Locales

La heroica historia de Roque Garay papá del cadete muerto en la Escuela de Policía

En nota publicada por el diario Clarín. Nunca antes en sus 55 años había sentido eso Roque Garay, uno de los suboficiales más condecorados por actos de valentía en la historia de la Policía de La Rioja.

Sábado 17 de Febrero de 2018

98181_1518873258.jpg

10:51 | Sábado 17 de Febrero de 2018 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Justo a él, que se pasó la vida tratando de salvar las de otros, le anunciaron su propia muerte.
 
O la de su hijo menor, que es casi lo mismo. Y a manos de aquellos que él siempre había creído sus iguales.
 
“Yo me lamento de no haberlo convencido”, se reprocha hoy, con la voz derrumbada aunque amable con Clarín. “Yo le dije que el entrenamiento en la Policía era muy duro, que mejor se quedaba estudiando Historia como los hermanos”, agrega.
 
“Yo tenía miedo”.
 
Nunca antes en sus 55 años había sentido eso Roque Garay, uno de los suboficiales más condecorados por actos de valentía en la historia de la Policía de La Rioja. Pero, se sabe, un hijo en riesgo le hace conocer al corazón temores que se ignoran cuando se trata del cuerpo propio.
 
Y eso que Roque tiene el cuero bien duro. Nació en un pueblo de 150 habitantes que se llama Ñoqueves, en el departamento Rosario Vera Peñaloza, donde rara vez pasa algo más emocionante que la marcada de vacas o la llegada abrasadora del Zonda. Lo separan 220 kilómetros de la capital riojana, que Roque decidió salir a recorrer cuando tenía 20 años, con el sueño de conseguir en la ciudad un empleo que le diera un futuro mejor que aquel que auguraba su secundario incompleto.
 
Durante un tiempo encontró algo de eso en el Parque Industrial, en distintas fábricas algodoneras. Pero a los 25 años abrió el diario y se encontró con su verdadero destino impreso en una página: un aviso lo llamaba a ingresar a la Escuela de Suboficiales de la Policía.
 
Roque ya se había encontrado con el amor de su vida, Ilda Nicolasa Rivero, la futura madre de sus hijos e hija ella misma de un policía. No era su único uniforme cercano: tenía -y aún tiene- varios primos en la Fuerza.
 
“Siempre me gustó la idea de ser policía. Yo soñaba con hacer arrestos de gente mala”, recuerda Roque.
 
Seis meses estuvo en la Escuela hasta que se recibió y lo enviaron al primer y único destino que tendría en sus 25 años de carrera: la comisaría 2° de la ciudad de La Rioja.
 
“Nunca me movieron porque los jefes me querían, porque yo era bueno en mi trabajo. En 25 años no falté nunca”, se enorgullece Roque. “Si entrábamos a las 5.30, yo a las 5 ya estaba ahí. Uno se levanta a las 4, se baña, se lustra y se presenta rasurado y bien limpio. A las 6 te dan un patrullero y salís a patrullar durante 8 horas por 10 barrios”, agrega. “Uno tiene que dar, porque a uno lo preparan para servir a la comunidad, no para ser servido”.
 
La jurisdicción que le tocaba a Roque tiene dos barrios difíciles, conflictivos. Desde siempre tuvieron a muchos chicos en la calle, consumiendo droga o viendo cómo conseguirla. “Yo con los adictos me llevaba bien. Yo les decía: ‘Muchachos, por favor que no haya robos esta noche’. Les contaba que si había algún robo a mí me castigaban con un recargo de horas de trabajo, cuatro más al terminar mi turno. Mis compañeros los arrestaban directo, pero yo les hablaba de otra forma”, explica. “Ellos en realidad son personas adictas, son enfermos. Otros compañeros los corrían o los detenían directamente y siempre terminaban con algo roto, con con robos en esa guardia. Pero no hace falta la violencia”, apunta. “Yo siempre fui solidario. Si se enfermaba alguien de noche y no venía la ambulancia, yo lo llevaba en el patrullero al hospital. Si encontraba a un chico drogado tirado en la calle, a las 2 ó 3 de la mañana o la hora que fuera lo cargaba en el patrullero, lo llevaba a la casa, aplaudía en la puerta y esperaba a que la familia lo recibiera y lo revisara”.
 
Las rondas de Roque tenían, de tanto en tanto, sus picos de adrenalina. “Todos los que entramos a la Policía soñamos con salvar una vida. Es algo que se siente, el orgullo por dentro, una alegría, una satisfacción que brota de adentro por salvar una vida”, describe, como quien habla de hacer un gol en la Bombonera.
 
Y él sabe de eso, porque hizo cinco.
 
Los dos primeros fueron a las 11 de la mañana de un día cualquiera, hace quince años. Roque manejaba la patrulla cuando la radio avisó que a unas diez cuadras, en el barrio San Martín, había una casa en llamas. Aceleró, acompañado por el oficial que estaba a cargo del móvil, y llegaron primeros. Lo que encontraron fue un chalé que escupía fuego por la puerta y las ventanas, decenas de vecinos en la calle y un matrimonio que había salido por poco, pero había dejado a los hijos adentro.
 
-Oficial, tenemos que derribar la pared con el patrullero, propuso Roque.
 
Su jefe dudó.
 
-Se va a romper el patrullero…
 
Roque sabía que no había tiempo. Halló una piedra enorme y fue hasta una pared de la casa. Le dio y le dio hasta que abrió un boquete, por el que se metió junto al oficial. Adentro había dos nenes de siete y ocho años desmayados por el humo. Los sacaron antes de que ganaran las llamas. “En esos minutos se juega todo. Uno tiene que tomar decisiones y tiene que ser rápido”, recuerda.
 
Otra mañana, cerca de las 6, Roque y su compañero se encontraron con un cuerpo que colgaba de un árbol, en el barrio Yacampis. Era un joven de 18 años, que se había atado un alambre al cuello para matarse. Roque corrió hacia él, desesperado, mientras los vecinos le decían que lo dejara, que ya estaba muerto, que llevaba media hora ahí. No le importó: a los gritos le pidió ayuda al otro oficial, lo bajaron entre los dos y cuando lo tuvo en el piso le dio respiración boca a boca hasta que llegó una ambulancia. Fue su tercera vida salvada. Su tercer gol.
 
“A los tres días nos llamaron de Jefatura urgente. Pensamos que era para una sanción. Pero era para darnos un reconocimiento por haber salvado al chico”, se emociona.
 
No tan atrás en el tiempo, a Roque le tocó salir a patrullar de noche la ruta hacia San Juan, ida y vuelta una y otra vez en busca de ganado suelto que pudiera convertirse en trampa mortal. Era de madrugada y en pleno regreso un auto pasó a toda velocidad junto a su patrullero, a la altura de Talamuyana, cruzó un puente y se estrelló contra un grupo de 50 cabras que justo invadía el camino. Al choque le siguió un trompo y un incendio, en el que el coche casi se convirtió en ataúd para el matrimonio que lo ocupaba. Sin embargo, allí estaba Roque para sacarlos por las ventanillas, primero a la mujer y luego al marido. Eran de Santa Cruz, iban a Salta y gracias a él pudieron seguir viaje en micro días después.
 
“El sueño de todo policía es servir y salvar vidas”, insiste Roque.
 
Su primer hijo, Roque, estudió Historia. El segundo, Franco, entró al Ejército. El siguiente, Adrián, se hizo profesor como el mayor. Y el menor de los cuatro hizo lo mismo cuando tuvo que elegir su futuro, en 2016.
 
Emanuel, se llamaba.
 
Pero la tragedia los esperaba. En aquel 2016, mamá Ilda empezó a padecer horribles dolores en la espalda. No hubo médico que le diera una explicación, hasta que cayó postrada. Pasaría ocho meses así, pero recién en el sexto le descubrieron el angiosarcoma.
 
Cáncer escondido en los huesos.
 
La llevaron a Córdoba y atrás fue Emanuel, que no se podía despegar de ella, que le hacía los únicos masajes que la aliviaban en algo,de día y de noche. Pero nada detendría a la muerte, que llegó en octubre de 2016.
 
“Con mi esposa vivimos 30 años. Nunca hemos tenido peleas ni nada, siempre unidos, siempre juntos a todos lados. Cuando falleció me sentía tan solo que decidí retirarme, con 25 años de servicio”, se quiebra Roque.
 
Al duelo y a la baja le siguieron, a fines de 2017, una charla padre-hijo. Emanuel quería decirle a Roque que iba a abandonar el profesorado de Historia para entrar como cadete a la Escuela de Oficiales de la Policía. El mismo predio al que él había ingresado 25 años antes.
 
“Yo le dije: ‘Quedate ahí, estudiá Historia, vas a estar cómodo, vas a estar tranquilo con aire acondicionado, en un aula… En la Policía se trabaja de lunes a lunes’. Me lamento de no haberlo convencido”, dice Roque. “Es que él se crió entre policías, siempre venía a la comisaría…”.
 
Roque se resignó a que su hijo de 18 años se sumara a sus cuatro primos, todos ellos comisarios. Lo acompañó a la Escuela y se lo presentó a dos comisarios que estaban a cargo de la instrucción, los hermanos Jorge y Ramón Leguiza, que habían sido sus compañeros. Averiguó y supo que el director del instituto era Dardo Gordillo, quien durante años había sido su jefe en la comisaría 2°. Y se tranquilizó.
 
En la noche del 5 de febrero a Roque lo llamaron para decirle que su hijo había terminado descompuesto su primer día de instrucción en la Escuela de Policía.
 
Y el miedo encontró su razón.
 
Roque corrió al hospital y se encontró con uno de los Leguiza, que le pidió perdón.
 
Él tenía en la cabeza la imagen de su hijo aquella mañana, despertándose a las 5, feliz de empezar a vivir su sueño. Lo había ayudado a vestirse y le había recordado: “Si no das más tirate al suelo, decí que te acalambraste”.
 
Emanuel estaba en coma. “Se habrá olvidado de lo que le dije”, evalúa hoy Roque. A Leguiza le advirtió que le iban a pagar el daño que le habían hecho a su hijo.
 
El daño se hizo muerte al quinto día. Emanuel no pudo superar la cruel deshidratación a la que lo sometieron.
 
“Dejé la vida de mi hijo en mis compañeros. Nunca pensé que me lo mataran”, se apena. Sabe que la Justicia riojana es particularmente lenta y ruega: “No me abandonen”.
 
FUENTE DIARIO CLARIN

DEJANOS TU COMENTARIO

14 COMENTARIOS

irene Cut

| Miércoles 21 de Febrero de 2018

Peligroso criterio el de justificar un asesinato si familiares o compañeros o amigos de la persona asesinada, pertenecen a grupos o son de partidos políticos que no nos gustan.

irene Cut

| Miércoles 21 de Febrero de 2018

Siento la muerte de Emanuel Galván como sentí la del conscripto Carrasco asesinado en 1994. merece investigación, juicio y castigo. Lo que llama la atención es la actitud de los organismos de derechos humanos, que hace muy poco, se manifestaron muy activamente ante las supuestas causas de la muerte de Santiago Maldonado, pero ahora se mantienen en silencio. Hay explicaciones válidas.

Riojano

| Lunes 19 de Febrero de 2018

Dime con Quien Andas y te diré quién eres...la foto de la nota lo dice todo

Pablo ocampo

| Lunes 19 de Febrero de 2018

Muy buen funcionario y persona... Don Garay Ud antes de recibirme me dijo las pautas principales para poder solucionar los problemas sociales y me contó las antes narradas anécdotas. Siempre hay gente que habla sin conocer y ese es el mayor error; desde la distancia el mayor de los apoyos para Ud y su familia

Silvia Rosa Chumbita

| Lunes 19 de Febrero de 2018

Siento una gran impotencia y una profunda tristeza....JUSTICIA x FAVOR

Valle

| Lunes 19 de Febrero de 2018

Si no leen bien las noticias q pasó con emanuel no hablen aparte del calor si aguanto o no no le dieron agua y seguido lo dejaron tirado aún costado más de media hora desmayado y convulsionado no creo q ninguno aguante lo q le pasó a emanuel

Martin

| Domingo 18 de Febrero de 2018

Que estupidez ahora esto ese hombre sabe lo que es la policía es dura y no es para cualquiera ese hombre dice cuando hacían instrucción lo hacían en la sombra basta de tanta pelotudes

Patito

| Domingo 18 de Febrero de 2018

Teresa estas segura de lo que decís seguro que no le toco a la hora esa y con 50 grados además no es uno solo el que sufrió ,deja de decir boludeses vieja chota.

Tirico.

| Domingo 18 de Febrero de 2018

Muchachos mas respeto con esos comentarios,me parece que son muy pocos hombres estoy seguro que no se aguantan media cuadra corriendo,no seas marica juan.

Omar

| Domingo 18 de Febrero de 2018

Cagamos.....acompañe en el dolor y en la marcha a la flia Garay, pero a partir del pedido de entrevista al presidente, hasta aquí nomas llega mi amor, porque me parece una contradicción pedir hablar con el que promueve modificar el Código Penal para favorecer a los policías asesinos. Suerte Roque.

juan

| Domingo 18 de Febrero de 2018

Que bueno seria tener en el mundo varios Policías como "Roque". Jajaja. (felicitaciones a los medios por lo que están logrando) -otra vez Jajaja-

Teresa

| Domingo 18 de Febrero de 2018

Mi hijo curso la escuela y no lo mataron también tuvo entrenamientos duros fue una fatalidad lo k le paso a ese chico

Sblatner.

| Domingo 18 de Febrero de 2018

Muy conmovedor el relato.....mucha fuerza..

Tuco

| Sábado 17 de Febrero de 2018

Este Roque habla cualquier berdura ya, todo tiene su tiempo x q los medios te llevan muy arriba y ellos mismo se encargan de enterrarte si no les abres las puerta..x q despues te manejan la vida ellos. Mucho cuidado ellos viven de eso!!

<

Top Semanal

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR

LOCALES

NACIONALES

INTERNACIONES

DEPORTES

SOCIEDAD

FARÁNDULA