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El crimen de una exitosa ginecóloga que conmocionó a Quito y las huellas que delataron a su propia hija

La desaparición y muerte de Alexandra Soria en agosto de 2016 ocultaba una trama que mantuvo en vilo a la capital de Ecuador

Sábado 14 de Mayo de 2022

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11:40 | Sábado 14 de Mayo de 2022 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

El 21 de agosto de 2016, la Policía de Quito encontró el cadáver de Alexandra Soria abandonado en la cajuela de su auto. La ginecóloga que llevaba desaparecida dos días había sido brutalmente asesinada. Aunque la justicia condenó a los culpables, aún continua el debate público sobre lo que sucedió realmente la noche en que Alexandra murió.

Alexandra tenía una exitosa carrera como ginecóloga, era accionista de una compañía de servicios médicos y tenía un consultorio privado. Como fruto de su trabajo había comprado una casa en un condominio privado donde vivía con su familia.

Para el 2016, cuando sucedió el crimen, Lizeth, una de las hijas, ya no vivía en casa de su mamá. Alexandra vivía con Camilia y con la hija de ella, una niña de apenas un año. Camila era estudiante de una universidad privada de Quito, cuando tenía 19 años quedó embarazada de su novio, quien luego se fue a vivir a Estados Unidos. Tanto Alexandra como Lizeth cuidaban de la bebé de Camila para que ella pudiera estudiar, pero Camila desmejoró sus calificaciones y para el 2016 había reprobado tres veces una materia, lo que provocó que sea expulsada de la Facultad. La razón de la indiferencia de Camila por sus estudios sería que se obsesionó por su ex pareja y padre de su hija.

Esto habría sido el detonante para lo que sucedería después.

Cuando Alexandra supo que Camila no podría seguir sus estudios, en los que ya había invertido más de USD 6.000, enfureció. La médico increpó a su hija y le dijo que no la iba a mantener, que debía devolverle el dinero que había pagado en la universidad y que buscara un empleo. La pelea entre Alexandra y su hija Camilia fue intensa, según se cuenta en los registros del juicio. Después de la discusión, a Alexandra apenas le quedarían unas horas de vida.

Según declaró Camila, su madre salió a las 16h30 de su casa y fue a su consultorio privado. Era el 19 de agosto de 2016.

Alexandra manejaba un auto de color verde oscuro y su hija Camila tenía un carro rojo. Cuando Alexandra salió de su casa ese 19 de agosto se subió en su auto verde. El dato sobre los colores de los autos sería clave en el proceso.

Camila y su laberinto

El mismo día del pleito entre Camila y Alexandra, a las 18 horas, dos amigos de Camila la contactaron para visitarla en su casa. Camila accedió y Óscar y Daniela llegaron a su vivienda alrededor de las 19. Al llegar, recuerda Óscar, esperaron cerca de 15 minutos a que Camila les abriera la puerta. Al encontrarse con su amiga la notaron extraña, indiferente. En esa reunión Camila estaba acompañada por un hombre al que solo lo presentó como un amigo, sin decir su nombre. Según Óscar, el ambiente era tan incómodo en la casa de Camila que él y Daniela no se quedaron más de 15 minutos y regresaron cada uno a su casa.

De acuerdo con el testimonio de Óscar y que está registrado en la Fiscalía, luego de que él fuera a dormir, cerca de la 1 de la madrugada del 20 de agosto de 2016, Camila empezó a llamarlo. Al contestarle, Camila estaba casi llorando, le dijo que su mamá no aparecía y que por favor la acompañe. Óscar tomó su auto y volvió a la casa de Camila, llegó casi a las 2 de la mañana.

Cuando Óscar se encontró nuevamente con Camila, ella estaba muy nerviosa, pero no lloraba. Él solo trataba de calmarla y le preguntó si ya había avisado a la Policía sobre la desaparición de su mamá. Camila dijo que no y que llamaría a su hermana y a su abuela.

Tanto Lizeth cómo su abuela Juana llegaron a las 2.30 a ver a Camila. En ese momento, Camila despidió a Óscar y le dijo que su familia se encargaría de hacer la denuncia. Él se fue y continuó con su vida.

Sin embargo, a las 22 del sábado 20 de agosto, Camila empezó a llamar nuevamente a Óscar. En esa conversación, Camila le dijo que los agentes de criminalística iban a interrogarlo y le pidió que mintiera y dijera que el día anterior estuvo junto a ella todo el día, hasta las 23.

Camilla le insistía a Óscar para que mintiera en su versión. Mientras tanto, Alexandra seguía desaparecida.

Esa era sólo una de las mentiras que Camila inventaría. Para lograr tener una coartada, Camila sostuvo que su madre salió a trabajar y nunca regresó. Sin embargo, las cámaras de seguridad del conjunto donde vivían demostraron que Alexandra regresó a su casa, ese viernes 19 de agosto a las 20.30. Llegó en su auto verde al que estacionó cerca del auto rojo de Camila,

En las cámaras también se observó que el auto verde de Alexandra salió del conjunto a las 23 de ese viernes. Dos personas estaban en ese auto, una era Camila y otra era un varón corpulento. También en la grabación se ve que Camila regresó algunas horas después a su casa, pero lo hizo en un taxi.

El 21 de agosto de 2016, a las 2.30, los agentes de criminalística encontraron el auto de Alexandra abandonado en una carretera. Del maletero salía un fétido olor. Al abrir la cajuela encontraron el cadáver de Alexandra que ya estaba descomponiéndose, había un charco de sangre seca y habían indicios de que se intentó limpiar el vehículo.

La necropsia determinó que Alexandra murió luego de que fuera golpeada por lo menos siete veces con un objeto contundente en su cabeza. Sus rodillas estaban destrozadas y tenía un sinnúmero de heridas en su cuerpo. La última persona en usar el auto de Alexandra fue su hija Camila.

El cadáver de Alexandra fue encontrado en la cajuela de su auto.
El cadáver de Alexandra fue encontrado en la cajuela de su auto.

Dentro de los testimonios que recogió la Policía está el del guardia Elías Borbor que cuidaba el ingreso al conjunto de viviendas. Borbor contó que la tarde del sábado, 20 de agosto, un día después del asesinato, Camila llamó a los guardias y de forma prepotente les ordenó eliminar las grabaciones de las cámaras de seguridad.

En esa conversación, Borbor le dijo que no podía borrar las grabaciones sin tener una autorización de sus superiores. Este testimonio fue clave para determinar la participación de Camila en el homicidio de su mamá.

Camila estaba en un laberinto sin salida. Cada vez más las pruebas la delataban. Incluso las investigaciones mostraron que ese viernes, cerca de las 22, las tarjetas bancarias de Alexandra fueron usadas para retirar dinero en tres cajeros automáticos en distintos lugares de Quito. Esto habría sucedido luego del asesinato.

Camila conocía los datos y claves bancarias de su madre y, valiéndose de un tercero, retiró los montos máximos que se pueden retirar desde los cajeros automáticos.

La persona que hizo los retiros en tres cajeros distintos era Francisco Arias, un amigo de la ex pareja de Camila. Según lo declarado por Arias en el juicio, es que la noche del 19 de agosto, Camila lo buscó. Ella iba en su carro rojo y estaba acompañada de su hija de un año.

Camila le pidió que la acompañara a retirar dinero del cajero para invitarlo a comer. Él accedió. Lo extraño es que retiraron dinero de tres lugares distintos separados por 30 minutos de diferencia entre cada sitio. Camila le pedía a Arias que él se bajara del auto a hacer los retiros porque ella debía quedarse con su bebé.

Cuando obtuvieron el dinero, Camila lo invitó a su casa. De acuerdo con Arias, se estacionaron lejos de la casa de Camila, ella se bajó del auto y le pidió que se quedara con la pequeña. Arias asegura que Camila se demoró cerca de 40 minutos en volver.

Cuando regresó estaba nerviosa, agitada. Le dijo a Arias que entrara a la casa. Él dijo que la casa estaba algo desordenada, pero no había nada raro. Camila le contó que su mamá no aparecía y le dio un teléfono celular para que lo vendiera con la promesa de dividirse las ganancias. El móvil era de Alexandra.

Camila cambió tres veces su versión sobre lo que sucedió ese viernes. Primero se declaró inocente y aseguró que nunca podría obrar en contra de su madre, a quien amaba. En esa declaración, la joven de 20 años involucró a un guardia de seguridad de la urbanización, Víctor Gil Zambrano.

Según Camila, el guardián la ayudó a entrar a su casa al saltar una reja para abrirle la puerta. Luego, en lugar de retirarse Víctor la habría amenazado diciendo que le dé USD 5.000 o que se llevaría a la bebé. Por ello, Camila habría retirado el dinero de los cajeros, sin embargo, como solo pudo obtener USD 500, Víctor enfureció y mató a Alexandra.

La defensa del guardia asegura que la versión de Camila es falsa y que fue ella quien mató a sangre fría a su mamá. En la reconstrucción de los hechos que realizó la Fiscalía, Camila se habría contactado con el guardia Víctor para ofrecerle dinero a cambio de que matara a Alexandra.

La hipótesis de la Fiscalía se basa en los resultados de los análisis del vehículo donde se encontró el cadáver de Alexandra y en donde aparecieron las huellas dactilares de Víctor Gil Zambrano.

Las pruebas que encontró la Fiscalía revelan el espeluznante crimen. Camila y Víctor esperaron que Alexandra llegara del trabajo para interceptarla y matarla a golpes.

El asesinato habría sucedido en el garage de la casa de Alexandra, pues se determinó que hubo un charco de sangre y que las paredes también estaban manchadas, así como los zapatos de Camila, quien además de escuchar las súplicas y los gritos de su madre caminó alrededor de su cadáver. Luego de presenciar el asesinato de su mamá, Camila tomó a su bebé de un año, la subió en su auto y fue a retirar el dinero de las cuentas de su mamá.

Camila habría cargado el cadáver de su madre hasta la cajuela del auto y condujo más de 30 minutos hasta abandonarlo.

La justicia declaró culpables del asesinato a Víctor Gil Zambrano como autor material a 34 años de cárcel, a Francisco Arias a 8 años en prisión como cómplice por retirar el dinero y a Camila Chamorro como autora intelectual, quien deberá pagar 34 años en cárcel por el homicidio de su mamá.

A pesar de haber sido condenada, Camila trató de heredar los bienes de su madre, pero su hermana Lizeth lo impidió.

El caso que conmocionó a Quito en el 2016, fue recordado en Twitter por David Revelo, que constantemente realiza hilos de crímenes sin resolver. A partir de esa publicación, cientos de usuarios compartieron sus hipótesis e incluso el ex novio de Camila Chamorro advirtió que hay fallas en el proceso legal. Sin embargo, las evidencias presentadas en el juicio demuestran que hubo una participación activa de Camila en el asesinato de su madre.

Camila fue diagnosticada con trastorno de personalidad narcisista. La joven ahora cumple su sentencia en la cárcel de Latacunga. Solo saldrá en libertad en el 2060.

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