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Dos años después del temporal de 2023 que dañó dos de sus pétalos, este lunes, culminó la restauración de la Floralis Genérica.
Lunes 08 de Diciembre de 2025
20:21 | Lunes 08 de Diciembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
La Floralis Genérica recuperó su forma original en la Plaza de las Naciones Unidas, tras un proceso de restauración que demandó dos años e incluyó técnicas de la industria aeroespacial. El último de sus pétalos fue reinstalado este lunes, completando la obra iniciada luego del temporal de diciembre de 2023, que había provocado daños estructurales en dos de las piezas móviles de la escultura.
“Desde el temporal nos comprometimos a restaurar la Floralis y lo cumplimos: recuperamos uno de los símbolos porteños que nos representan en todo el mundo”, sostuvo el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, en la Plaza de las Naciones Unidas, y agregó: “Fue bien difícil, uno de los trabajos de preservación patrimonial más importantes de los últimos años porque cada uno de los seis pétalos es distinto”.
Esta mañana, durante la restauración, el jefe de Gobierno porteño aseguró que la estructura será iluminada “con una nueva ingeniería de luces para que la Floralis se luzca como nunca antes”.
En el acto también estuvo presente el ministro de Espacio Público e Higiene Urbana, Ignacio Baistrocchi, y al subsecretario de Paisaje Urbano, Juan Vacas. "Por la magnitud del trabajo de restauración, no se parece a ninguna otra intervención que hayamos realizado antes sobre esculturas en el espacio público. Asumimos el compromiso y la responsabilidad de su preservación arquitectónica", expresó Baistrocchi.
La escultura, creada por el arquitecto argentino Eduardo Catalano e inaugurada en 2002, la Floralis es una estructura de acero inoxidable y aluminio que pesa 18 toneladas y alcanza más de 20 metros de altura. En total cuenta con seis pétalos, dos de los cuales fueron severamente afectados por el viento y la lluvia durante el temporal registrado hace dos años en la Ciudad de Buenos Aires.
La restauración comenzó con un análisis estructural integral y siguió con una licitación pública para seleccionar una planta industrial capaz de asumir los trabajos técnicos requeridos. En enero, los pétalos dañados fueron trasladados desde la plaza hasta una planta ubicada en Baradero. Allí, cada pieza fue desmontada, desarmada y sometida a un proceso de recuperación estructural.
El desmontaje incluyó la remoción de paneles de aluminio y la extracción de largueros y costillas de acero que presentaban deformaciones. También se retiraron elementos agregados en reparaciones anteriores, con el objetivo de restaurar las piezas conforme al diseño original. Luego se procedió a una limpieza mecánica y tratamiento de superficie mediante arenado, para eliminar corrosión e impurezas.
Una de las etapas centrales del proceso fue la realización de ensayos de materiales no destructivos, una serie de pruebas utilizadas en la industria aeroespacial para evaluar componentes sin comprometer su integridad. Estas pruebas incluyeron inspecciones ópticas para detectar defectos superficiales, el uso de corrientes parásitas para verificar variaciones internas y la aplicación de líquidos penetrantes para observar fisuras invisibles a simple vista.
Con los resultados obtenidos, se realizaron verificaciones estructurales y modelado tridimensional para proyectar el comportamiento de los pétalos frente a condiciones climáticas. Esto permitió avanzar en la fabricación de piezas nuevas y en la restauración de los elementos originales que aún conservaban integridad mecánica.
El rearmado de las estructuras incluyó el uso de bulones especiales con propiedades de alta resistencia a la tracción y la fatiga, similares a los utilizados en aeronaves. Estas fijaciones permiten un ensamblaje preciso y reducen el riesgo de aflojamiento ante vibraciones, un factor clave para una escultura móvil expuesta a la intemperie.
Posteriormente, se repusieron las chapas de recubrimiento de aluminio mediante remaches de acero inoxidable y se evaluaron las articulaciones que conectan los pétalos con la base de la escultura. La última etapa del proceso técnico fue el reacondicionamiento estético y la preparación para el transporte.
Cada uno de los traslados combinó tramos terrestres y fluviales. Desde la planta industrial en Baradero, los pétalos fueron izados con grúas hasta el puerto local, embarcados en barcazas y trasladados por el río Paraná y el Río de la Plata hasta el Puerto de Buenos Aires. Desde allí, fueron llevados por tierra hasta la Plaza de las Naciones Unidas. Cada operación logística requirió más de tres días de trabajo continuo.
El primer pétalo restaurado había sido montado en octubre, mientras que el segundo fue instalado este fin de semana. La pieza, de tres toneladas y media, fue encajada en el tallo de la escultura utilizando maquinaria pesada y maniobras de precisión.
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