En el oficialismo riojano nadie lo admite públicamente, pero en la intimidad del poder todos saben que la gobernación quedará vacante. Y también saben que Ricardo Quintela ya está recibiendo los currículums
18:29 | Domingo 28 de Diciembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
La sucesión dejó de ser una hipótesis para convertirse en una carrera abierta, donde los nombres circulan sin pudor: Fernando Rejal, Teresita Madera, Gabriela Pedrali, Armando Molina, Juan Luna Corzo, Florencia López, entre otros.
La discusión no es quién se anota, sino qué evalúa Ricardo Quintela para sucederlo. Porque mientras el PJ riojano tiene como objetivo central retener la gobernación, la política sigue encerrada en su propio juego, cada vez más desconectada de la realidad social que dice representar.
La disociación es evidente. La dirigencia discute poder; la gente discute supervivencia. Afuera, la provincia vive una crisis que no admite maquillaje: sueldos que no alcanzan, empleo privado inexistente, construcción paralizada, pymes que cierran sus persiana todos los días. El relato oficial ya no tapa la realidad.
Hoy, el salario promedio en la administración pública ronda los 480.000 pesos. Con ese ingreso, al riojano le cuesta llegar hasta al día 15, pagar la luz, sostener una familia. Comer y vestirse se volvió un esfuerzo cotidiano. En la Rioja actual, enfermarse es un privilegio, no un derecho.
Mientras tanto, la política provincial mira para adentro, obsesionada con cómo sostener un proyecto que la calle percibe cada vez más débil. El Gobierno nacional endurece su postura y, desde la lógica libertaria, no enviar fondos ni hacer obra pública en La Rioja es “ahorro”. Desde Buenos Aires, La Rioja no es una comunidad, es un gasto. No son personas, es una cuenta fiscal.
En este escenario, dentro del propio PJ ya no se descarta nada. Nosolo se piensa en candidaturas oficiales: también se evalúa la aparición de nombres afines al peronismo que podrían competir por fuera del oficialismo, rompiendo la lógica del “orden cerrado” y exponiendo fisuras internas que hasta hace poco se negaban.
Y del otro lado, el proyecto libertario no es menor. Una eventual llegada de ese espacio al gobierno provincial, con figuras como Martín Menem, ya jugando a nivel nacional en contra del envio de fondos a la provincia, implicaría, según reconocen incluso quienes simpatizan con ese modelo, la salida de más de 30.000 trabajadores de la administración pública en un solo plumazo, buscando el tan pedido equilibrio fiscal que pide el presidente Milei. No es un delirio ya que el modelo nacional expulsó a más de 300.000 estatales.
La pregunta de fondo no es quién será el candidato del PJ, ni cuántos currículums se apilan en un escritorio. La pregunta es si existe un plan real para La Rioja. Un plan que contemple al riojano común, no al Excel. Un plan que entienda que equilibrio fiscal sin tejido social es ajuste, no gestión.
Por eso, antes de repartir cargos, sellar listas o bendecir herederos, no cuenten los cabritos antes que pare la cabra.
Porque lo que hoy obsesiona a la política no es lo que angustia a la gente.
Y cuando esa distancia se vuelve irreversible, no hay aparato que alcance para taparla.
