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El peronismo desbordó la Plaza de Mayo y advirtió a Milei: "Hoy empieza la resistencia"

Sin el apoyo formal de la CGT y los gobernadores, el kirchnerismo logró desbordar la Plaza. Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich fueron los más insultados. Cristina mandó un audio. Kicillof llegó sobre el final del mensaje.

Jueves 19 de Junio de 2025

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06:12 | Jueves 19 de Junio de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

El peronismo logró concretar una importante movilización que desbordó la Plaza de Mayo para pedir la liberación de Cristina Kirchner. Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich fueron los más insultados en una movilización que pese a la alta tensión política, transcurrió sin incidentes.

 

El tamaño de la movilización, una de las más importantes del mandato de Milei junto con la que se realizó en defensa de las universidades públicas, abre interrogantes sobre el rol que tendrá a partir de ahora en la interna peronista Cristina Kirchner, que tras el fallo de la Corte Suprema aparece empoderada y ya empezó a diseñar las listas de la provincia.

 

Un dato no menor fue que Axel Kicillof entró a la Plaza cuando estaban terminando de transmitirse el mensaje grabado de Cristina. Llegó rodeado de los intendentes de su espacio y se mantuvo a prudente distancia de La Cámpora. Kicillof se aferró a su nuevo posicionamiento, denunciar la condena a Cristina como un "golpe de autoritarismo", pero al mismo tiempo mantener con Cristina y La Cámpora, la tensión por las listas.

 

La ausencia orgánica de la CGT -que se negó a convocar a un paro-, y la mayoría de los gobernadores peronistas, fue otro dato de la jornada. Sin su acompañamiento, el kirchnerismo igual logró desbordar la plaza.

 

En el gobierno prevaleció la prudencia y cierta parálisis. Los hermanos Milei bajaron la orden de no opinar y le pidieron a Santiago Caputo que opere en los medios amigos que la Casa Rosada no tuvo nada que ver con la condena a Cristina.

 

"No se si es lo mejor quedarse callado, porque donde puedan ellos van a hacer daño" comentó preocupado un funcionario importante del Gobierno.

 

"Si son fachos de verdad que la vengan a buscar", sostenía una pancarta firmada por La Poderosa, que daba la bienvenida a Plaza de Mayo. El vallado de Casa Rosada llegaba hasta la Pirámide de Mayo, ocupando un tercio de la plaza, y fueron pocos los que lograron quedar cerca del escenario.

 

No había nada para ver, pero todos intentaron ubicarse lo más adelante posible. El peronismo una vez más rompió el molde y concretó un acto orwelliano, con gente congregada para escuchar un audio sin imagen de su líder presa.

 

"Vamos que llegamos", arengaba un hombre con pechera azul, empujando para llegar al vallado. "Este es el Cabildo", le explicaba un joven de rastas a otro enfundado en una remera con la frase "La Costa con Cristina".

 

"Hoy empieza la resistencia", dijo el locutor del acto. Los organizadores hablaron primero de 500 mil personas y luego subieron la cifra a un millón. Desde la Ciudad dividieron esa cifra por 20. El presidente fue el centro de las críticas: "Traigan el gorila de Milei para que vea", "Bullrich basura" y el hit del verano 2018 fueron lo más cantado junto al "Vamos a volver".

 

En efecto, el nuevo relato del kirchnerismo es emparentar la detención de Cristina con la proscripción a Perón y desde ahí iniciar una "resistencia" que debería concluir con el regreso del peronismo al poder, para indultar a Cristina y "decapitar" a la Corte Suprema y buena parte de la justicia federal.

 

"Además de apoyar a Cristina también vinimos por nosotros mismos. Con esta Justicia no están garantizados nuestros derechos. Si a Cristina le hicieron lo que le hicieron, ¿qué nos va a pasar a los demás?", se preguntó Marisa de 56 años y vecina de Berazategui. "Si nos quedamos en casa y no nos hacemos escuchar, la cosa no va a cambiar", dijo.

 

Decenas de puestos de hamburguesas y choripanes desafiaban el protocolo antipiquetes que, sin policías a la vista, quedó suspendido de facto. También proliferó la venta de souvenirs: una remera con la imagen de un Diego Maradona cosecha 1987 llamaba a defender a los jubilados al lado de pañuelos blancos con la leyenda "La Patria no se vende" en negro.

 

"Queremos a la morocha libre, vamos a volver", se ilusionaba Hilda de Pompeya, de 72 años. Muy cerca suyo dos jóvenes saltaban la baranda de Avenida de Mayo para fotografiarse con un vampiro con el rostro de Patricia Bullrich.

 

"Espero que haya unidad", reclamaba Lautaro de 33 años con una bandera LGTB colgada de la cintura. "Macri corrupto y ladrón, devolvé la guita, preso ya", exigía un cartel con letras naranjas sobre cartón corrugado.

 

"El peronismo tiene que perder el miedo. Cristina se inmola por muchos que se quedan escondidos debajo de la cama. Los jueces se tienen que dar cuenta de que no tenemos miedo y estamos dispuestos a morir por los derechos adquiridos", dijo Estela de 63 años. A su lado pasaba un hombre con la leyenda "Cristina es pueblo" pintada en su cabeza pelada.

 

Tal vez previendo un mediodía más frío, un hombre se paseó entre la multitud vendiendo petacas de café al cognac y también licor de dulce de leche. A pocos metros, en Bolívar y Diagonal Sur, se cruzaron columnas de La Cámpora y las del Movimiento Evita que llegaban por Hipólito Yrigoyen, que convivieron en paz. El líder del Movimiento Evita, Emilio Pérsico se amigó con Cristina y ahora empuja una radicalización del kirchnerismo, con una frase letal: "La pradera está seca, ahora hay que incendiarla".

 

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