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El Salvador y la creciente incertidumbre financiera

Nayib Bukele enfrenta problemas financieros en El Salvador, con una reforma en el sistema de pensiones que aplaza pagos y un creciente endeudamiento. Analistas advierten sobre la posibilidad de un default.

Domingo 17 de Septiembre de 2023

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08:35 | Domingo 17 de Septiembre de 2023 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

El presidente salvadoreño Nayib Bukele celebró a principios de este año el pago de una deuda de USD 800 millones, desestimando las preocupaciones sobre la salud financiera de El Salvador. Sin embargo, persisten dudas sobre la estabilidad económica del país, especialmente después de una reforma en el sistema de pensiones que permite al gobierno no pagar intereses ni capital de la deuda previsional hasta 2027, año en que el país enfrentará un vencimiento de deuda total de alrededor de USD 2,035 millones.

La reforma de pensiones, que posterga pagos a cambio de acumular más deuda, ha generado preocupación entre los analistas. Aunque permite un ahorro de aproximadamente USD 500 millones al año de 2023 a 2026, a partir de 2027, el gobierno deberá asumir obligaciones significativas por alrededor de USD 600 millones anuales, sumando aún más presión a las finanzas estatales.

En 2027, El Salvador enfrentará vencimientos de deuda por USD 800 millones a acreedores internacionales, USD 500 millones en amortizaciones a multilaterales y otros USD 175 millones en deuda interna, superando los USD 2,000 millones en un solo año. A partir de entonces, los requisitos de nueva deuda rondarán los USD 3,000 millones anuales.

A pesar del aumento en la recaudación tributaria, los economistas y analistas de riesgo creen que El Salvador podría enfrentar dificultades para cumplir con sus obligaciones en los próximos años, lo que aumenta el riesgo de un posible default en el mediano y largo plazo. Además, el precio de los bonos salvadoreños con vencimiento a partir de 2027 ha estado por debajo de los USD 81, lo que denota un riesgo de incumplimiento según expertos.

El gobierno de Bukele ha buscado financiamiento en el corto plazo mediante la reestructuración de la deuda con la banca local. Sin embargo, esta estrategia también implica riesgos, ya que la alta concentración de la deuda pública en manos de los bancos podría afectar negativamente su flexibilidad financiera.

Además, hay señales de que el gobierno de Bukele enfrenta problemas de liquidez y gasto corriente, lo que podría haberlo llevado a dejar de cumplir algunas obligaciones internas, como transferencias de fondos para educación superior.

En este contexto, la posibilidad de retomar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se ha convertido en una opción necesaria para El Salvador. Aunque la relación entre Bukele y el FMI se había deteriorado previamente debido a la adopción del Bitcoin como moneda circulante en el país, recientes desarrollos políticos y diplomáticos han abierto la puerta a un reinicio de las conversaciones.

El presidente Bukele se encamina hacia su reelección en las próximas elecciones presidenciales, lo que podría fortalecer su control político y le permitiría afrontar los desafíos financieros desde una posición de poder absoluto en el Estado. Sin embargo, los requerimientos de nueva deuda a partir de 2027 plantean un desafío económico significativo que deberá abordarse de manera urgente para evitar un posible default que afectaría la estabilidad financiera del país.

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