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Luis "Toto" Caputo blanqueó la batalla impositiva que se viene: la hora de Ingresos Brutos

Tras el acuerdo con el FMI y el levamiento del cepo a los individuos, el Palacio de Hacienda trabaja ahora en una reforma impositiva integral, que a está generando el rechazo de los gobernadores.

Jueves 24 de Abril de 2025

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13:57 | Jueves 24 de Abril de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

 

 

Finalmente, Luis "Toto" Caputo blanqueó el contenido que tendrá el proyecto de reforma Impositiva que el gobierno de Javier Milei se comprometió a ejecutar ante el Fondo Monetario Internacional (FMI); y que verá la luz en 2026, cuando, teóricamente, los libertarios tendrían una mejor performance en los votos de Diputados y Senadores.

El ministro de Economía anunció anoche en una presentación ante inversores, durante su participación en el Asamblea Anual de Primavera del FMI y el Banco Mundial, que bajo el compromiso firmado con el organismo financiero multilateral dentro del acuerdo de Facilidades Extendidas, se enviará al Congreso un proyecto de reforma impositiva, basado en la eliminación del tributo al cheque y las retenciones.

En este punto, no hay novedades. Lo importante vino en el anuncio posterior que se "invitaría" a las provincias a una reforma y posterior eliminación del impuesto a los Ingresos Brutos. Algo que para la mayoría de los analistas tributarios, es el principal arranque de una reforma seria del sistema impositivo nacional y provincial.

Para que esto sea posible, no sólo el gobierno de Javier Milei debería tener una mayoría importante en el Congreso Nacional; sino una relación reformista profunda con la mayoría de los gobernadores nacionales. Estos son los únicos que tienen la llave de la reforma, ya que se trata de eliminar un impuesto que reciben directamente las gobernaciones, y que en tiempos de cero obra pública y ajustes eternos, es el aire fiscal que les permite vivir o más bien, sobrevivir. 

Milei ya había dicho alguna vez en campaña que se trataba del peor impuesto. Agregó que en su gestión se avanzaría en la tan demorada ley de Coparticipación Federal, incluida de una fallida manera obligatoria en la reforma constitucional de 1994, donde el principal capítulo sería la eliminación de esta carga tributaria.

El primer año de la gestión libertaria no incluyó este tema en la política de relación con las provincias, ni en la presión de la Casa Rosada sobre las gobernaciones. Había otras cuestiones más urgentes, como reducir a cero la obra pública.

Caputo había reclamado ya avanzar en la eliminación de Ingresos Públicos en enero pasado. El ministro, sin freno, pidió abiertamente a las provincias y a los municipios que reduzcan este impuesto, bajo la certeza (válida) que se trata de una carga muy negativa para el despegue económico. Cuestionó por “injustificada” la decisión de algunas provincias y municipios de hacerlo, pese a que “todos están recibiendo mayores ingresos por el aumento en la recaudación”.

Su embestida tuvo una inmediata seguidilla de apoyos por parte de los privados, comenzando por las tradicionales entidades empresarias, como la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), la Sociedad Rural Argentina (SRA), la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA) y la Unión Industrial Argentina (UIA), nucleadas en el llamado Grupo de los 6.

Sin embargo, el mayor ruido nació desde el sector más moderno y, quizá, poderoso, de los privados: la nueva economía con las billeteras virtuales como protagonistas, comenzando por Marcos Galperín y su Mercado Libre-Mercado Pago, que directamente apuntó a los gobernadores calificando al tributo como "injusto" y "perjudicial" para las economías locales, argumentando que afecta a consumidores y pymes.

El argumento es el mismo que el de CaputoIngresos Brutos es un impuesto "cascada", que grava el total de lo facturado y no las ganancias, generando una presión inflacionaria sobre los precios. A Galperin lo siguió otro referente del sector: Pierpaolo Barbieri, fundador y CEO de Ualá, la segunda Fintech en importancia de la Argentina.

Del otro lado, hubo tibias críticas y algún que otro apoyo desde provincias como Mendoza. Por su parte, el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, embistió contra la Nación y Galperin, defendiendo el tributo y asegurando que se trata de una herramienta necesaria para financiar inversiones clave en infraestructura y combatir la evasión fiscal, en tiempos de ajuste eterno desde la Nación a las gobernaciones.

Se sabe qué es lo que buscan los libertarios. Una reforma impositiva integral y profunda, que incluya Ingresos Brutos además de los tributos nacionales. Y, tal como se dijo aquí tiene preparada una sorpresa casi mortal. El Ejecutivo tiene pensado un proyecto majestuoso a ojos de los libertarios: una reforma impositiva integral, basada en la simplificación del sistema tributario argentino, con la intención de reducir las casi 140 tasas y contribuciones a no más de veinte, en todo el país.

Como se dijo, es un reclamo histórico de los contribuyentes criollos, que deben lidiar con uno de los sistemas impositivos más retrógrados, irritantes e injustos del globo. El problema para los gobernadores está en la idea base del proyecto, mientras que Milei, el ministro Caputo y los técnicos libertarios trabajan en la letra fina de la reforma.

Se trata del lanzamiento de una especie de “Súper IVA”, que concentre no sólo al Impuesto al Valor Agregado, sino que sume, además, el denominado tributo a los Ingresos Brutos que cobran hoy las provincias y la Ciudad de Buenos Aires; y que representa la segunda mayor fuente de ingresos de las regiones, después de la coparticipación.

La idea sobre la que se trabaja es simple: al IVA del 21% (nadie piensa en una disminución), se le sumaría la tasa de Ingresos Brutos local, que según la provincia pasa de un 1,5% a un 5%. Suponiendo una alícuota provincial de 2%, la tasa pasaría al 23%; dinero que sería recaudado en su totalidad por la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), y que pasaría a ser luego de ingresado en el ahora organismo recaudador, girado a las provincias. Siempre respetando el monto de cada alícuota.

El principal argumento a favor de la concentración en la recaudación es que la Nación obtendría todo el dinero con el mismo mecanismo que el IVA; con lo cual se simplificaría y desburocratizaría para los contribuyentes el pago del principal impuesto del sistema tributario argentino; abaratando los costos y mejorando la competitividad, uno de los principales reclamos de los privados en estos tiempos de análisis del "costo argentino". Todos ganan.

Salvo unos interesados directos, a los que la sola idea del Súper IVA, los aterra. Los mismísimos gobernadores, que ven con espanto la posibilidad de tener que derivar a la Nación la recaudación de la mayor fuente de dinero que es obtenido en el territorio. Esto pese a reconocer que Ingresos Brutos es el peor invento de la historia de los impuestos mundiales.

 

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