Invitado a la mesa de Juana Viale, este domingo el músico se refirió al duro trance que atravesó su pareja, y al desenlace del juicio a Claudio Contardi
18:20 | Domingo 31 de Agosto de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
Este domingo la mesa de Juana Viale fue escenario de una conversación marcada por la sinceridad y la sensibilidad, cuando Emanuel Ortega, invitado al programa de El Trece, se refirió al proceso judicial vivido por su pareja, la modelo y conductora Julieta Prandi.
El músico eligió palabras cuidadosas para describir su rol en uno de los capítulos más oscuros de la vida de su compañera. “A mí me cuesta un poco hablar del tema. Es un tema súper delicado y que pertenece a un momento muy personal y muy delicado de su vida”, expresó ante la atenta mirada de la nieta de Mirtha Legrand y del resto de los comensales.
Ortega relató que al conocer la verdadera dimensión de lo vivido por Prandi, el asombro se apoderó de él: “Yo no terminaba nunca de salir de mi asombro. Por otra parte, me encontré con una persona sorprendentemente fuerte, que yo dije: ‘¿Cómo está de pie esta mujer?’”.
La charla, suspendida en un tono íntimo, se abrió a las distintas etapas de acompañamiento, haciendo hincapié en los días más duros. “Nunca es fácil toparte con una persona que está en el estado que ella estaba”, afirmó, reforzando la imagen de alguien que vio en primera persona el impacto del quiebre, pero también el empuje interno para salir adelante: “A pesar de eso, era ver a diario una vitalidad, un empuje y una fortaleza y una valentía y unos cojones que a veces a nosotros muchas veces nos faltan”.
Julieta Prandi habló de la participación de Emanuel Ortega en el juicio
El clima se tornó reflexivo cuando José María Muscari, otro de los invitados, intervino para resaltar el valor de escuchar a un hombre hablar, en este contexto, desde la vulnerabilidad y la autocrítica. Ortega recogió el guante y señaló la dificultad de escalar como varón ante el sistema y la evidencia de su sesgo: “En nuestro país tenemos un sistema muy machista, donde la justicia tiene todas las garantías sobre la mesa para el varón. El sistema está diseñado ante todo para que prevalezca la palabra del varón o los derechos del varón y... por ahí atrás aparece la mujer a la que hay que preguntarle una y mil veces si lo que dice es como lo dice y se la pone a prueba”.
El músico remarcó el valor de que el caso trascienda la experiencia individual de Prandi y se convierta en un mensaje para quienes aun callan: “Yo celebro que esto haya terminado como terminó, porque me parece que es un precedente muy importante para cientos de miles de personas y sobre todo mujeres que padecen violencia de todo tipo y que no se animan a hablarlo”.
Al abordar el rol de las redes y la opinión pública, Ortega alertó sobre el peligro de la impunidad digital: “Hay que tener cuidado. Sobre todo en momentos como estos, donde todos tenemos una voz y la impunidad de agarrar un celular o una computadora y decir cualquier barbaridad. Hay que pensar un poquito más”. Viale concluyó que, en todo caso, “Mejor silencio”.
La condena contra Claudio Contardi selló la última etapa de una causa que reclamó atención social y judicial. El Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de Zárate-Campana pronunció un fallo de 19 años de prisión por violación y daño psicológico a Julieta Prandi, dejando detenido en el acto al empresario. Julieta Prandi no estuvo presente cuando se leyó el veredicto, que le fue comunicado minutos más tarde. Cinco años pasaron entre la denuncia y la sentencia, un lapso signado por exámenes periciales, declaraciones y la exposición persistente de detalles íntimos ante funcionarios, peritos y medios.
Del calvario a la sanación
Del calvario a la sanación al amor reparador de Julieta Prandi con Emanuel Ortega
El proceso implicó, según la propia Prandi, soportar la mirada ajena, la presión de las opiniones públicas y las apelaciones judiciales sin fin. El costo físico y emocional terminó reflejado en la carta pública que hizo circular tras la sentencia: “Me costaba tanto imaginarme el final del túnel. Desde aquella primera vez que me animé a denunciar... pasaron cinco años”. Allí agradeció a los periodistas que acompañaron el desarrollo del caso e insistió en que su experiencia se transformó en símbolo para otras víctimas: “Mi búsqueda no solo fue personal, sino que representa a todas aquellas víctimas de violencia de género que aun siguen presas, por aquellas que lograron salir, pero no obtuvieron justicia y por las miles que no tuvieron vida para contarlo, porque las mataron”.