Se trata de Joesley Batista, uno de los dueños del gigante cárnico JBS, que puso dinero para los actos de asunción del presidente republicano.
19:29 | Lunes 06 de Octubre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
El 23 de septiembre pasado, detrás del escenario de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, Donald Trump y Lula da Silva se saludaron cálidamente. En su discurso de ese día, el republicano elogió al presidente de Brasil y sugirió que podría haber un primer encuentro entre ambos.
Desde entonces, las miradas se redirigieron a los empresarios con intereses en los Estados Unidos. Y todos los caminos condujeron al empresario Joesley Batista, uno de los propietarios del gigante de la carne JBS. Batista es considerado el facilitador de ese encuentro de 39 segundos que se dio detrás del escenario de la Asamblea, cuando Lula da Silva terminó de dar su discurso -históricamente los presidentes de Brasil abren la Asamblea- y Trump se predisponía a dar el suyo.
El estado de buena química entre ambos siguió, con un fuerte temor en Brasilia de que ello fuera un emboscada para su líder. Ocurre que Trump “se olvidó de su amigo Jair Bolsonaro”, como dicen en Brasil desde entonces y ahora tras la conversación telefónica de este lunes entre ambos presidentes, los equipos de gobierno comenzaron a trabajar en un primer encuentro, que tiene impacto en la Argentina.
"Yo entraba (a la sesión plenaria de la ONU) y el líder de Brasil salía. Lo vi, él me vio y nos abrazamos. De hecho, acordamos reunirnos la próxima semana. No tuvimos mucho tiempo para hablar, unos 20 segundos. Pero parecía una persona muy agradable. Le caí bien y a mí me cayó bien", dijo Trump en la ONU el 23 de septiembre pasado.
Milei tiene agendada su bilateral con Trump el 14 de octubre en la Casa Blanca. Para el caso, su relación privilegiada con el republicano es fruto de que el liberario fue hasta ahora su único aliado, en un mapa internacional donde Brasil estrechó su relación con China, Rusia y la India a través de los BRICS. Cualquier "enamoramiento" político de Trump con Lula puede reacomodar los intereses de Washington en la región, sin dudas.
Los negocios
Los hermanos Joesley y Wesley Batista entraron en Argentina en diciembre de 2023 a la industria del petróleo y gas con una doble operación, al comprar Fluxus. Entraron a los campos de Pluspetrol en Vaca Muerta y Salta.
Joesley es propietario del grupo J&F, uno de los privados más grandes del mundo. Dos semanas antes de la Asamblea General de la ONU, estuvo justo reunido con Donald Trump, de quien fue donante con al menos U$S 5 millones para la toma de posesión de su segundo mandato.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y su par de Estados Unidos, Donald Trump. Foto EFEEl presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y su par de Estados Unidos, Donald Trump. Foto EFE
La multinacional brasileña JBS es uno de los mayores grupos empresariales como JBS USA Holdings y tiene también intereses en el sector financiero de minería y energía con J&F Investiments. Los hermanos estuvieron presos en 2017 en medio de un escándalo de grabaciones y denuncias contra el ex gobierno de Michel Temer. Fueron acusados de sobornar a más de 1.800 políticos en Brasil.
Clarín confirmó de fuentes brasileñas las versiones de que fue él -quien sin embargo no habló del tema hasta ahora- el que ablandó al republicano. Uno de los temas de interés contaron en su reunión con Trump fue el arancel del 50% impuesto por Estados Unidos a los productos vendidos por Brasil, que afecta al sector cárnico y a las importaciones estadounidenses de celulosa.
Afirman que también otros sectores empresariales, además de Batista, le dijeron a Trump que había ido muy lejos contra Brasil y que las diferencias podían resolverse mediante el diálogo entre los dos gobiernos.
Con el argumento de que la justicia de Brasil debía liberar de causas al ex presidente Bolsonaro, Trump se fue encarnizando contra el gobierno de Lula y los jueces brasileños. Poco antes de que Bolsonaro fuera condenado a 27 años de cárcel como cabecilla de un intento de golpe en su país.
Trump no sólo le aplicó un "arancelazo" mucho mayor a Brasil que a otros países, sino que les aplicó sanciones a los jueces que juzgaron al ex mandatario por su intento golpista.
El secretario de Estado, Marco Rubio, hasta advirtió que Estados Unidos iba a responder a la condena contra Bolsonaro, algo insólito y hasta inédito porque se trató de un asunto judicial de otro país.
Pese que en el círculo íntimo de la Casa Blanca y del Departamento de Estado influía la palabra del hijo de Bolsonaro, Eduardo, establecido en EE.UU. y ahora en serios problemas por lo que le puede costar una causa de “traición a la patria”, detrás de la molestia de Trump con Lula también está latente la estratégica alianza del brasileño con China y Rusia.
Pero el castigo de Trump a Lula le trajo más popularidad al brasileño y consecuencias impredecibles en lo comercial, teniendo en cuenta que la balanza comercial de Estados Unidos con Brasil era superavitaria y no deficitaria como la que mantiene con China. Lula nunca tuvo insultos con Trump en estos meses, pero reiteró que Brasil era “soberano”, e hizo una fuerte campaña nacionalista.
Desde el día uno a su vez, delegaciones de la poderosa cancillería brasileña, conducida por el hábil Mauro Vieira hicieron giras de funcionarios a negociar con Washington. No cesaron. Y en paralelo fue el sector empresario el que acercó a los dos presidentes.
Este lunes, el presidente de la Confederación Nacional de la Industria (CNI), Ricardo Alban, conversó por teléfono con el vicepresidente Geraldo Alckmin, que le informó detalles de la conversación entre Trump y Lula. El vice fue parte de la llamada en la que estuvieron también los ministros Fernando Haddad (Hacienda), Sidônio Palmeira (Secom) y Mauro Vieira (Itamaraty) y el ex canciller Celso Amorim, asesor especial del PT.
Sobre la conversación, se informó que Lula le pidió a Trump eliminar el arancel del 50% impuesto a los productos brasileños y otras restricciones aplicadas a las autoridades brasileñas, como el fin de las visas y sanciones financieras contra el ministro Alexandre de Moraes, del STF (Supremo Tribunal Federal).
Según el Planalto, la conversación duró 30 minutos y fue "en tono amistoso". El comunicado informó que acordaron reunirse en persona "pronto". Y que Lula se refirió a la posibilidad de una reunión en la Cumbre de la ASEAN, que se hará en Malasia; que insistió en invitar a Trump para participar en la COP30 en Belém (Pará); y que él ofreció viajar a Estados Unidos.
Trump no dio fecha para una reunión pero sí afirmó que tuvo "una buena conversación" con el presidente de Brasil y que ordenó que las negociaciones continúen a través de sus asesores.