El historiador Roberto Rojo repasó la evolución del sistema electoral argentino, desde los tiempos del fraude y la manipulación política hasta la consolidación del voto universal, secreto y obligatorio.
19:23 | Viernes 24 de Octubre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
Explicó cómo el país pasó de un sistema de poder cerrado a una democracia participativa y reflexionó sobre los cambios culturales en la manera de elegir a los representantes.
Rojo recordó que durante las presidencias de Mitre, Sarmiento, Avellaneda y Roca, conocidas como la “República histórica”, los comicios eran arreglados y dominados por los sectores del poder. “Eran elecciones controladas, donde el resultado ya estaba decidido antes de votarse. No existía la libertad del ciudadano para elegir, sino una estructura de poder que organizaba el fraude electoral”, explicó. En ese contexto, los votos se emitían de manera pública y verbal: “Se llamaba voto cantado. El votante debía decir a viva voz a quién apoyaba, y si lo hacía en contra del oficialismo, corría el riesgo de ser golpeado o perder el trabajo”, relató el historiador.
El profesor destacó que el cambio comenzó con la Ley Sáenz Peña, sancionada en 1912, que estableció el voto secreto, universal y obligatorio para varones mayores de edad. “Esa ley marca un antes y un después en la historia argentina. Fue el inicio de un verdadero sistema democrático y permitió que, en 1916, Hipólito Yrigoyen llegara al poder a través de elecciones libres”, señaló. Sin embargo, recordó que ese proceso fue interrumpido por el golpe de Estado de 1930, que inauguró la llamada ‘década infame’, caracterizada por el “fraude patriótico”, una práctica reconocida por los propios gobiernos de facto para impedir el regreso del radicalismo al poder.
Rojo también se refirió al surgimiento del justicialismo y a los cambios que trajo la figura de Juan Domingo Perón, surgida tras la Revolución de 1943. “A partir de 1946, con el voto al justicialismo, la participación popular adquirió un nuevo sentido. El 17 de octubre simboliza esa lealtad directa entre Perón y la masa trabajadora, sin intermediarios”, explicó.
Más adelante, el historiador reflexionó sobre los cambios que trajo la democracia moderna: “Hoy tenemos un voto volátil, cambiante, ya no cautivo. Las personas eligen más por los candidatos y las propuestas que por la pertenencia partidaria. Eso refleja una sociedad más crítica, pero también más fragmentada”.
Finalmente, Rojo señaló que el sistema electoral actual, aunque imperfecto, es una conquista social irrenunciable. “El voto secreto y universal fue una herramienta fundamental para construir ciudadanía. Es el menos malo de los sistemas, pero el más justo para garantizar la voluntad del pueblo”, concluyó.