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Ricky Maravilla habla de su relación con Carlos Menem: “La fiesta con María Julia que aparece en la serie existió”

El cantante salteño es el único personaje de la serie Menem que se interpreta a sí mismo. En diálogo con Teleshow cuenta anécdotas de su amistad con el expresidente riojano y cómo es su presente

Sábado 12 de Julio de 2025

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11:43 | Sábado 12 de Julio de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

“Menem siempre me llamaba. Me decía ‘Ricky, quiero que estés en cada fiesta mía, porque vos los hacés bailar aunque no les guste tu ritmo’”, recuerda Ricky Maravilla, a los 79 años, sobre su vínculo con Carlos Menem en su charla con Teleshow Para el cantante salteño, los encuentros con el expresidente fueron habituales durante los años 90, en esa fiestas de pizza y champagne, en cenas privadas y celebraciones oficiales, especialmente cuando había invitados extranjeros o eventos de mucha exposición.
 
Más de 25 años después de aquellos años, Ricky Maravilla es el único personaje de la serie Menem que se interpreta a sí mismo. Aparece en el tercer capítulo de la producción de Amazon Prime, que se estrenó el último miércoles 9 de julio y protagonizan Leonardo Sbaraglia y Leticia Siciliani. Allí, Ricky canta su icónica canción “Que tendrá ese petiso”, en ocasión de la celebración de la privatización de Entel, con María Julia Alsogaray (interpretada por Mónica Antonópulos) y los representantes de las empresas compradoras, uno español y otro francés. Según Ricky Maravilla, esa actuación suya existió: “En esa fiesta estaban María Julia y había figuras que venían del exterior. A mí me presentaban y formaban parte. Es real lo que se ve en la serie. Soy el único que aparece como quien fue en la realidad. Todavía no vi los últimos capítulos, pero es muy atrapante y me gusta que hayan contado esas situaciones tal como fueron”.
 
Por supuesto, no fue la única vez que Ricky Maravilla actuó para Menem. Fueron muchas las oportunidades en que viajó hasta Anillaco para participar en celebraciones, como uno de los cumpleaños del expresidente, cuando ya estaba casado con Cecilia Bolocco, donde cantó la Marcha Peronista con El Tula tocando el bombo a su lado.
 
Su llegada al círculo de confianza del político riojano se produjo tras el boom de, precisamente, su canción “Qué tendrá ese petiso”, en la década del ‘90. “Fue tanto el éxito que me contrataron para cantar en Punta del Este, en un show para ese otro estrato social que no consumía nuestra música tropical. Después que conquisté ese público empezaron a sonar los teléfonos de la señora Mirtha Legrand, de Susana Giménez, de Marcelo Tinelli, de grandes fiestas privadas de la alta sociedad. Y ahí fue cuando me llamó Menem”, explica el músico.
 
Un detalle de la tapa
Un detalle de la tapa de los Personajes del Año de la revista Gente en 1991: Ricky Maravilla en el centro de la escena junto a Menem, Mirtha Legrand, Domingo Cavallo, Marcelo Tinelli, Bernardo Neustad, Arturo Puig, Marixa Balli, Tito Lectoure y Araceli González entre otros (Gentileza Ricky Maravilla)
Para el exmandatario riojano, la canción tenía un significado especial. “Él me decía ‘¿ese tema que tendrá el petiso fue hecho para mí, verdad? Y yo le respondía ‘sí, señor presidente, lo ideamos por usted’. ‘Ah, entonces ese es mi tema’, me contestaba”.
 
Según el artista, esas reuniones estaban llenas de anécdotas insólitas. En una ocasión, por un error al estacionar el avión presidencial, terminó recibiendo a Menem antes que el propio gobernador en el aeropuerto de La Rioja: “Baja la escalinata y me ve a mí. ‘Ricky, vení para acá’, me dice. Subí a la camioneta con él, bajó la ventanilla y me hizo saludar a la gente como si fuera el gobernador,” contó entre risas. “Después llegamos a La Rosadita (el caserón que había construido en Anillaco) y me sentó a la mesa. ‘Sentate ahí. Te voy a hacer algo para que piques y yo me voy a pegar una ducha, me cambio y vengo. Él cortó queso, fiambre, pan casero, una hermosura. Y yo le digo ‘¿todo esto para mí?’. Si, me dice, comé que ahora vengo…”
 
Para el cantante, el secreto de esa confianza que se tejió tuvo un motivo: “Nunca le pedí nada, en absoluto”.
 
— ¿Quedar tan asociado a la década menemista, te perjudicó o te gusta?
 
— No me perjudicó para nada. Porque yo no cumplí ningún papel político. Si, quizás si hubiese tenido algún cargo me podrían involucrar como menemista. Yo soy un artista que admiro a los presidentes, a los gobernadores, a los presidentes que venían del exterior y me tocaba conocerlos. Simplemente eso.
 
— ¿Pero no es verdad que Menem te propuso presentarte como candidato a gobernador de Salta?
 
—No se si me propuso. Tiró la idea, me dijo ‘Ricky, con tu carisma, con tu forma de ser, que vos venís de muy abajo, sería una muy buena oportunidad que te candidatearas como gobernador de Salta, porque te veo con mucha llegada al público. La gente te quiere mucho’. Pero no fue que me dijo yo te propongo, yo te apoyo. Quedó ahí, como una idea. De cualquier manera, hice un estudio de mercado en Salta. La gente fue muy honesta. Cuando yo iba a las casas a hablarles, a decirles qué les parecía si yo me candidateara, me respondían ‘mira hijito, yo ya le prometí mi voto a tal candidato, porque me mandó ladrillos, me mandó chapas para mí mi rancho’. Entonces dije no me voy a meter en este tema político, no voy a poder cumplir.
 
Ricky Maravilla, en su apogeo
Ricky Maravilla, en su apogeo
— ¿Volviste a ver a Menem luego del final de su mandato?
 
—No. Es decir, ahí en el Hotel Presidente nos hemos cruzado y él era tan simple que me decía ‘vení tomá un café acá’. Y él estaba con gente importante, pero me integraba siempre, les decía que que me admiraba.
 
—¿Cómo te convocaron para la serie?
 
—Como siempre suele suceder, me parece que mi vida es una casualidad. Sonó el teléfono y me dijeron ‘hablamos de la producción de Amazon’. Así de simple.
 
El presente de Ricky Maravilla, lejos de anclarse en la nostalgia, es luminoso. Tiene tres hijos (Luis Enrique, que es arquitecto; Martín Miguel, el que trabaja con él en la parte artística; y Alan David, que es comerciante) y está en pareja con la cantante Taky Natali. “Cuando me ven con ella, que es más alta que yo, me cargan diciéndome ‘qué tendrá ese petiso’”, ríe.
 
Su carrera, aunque todos la asocien a la década del ‘90, es mucho más larga. Al respecto, tiene una anécdota de su niñez que cuenta con mucha ternura y sucedió poco tiempo antes que con su familia se mudara a Buenos Aires: “Cuando tenía cinco años, casi seis, en la noche de Reyes, yo había pedido una bicicleta con una cartita que me ayudó a escribir mi madre. Llegó la noche y me encontré con un auto chiquitito de plástico. Me puse a llorar tristemente y mi mamá me consolaba diciendo: “Hijito, no te enojes ni con Dios ni con los Reyes Magos, porque te van a hacer un gran regalo algún día. Ellos también son pobres igual que nosotros”.
 
—¿Tu familia enfrentó muchas dificultades?
 
—Sí, mi papá falleció cuando yo tenía dos años. Mi mamá quedó viuda muy joven. No teníamos casa, así que se empleó en una casa de familia para criarnos a mi hermana mayor y a mí, en la avenida San Martín al 400, frente al Parque San Martín. Ahí trabajaba mi padre como ornamental de los jardines. Y se ve que la humedad del piso, de estar siempre con los pies húmedos, se enfermó y falleció.
 
—¿Eso te marcó para el futuro?
 
—Yo le prometí a mi madre que iba a estudiar, que iba a ser ingeniero y que le iba a comprar la casa que no teníamos. Siempre tuve esa determinación.
 
Ricky Maravilla de niño, ya
Ricky Maravilla de niño, ya en Buenos Aires (Gentileza de Ricky Maravilla)
—¿Cuándo apareció la música en tu vida?
 
—En la época de estudiante formamos conjuntos folclóricos primero, después pasamos por el rock and roll y por los temas melódicos que estaban de moda. Armamos una banda y tocábamos en casas de familia, hasta que un empresario nos ofreció trabajar en confiterías bailables. Así empezamos a dedicarnos profesionalmente.
 
—¿Cómo llegó la oportunidad de grabar tu primer disco?
 
—Una vez, ya en Buenos Aires, en un boliche llamado Mi Club, en Suipacha y Tucumán, donde se cantaba tangos, justo en la noche que Héctor Varela presentó “Azúcar, pimienta y sal”, un señor empresario que estaba junto a Oscar Anderle, el que le escribía las canciones a Sandro, nos escuchó tocar y me llamó a su mesa. Me dijo: ‘¿Querés grabar un disco?’ Yo me quedé sorprendido. Él fue mi descubridor y me propuso grabar un disco infantil. Lo grabé y fue tanto el éxito en Córdoba que, en vez de ser éxito para los niños, fue éxito para los grandes.
 
—¿Eso cambió tu vida?
 
—Sí, fue un éxito inesperado. Estaba “Cuidado con la bomba Chita”, por ejemplo. El disco funcionó con los mayores, no con los chicos. Entonces le dije al empresario que no podía ir de gira porque estaba estudiando; le había prometido a mi madre que iba a ser ingeniero, no artista. Él me convenció de probar seis meses con la música, y si no me gustaba, podía retomar los estudios. Así fue que aposté a esto. Pero cuando apareció ‘Que tendrá ese petiso’ ya tenía tres discos grabados.
 
—¿Cómo te encuentra este momento de tu vida?
 
—Muy bien, con todas estas sorpresas que me está brindando Dios, el destino, mi público, sigo vigente a través de tantos años de trayectoria. Y se siguen sumando hechos importantes, como esta serie del expresidente Menem. Y bueno, con las canciones de la Granja que en Latinoamérica estamos llegando a los dos mil millones de reproducciones audiovisuales.
 
—¿¡Dos mil millones!?
 
—Sí, dos mil millones. Tengo dieciocho temas sumados; los dieciocho están llegando a esa cifra.
 
—¿Cómo está el tema de la Granja?
 
— La idea viene de hace muchos años; yo le dije al dueño de la compañía discográfica que quería hacer la Granja de Ricky Maravilla, mi personaje, interactuando con los animalitos y haciendo como una historieta. Podía enseñar educación vial, muchas cosas, en fin... Pero en ese momento me dijeron que era muy difícil hacer los dibujos animados. Años después vi que salieron los videos de la Granja con mis temas, El Gallo y La Pata, La mona y el mono, Cuidado la bomba y muchos más, obviamente junto a otros artistas también, pero los míos fueron los principales. Me enojé mucho, porque era una idea mía y usaron mis temas sin autorización. Ahora estamos en negociación con la compañía por el tema de los derechos de mi voz.
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