La Inteligencia Artificial siempre da que hablar en nuestras profesiones. Diferentes cuestionamientos si viene a complementar o a reemplazar a la humanidad.
21:37 | Domingo 15 de Junio de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
Más allá de los temas políticos o de la guerra y violencia en el mundo, la Inteligencia Artificial (IA) pica en punta a través de tantas controversias planteadas. Algunos arriesgados, como Elon Musk, ya suponen que muchas profesiones dejarán de ser efectivas a partir de los desarrollos planteados.
La muerte de la medicina o incluso de la abogacía quedarían en manos de robots especialmente diseñados para ocupar tales disciplinas, que dicho sea de paso, nos acompañan desde el mundo conocido.
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Nunca se piensa en un criterio de superación compartido sino de una amenaza reinante que no parece una buena perspectiva para la humanidad toda. Tres investigadores del Conicet, Guadalupe Álvarez, Lourdes Morán, Hilda Difabio de Anglat, escriben estos 26 microensayos en relación a la aplicabilidad de la IA en el campo de la educación “Inteligencia Artificial: 26 preguntas y respuestas” (Editorial Ateneo, 2025) y el último de los interrogantes que las autoras formulan es cómo la IA puede transformar el rol del docente en un aula.
“Inteligencia Artificial: 26 preguntas y respuestas” Editorial Ateneo, 2025
“Inteligencia Artificial: 26 preguntas y respuestas” Editorial Ateneo, 2025
Gentileza CGM.
Nuevamente, la amenaza aparece en el horizonte: ¿el docente puede ser reemplazado por la IA?
Se responde de modo inmediato puesto que esta perspectiva descontextualiza la labor pedagógica puesto que ignora que enseñar no se limita a transmitir conocimientos, sino que exige una compleja red de interactuación entre factores emocionales, culturales y ético que parece (por el momento) que la tecnología no puede replicar.
La relación entre un docente y un alumno se encuentra enraizada en el ámbito humano a través de datos fundamentales tales como la empatía, la motivación y la capacidad de interpretar necesidades individuales básicas de alumnos que van más allá de cualquier algoritmo aparentemente superador. Es un que un profesor de matemáticas, por ejemplo, no sólo explica el concepto sino que puede identificar el miedo, la inseguridad o la falta de confianza en los alumnos, creando de este modo táctica para motivar y ayudar a superar estos fantasmas universales que las personas tienen en general, con los números. La IA carece de sensibilidad para comprender aspectos socioculturales afectivos que se incluyen e influyen en cualquier proceso de aprendizaje.
La Inteligencia Artificial no anula al docente y sí, en cambio, puede transformar su rol
Porque en lugar de ser la única fuente de conocimiento, puede integrarse en el aula de modo reflexivo y mediador que guía una relación crítica y responsable con las herramientas. Enfoque que ubica al educador como actor clave que no sólo diseña experiencias cuantitativas sino que aporta lo cualitativo dirigido a diferentes áreas que enriquecen contenidos específicos. No serán desplazados por incorporar sistemas inteligentes en contenidos educativos sino que resultan indispensables para garantizar que su uso pueda ser eficaz, inclusivo y ético.
¿Nuestra generación no ha utilizado diccionarios para amplificar nuestras capacidades?
Nuestros padres contaban con la enciclopedia “El tesoro de la juventud”. Yo mismo la utilizaba y la completaba con la Enciclopedia Ilustrada Larousse de mi generación. A mis 8 años, mi padre me regaló una Lettera 22, una máquina de escribir ligera de la marca italiana Olivetti (De paso saludo a todos los padres en este día recordando al mío con todo amor por los recursos que brindó, y por suerte pude valorar y hacérselo saber). De ahí pasé a una Commodore y de ahí a una Compaq. Hoy puedo escribir en una Apple sin inconvenientes.
¡Señores y señoras! Las autoras de este maravilloso ensayo ágil y dinámico e imprescindible, afirman que la creatividad humana no sólo permanecerá intacta frente a la IA sino que enriquece día a día con su utilización. Nos permite ganar tiempo a quienes enseñamos, explorar ideas originales, establecer conexiones inesperadas, abordar problemas desde enfoques innovadores. Expandirnos. Imaginar aún más. Construir con otros, que siempre será lo más indicado.
Finalmente el libro propone un modelo RTD (Responsabilidad / Transparencia / Documentación) propuesto por Ferrarelli en “Inteligencia artificial y educación” (2024) quien aborda los impactos de a IA en la privacidad, la seguridad de los datos y el medio ambiente Promueve un enfoque que respete los derechos humanos y desarrolle el pensamiento crítico en los estudiantes.