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Luis "Toto" Caputo comienza el proceso de "dolarización endógena"

En qué consiste la estrategia del Palacio de Hacienda para reducir la brecha cambiaria. Una jugada arriesgada que el Gobierno comenzó a delinear en los últimos días acapara las miradas de inversores.

Lunes 22 de Julio de 2024

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14:27 | Lunes 22 de Julio de 2024 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

El Gobierno inicia hoy la segunda parte de su plan de reducción de la brecha cambiaria y control de la política monetaria, al iniciar el proceso de “dolarización endógena”. Esto es, que los argentinos y residentes comiencen a liquidar divisas para sostener el nivel de gastos, ante una contracción casi total de los pesos emitidos por el sector público.

Ante el sostenimiento de la base monetaria, en teoría, comenzaría la liquidación de dólares en posesión de activos financieros; y la consecuente caída en el valor de la divisa. Nadie lo dirá públicamente, pero desde el sector público se espera que hacia delante el dólar se estacione en la brecha de los 1.200 y 1.300 pesos, teniendo en cuenta únicamente el nivel de cotización de los dos dólares financieros: el MEP y el contado con liqui (CCL).

En el caso del dólar blue, directamente, el Ministerio de Economía ignora su evolución, cotización y análisis. Para el oficialismo, la única brecha importante a reducir es la de los financieros, teniendo en cuenta que es en el CCL donde espera la venta de divisas adquiridas en el dólar oficial. Política que hoy cumplirá su primera semana de vida, sin mayores precisiones sobre su aplicación. 

La idea de la “dolarización endógena” (que los dólares que están fuera del sistema ingresen, y no al revés), fue presentada con realismo por el propio Luis “Toto” Caputo, con la ya histórica frase recomendando “vender dólares para pagar impuestos”. En realidad, lo que quiso decir el ministro de Economía es que la moneda local se va a fortalecer durante el transcurrir el semestre, y la conveniencia sería que los dólares estancados sirvan para atender gastos y costos locales, sin perder posiciones financieras en moneda doméstica.

La estrategia se cruza con la puesta en marcha del blanqueo de capitales, que en una semana (desde agosto) estará plenamente en vigencia y con las cuentas de depósito 100% habilitadas. Como la primera y más barata etapa para los blanqueantes será la que termina el 30 de septiembre, se supone que los que ya están decididos a reconocer dinero no declarado aprovecharán que el monto superior a los 100.000 dólares sólo pagará el 5%. Por debajo de ese dinero, no se deberá tributar nada.

El fenómeno que provocaría este movimiento es que el sistema financiero local tendría que mostrar un incremento en la cantidad de depósitos en divisas, lo que le permitiría a los contribuyentes locales poder utilizarlos para enfrentar costos locales. Serían parte de los dólares que, según Caputo, podrían utilizarse para solventar gastos locales. Lo que favorecería ese movimiento es que los activos en pesos no se modifiquen, sumando divisas no declaradas. Se verá. 

Apunten a la brecha

Lo cierto es que con estos movimientos Caputo busca achicar la brecha de una manera importante. Quizá tanto como cuando promedió el primer semestre, y no superaba el 20%, un nivel quizá, algo residual. Pero inevitablemente servirá sólo en el corto plazo. Para el mediano (no más allá de fines de agosto), Javier Milei y Luis “toto” Caputo deberán ejecutar algo más de magia y conejos en la galera para generar credibilidad en el mercado cambiario. Y, obviamente, también el financiero.

Tendrán que comenzar a convencer a los operadores económicos en general, que efectivamente hay posibilidades de mejorar la competitividad de Argentina, a partir de una reducción de los costos de producción y comercialización, vía la baja de impuestos como el PAIS y otros igualmente distorsivos.

Para esto el blanqueo de capitales, las moratorias y los cambios en Ganancias -se reglamentó este lunes- y el IVA que figuran en el paquete fiscal aprobado por el Congreso, comienzan a mejorar el esquema fiscal primario vía el incremento real de la recaudación. Y con esto, otorgarle espaldas al Ministerio de Economía para comenzar la reducción de impuestos. Si este esquema no se da, el plan cambiario que comienza hoy será efímero. 

Hay antecedentes. Sergio Massa lo vivió en carne propia cuando llegó al Ministerio de Economía en el segundo semestre del 2022, cambió el panorama financiero del país con un esquema de recompra de dólares y mejoró las perspectivas cambiarias. Luego, repitió en el primer semestre del 2023 la magia, al instrumentar un esquema de venta de bonos en manos de ANSeS para aumentar la oferta de divisas ante una demanda estancada, programa criticado en su momento (especialmente por liberales que hoy comienzan a aplicar un esquema similar) pero que le dio al entonces ministro de Economía herramientas para pelearle con cierto éxito, siempre a costa del especulativo mercado cambiario.

Luego, para el segundo semestre, la idea se fue agotando al ritmo de la sequía que provocó una baja en la liquidación de divisas y un plan económico que no pudo cerrar la canilla de emisión monetaria. Finalmente, la brecha superó el 50% y llegó a niveles récord al momento de ir a votar.

Ahora Milei repite la experiencia, que otra vez puede ser efectiva en el corto plazo, pero deberá ser modificada en el mediano plazo si es que se quiere convertir el programa en un esquema cambiario y monetario serio.

Los mercados seguirán expectantes, y a la espera de que el Gobierno pueda demostrar que domina la situación cambiaria y monetaria. Y que pese a que la primera semana de aplicación de la medida de venta de divisas al oficial y liquidación en el CCL no provocó los resultados esperados (una contracción más fuerte del valor de la divisa financiera), en los próximos días la divisa se ubicará en una brecha inferior al 40%. Para algo menos del 20%, se reconoce, habrá que esperar hasta agosto, mes en que la confianza de los mercados debería haber retomado.

Miran expectantes los operadores cambiarios, especialmente los que de manera más o menos habitual se dedican a especular contra la moneda local y las aspiraciones de los funcionarios de turno a dominar la demanda de dólares. Nada para criticar. Sino más bien para tomar como una parte del acervo cultural del ahorro argentino.

Esta parte del mercado puede apostar a que el Gobierno no podrá aguantar mucho tiempo más con un retraso cambiario como el actual, con una devaluación oficial acumulada inferior al 10% con una inflación acumulada entre enero y julio de aproximadamente 80%. Con operadores que además, saldrán a defender un valor del blue y los dólares financieros peleando entre 1.300 y 1.400 pesos. Precio que, para muchos, es un valor de referencia y de resistencia. 

Mientras la batalla continúa, Caputo no modificará el proceso de crawling peg (devaluación gradual y ordenada) al 2% mensual, en una estrategia en la que la brecha debería ir bajando al ritmo de la caída de la inflación. Cree el Palacio de Hacienda, y su sucursal de Reconquista 266, que ganará la batalla. Y que eso sucederá no ahora, sino desde agosto, cuando efectivamente demuestre que la inflación mensual comienza estructuralmente a bajar a un nivel núcleo de 2%, lo que implicaría que el nivel de devaluación es igual o mayor al de alza de los precios. Y que esa política, junto con una rebaja de impuestos comenzando con el PAIS, demuestre que la porfía oficial de mantener el esquema cambiario tal cual está es una idea sostenible en el tiempo.

 

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