Hay hermetismo sobre los ejes finos, pero se perfila un combo con simplificación de la contratación, más previsibilidad en juicios laborales y trámites registrales más simples comentó el laboralista Juan Martín Morando.
12:06 | Jueves 16 de Octubre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
El presidente adelantó lineamientos en San Nicolás sin bajar un texto cerrado. Según Juan Martín Morando, abogado especialista en Derecho Laboral, ex juez del Tribunal de Trabajo número uno de General San Martín y socio de Impuestos y Legales de BDO Argentina, la señal política empalma con el impulso de modernizar un régimen pensado en 1933. La clave sería dar previsibilidad para contratar y reducir litigiosidad sin recortar derechos.
Para Morando, el punto más sensible puede ser el régimen indemnizatorio y los mecanismos alternativos de salida, como fondos de cese o seguros de desempleo negociados por convenio. Recuerda que esa línea ya apareció en la Ley Bases y que hubo avances reglamentarios por parte de la CNV. “Mayor previsibilidad puede incentivar la contratación formal”, sintetiza.
El jurista pone el foco en la Justicia laboral. “Sin jueces que acompañen, cualquier reforma queda en nada”, dispara. Cita fallos que trabaron partes del decreto base de diciembre de 2023 y decisiones recientes que aplican sanciones por vías del Código Civil pese a derogaciones. Su lectura es tajante: el Congreso puede legislar, pero la implementación real se define en los tribunales.
Sobre informalidad, Morando evita los eslóganes. “No toda modernización es pérdida de derechos. La Ley de Empleo de 1991 generó un cambio cultural a favor del registro. El esquema de castigos ayudó, pero no alcanzó. Vale explorar incentivos al registro además de sanciones”, propone.
También empuja una matriz diferenciada por tamaño empresario. “Hoy rigen cargas idénticas para una multinacional y para una pyme con tres empleados. Eso termina expulsando a las chicas y no mejora la vida del trabajador. Más del setenta por ciento del empleo está en pymes. Un régimen único las asfixia”, argumenta.
De cara al debate político, Morando espera ruido opositor con la bandera de la pérdida de derechos. Su antídoto es simple: “Hay que mostrar el proyecto con precisión. Hablar en abstracto alimenta fantasmas. En Argentina muchas reformas laborales fueron regresivas, pero también existen cambios que ordenan sin recortar”.
El termómetro quedará en el Congreso tras las elecciones y en la Justicia cuando empiecen los casos concretos. Si el Gobierno logra un texto claro, con previsibilidad para contratar, respaldo judicial y alivio operativo para pymes, la reforma puede mover la aguja. Si no, será otro intento que se diluye antes de llegar a la calle.