que le había gustado pasar unos días en Frankfurt donde en el futuro pasaría mucho más tiempo. Una elegante forma de advertir que su banco será uno de los que moverá a la ciudad alemana una parte de sus oficinas de Londres.

Los meses pasados desde la activación de la negociación en marzo pasado y las cinco rondas negociadoras han mostrado también que la negociación no es entre iguales. May parece mendigar un acuerdo. El lunes viajó de sorpresa a Bruselas para cenar con el presidente de la Comisión Europa Jean-Claude Juncker sin conseguir más que buenas palabras.

Hay más divisiones en el seno del gobierno británico que entre los 27 países europeos, la economía británica es la que menos crece de toda la Unión Europea y la ruptura sin acuerdo, aunque dañaría a la UE, sería catastrófica para la economía británica, que envía la mitad de sus exportaciones al bloque y que vería en peligro su “capitalidad financiera” europea.

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