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El proceso de venta de activos energéticos incluye parques eólicos en La Rioja y Chubut, además de la posible transferencia de la gestión de gasoductos y represas. Las provincias se preparan para un nuevo panorama energético.
Lunes 16 de Diciembre de 2024
18:15 | Lunes 16 de Diciembre de 2024 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
El gobierno nacional ha iniciado un proceso de privatización de empresas clave en el sector energético bajo la Ley Bases, y varias provincias, entre ellas La Rioja, jugarán un papel crucial en este cambio. La firma estatal Enarsa (Energía Argentina), que gestiona importantes activos en el sector de gas y electricidad, está en el centro de la operación, que incluye desde parques eólicos hasta gasoductos y represas hidroeléctricas, varios de los cuales tienen una directa implicancia en las economías provinciales.
La Rioja y el sector eólico
Uno de los activos bajo control de Enarsa que forma parte de esta reestructuración son los parques eólicos. En la provincia de La Rioja, Enarsa posee una participación del 1,36% en el parque eólico Arauco, lo que la convierte en uno de los actores clave en el desarrollo de energía renovable en la región. Este parque se encuentra en una de las zonas con mayor potencial eólico del país, y la privatización de Enarsa podría llevar a un cambio en su gestión y expansión.
La venta de este tipo de activos, parte del paquete de privatizaciones, pone en juego el futuro de las energías renovables en la región. Si bien el gobierno justifica la medida en la necesidad de atraer inversión privada para optimizar el sistema energético nacional, no son pocos los que temen que este cambio pueda afectar el desarrollo de proyectos sustentables en las provincias más alejadas del centro del país.
Chubut y la energía renovable: un modelo a seguir
La provincia de Chubut, por su parte, tiene un rol aún más destacado en el sector de las energías renovables. Enarsa controla el 80% del parque eólico Vientos de la Patagonia 1, ubicado en esta provincia. Con este parque eólico en funcionamiento, Chubut se posiciona como uno de los polos energéticos del sur argentino. La posible privatización de este proyecto podría afectar no solo la expansión de la infraestructura eólica en la región, sino también el empleo local generado por estos proyectos.
Gasoductos y represas: el impacto en el sur y norte
El proceso de privatización también contempla la posible venta de activos estratégicos como el gasoducto a Vaca Muerta, que atraviesa varias provincias, incluidas Neuquén, Buenos Aires, y La Pampa. Este gasoducto, crucial para el transporte de gas natural desde Vaca Muerta a distintas partes del país, es operado por Transportadora Gas del Sur, una empresa de capital privado, pero bajo la supervisión de Enarsa. El futuro de este gasoducto y de otros proyectos vinculados al abastecimiento energético puede depender de cómo avance la privatización de Enarsa.
Por otro lado, las represas hidroeléctricas de Santa Cruz, paralizadas desde hace un año debido a la falta de acuerdo con el financista chino, también son parte del paquete de activos que el gobierno desea privatizar. Estas represas, cuya construcción se encuentra estancada, son de vital importancia para el abastecimiento energético del sur del país. En este caso, la privatización podría generar incertidumbre en la región, ya que depende de una negociación internacional que involucra a actores privados.
La mirada de las provincias: un futuro incierto
Las provincias involucradas, especialmente aquellas con activos energéticos bajo el control de Enarsa, como Chubut, La Rioja, Santa Cruz y Neuquén, observan con atención cómo avanza este proceso de privatización. Las autoridades locales han expresado su preocupación por los posibles impactos en el empleo, la seguridad energética y el desarrollo de infraestructura crítica.
La Rioja, por ejemplo, con una participación en el parque eólico Arauco, teme que la venta de estos activos pueda resultar en una disminución de la inversión en energías renovables. Además, la privatización podría generar un cambio en las condiciones laborales de los empleados que trabajan en los proyectos de energía eólica.
El Gobierno Nacional, por su parte, asegura que la privatización será la única vía para asegurar la expansión del sistema energético, que enfrenta un déficit operativo y altos costos de importación de gas. La privatización, según funcionarios como María Tettamanti, secretaria de Energía, permitirá liberar recursos para proyectos de mayor envergadura y atraer la inversión privada que el sector energético necesita.
Un cambio estructural en la energía argentina
Este proceso de privatización marcará un antes y un después en la gestión energética en Argentina, especialmente para las provincias que hasta ahora han sido protagonistas en el desarrollo de fuentes renovables y gasoductos. Mientras el gobierno se prepara para avanzar con la venta de estos activos, las provincias deberán adaptarse a un nuevo modelo de gestión del sector energético, con la expectativa de que la entrada del capital privado garantice no solo la continuidad de los proyectos, sino también su expansión.
La transformación del sector energético podría tener efectos tanto positivos como negativos para las provincias, dependiendo de cómo se estructuren las futuras inversiones y acuerdos con empresas privadas. Lo que es seguro es que el proceso de privatización de Enarsa será uno de los ejes centrales de la política energética en los próximos años.
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