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Violencia narco en Ecuador: la vida nocturna de Guayaquil se apaga bajo una ola de extorsión y muerte

Los cobros aumentan según el tamaño del negocio y llegan hasta 5.000 dólares al mes que se pagan por transferencia bancaria. Con más de 5.200 homicidios en lo que va del año, el país vive una ola de violencia sin precedentes

Miércoles 27 de Agosto de 2025

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18:45 | Miércoles 27 de Agosto de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Llamadas amenazantes, tiroteos, paquetes con explosivos como advertencia. Bajo un régimen de extorsión y asesinatos, las mafias apagaron la fiesta en las zonas rosas de Guayaquil, el principal puerto de Ecuador sumido en la violencia del narcotráfico.
 
Las luces de neón, la música de moda y el baile se mudaron a áreas exclusivas y lujosas a las afueras de la ciudad blindadas ante las bandas criminales. Allí, guardias con fusiles y detectores de metales vigilan la vida nocturna de los más adinerados.
 
La AFP entrevistó a propietarios de bares extorsionados, quienes explicaron bajo reserva cómo la violencia minó la cotidianidad de los habitantes, que hasta hace poco disfrutaban sin reparo de las calurosas noches cerca del Pacífico.
 
Cansado de pagar extorsiones para trabajar, el dueño de una discoteca de salsa en el centro cerró su negocio en diciembre de 2024. "Primero me pedían 50 dólares a la semana, luego 100 y fue subiendo hasta que no pude más", comenta. Perdió "mucho dinero, como 10.000 dólares", así que ahora conduce un taxi.
 
Con más de 5.200 homicidios en lo que va del año Ecuador vive una ola de violencia sin precedentes.
 
Según Insight Crime, en 2024 fue uno de los países más peligrosos de Latinoamérica con 39 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Guayaquil, con unos 2,8 millones de pobladores y núcleo comercial de la nación, concentra un 30% de los muertos.
 
Un guardia de seguridad se encuentra en la entrada de un restaurante en Guayaquil. Foto AFPUn guardia de seguridad se encuentra en la entrada de un restaurante en Guayaquil. Foto AFP
Al cóctel de balas y sangre se suman las extorsiones, el delito que más crece en el país. De enero a julio de 2025 se registraron 9.422 denuncias por extorsión, incluidas más de 3.000 en el puerto. Se estima que existe un subregistro debido al temor a represalias.
 
Un empresario con 26 años de experiencia en bares cuenta que en 2021 recibió un mensaje extorsivo. "Me quedé estupefacto, llamé a mi esposa porque nombraron a mi familia", señala. Nunca denunció el caso ante las autoridades y prefirió cerrar su establecimiento.
 
Quienes no pagan se llevan la peor parte: a un conocido restaurante en la zona de Urdesa (norte) le lanzaron una maleta con explosivos como advertencia en julio. La policía la desactivó antes de que estallara.
 
Ernesto Vásquez, vicepresidente de la asociación de discotecas, estima que un 50% de los cientos de bares del centro y sur de la ciudad ha cerrado. "Si antes había en Portete (área popular) 38 bares, ahora hay 12".
 
Es que el narco sigue envalentonado pese a la receta del presidente Daniel Noboa de enfrentarlos con presión militar y estados de excepción.
 
En mayo, diez personas fueron acribilladas en una discoteca, y tres meses después, un ataque armado dejó un muerto y tres heridos en un bar.
 
Valeria Buendía, de 36 años, iba a divertirse con sus amigos una vez por semana a la céntrica calle Panamá, pero esto "se volvió peligroso". "Le temo a las balas perdidas", dice.
 
Esta calle, declarada "rincón mágico" por el ministerio de Turismo ecuatoriano, se convierte en un pueblo fantasma cuando empieza a oscurecer.
 
Con más de 5.200 homicidios en lo que va del año Ecuador vive una ola de violencia sin precedentes. Foto ReutersCon más de 5.200 homicidios en lo que va del año Ecuador vive una ola de violencia sin precedentes. Foto Reuters
"No tengan temor que estamos trabajando", dice el mayor Rubén Acuña, jefe policial de la zona. Pero en la noche del sábado la AFP no vio fuerzas de seguridad en el barrio. Tan solo agentes municipales que por ley no portan armas. Al caer el sol, la música desaparece y los empleados recogen sillas y mesas con prisa.
 
"Uno va a un café y si a un delincuente lo andan siguiendo (sus rivales), mueren él y todos ahí", indica Alexa Salazar, una profesora de 40 años que se retiraba presurosa.
 
A pocas cuadras de la desierta arteria turística existe una zona rosa que aún funciona, llena de autos lujosos, guardaespaldas y una suerte de centinelas que clavan sus ojos a los transeúntes.
 
Allí "la mayoría de los locales (...) paga 300 dólares mensuales (de extorsión) para trabajar tranquilos", dice un dirigente del gremio de bares.
 
Los cobros aumentan según el tamaño del negocio y llegan hasta 5.000 dólares al mes que se pagan por transferencia bancaria.
 
Los más ricos se divierten protegidos por seguridad privada y en discotecas con acceso controlado y cercos eléctricos. En esa zona, los restaurantes de cocina internacional están a tope.
 
"Me gustaba ir a Guayaquil. Ahora lo pienso dos veces, y mis planes son en (la vecina) Samborondón, donde no siento miedo", dice Valeria Buendía, maestra de escuela.
 
Allí se registraron entre enero y julio de 2025 unas 45 denuncias por extorsión y 31 por asesinato, según la Fiscalía. En esa localidad se ubica la exclusiva zona de La Puntilla. Con mansiones, está entre las más caras de Ecuador y es una isla de tranquilidad amurallada y fuertemente vigilada. Uno de los propietarios de discotecas migró allí por la delincuencia.
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