Pasaron 469 días, tres clubes de tres países diferentes, al menos cinco torneos distintos y Darío Benedetto no pudo romper la sequía goleadora. Este lunes, según indicaron medios paraguayos, el delantero argentino acordó la rescisión de su contrato con Olimpia de Paraguay, el club al que llegó como la principal apuesta ofensiva pero en el que no pudo convertir ni siquiera un gol en doce partidos que disputó. Tenía contrato hasta diciembre próximo, pero lo romperá para buscar un nuevo destino, después de una estadía traumática que incluyó lesiones, decepciones deportivas y hasta una internación por dengue.
Fue presentado con elogios por el 'Franjeado', uno de los grandes del fútbol guaraní y también del continente. "Jerarquía total", había escrito el club al anunciar su contratación. Pero desde el primer partido estuvo en el ojo de la tormenta: "El peor Benedetto", "vino a caminar", "inútil" y "no anda" fueron algunos de los comentarios que surgieron tras la derrota 2-1 con Libertad en la Supercopa de Paraguay.
Todavía era dirigido por Martín Palermo, quien había aprobado su llegada. Su momento más importante fue cuando tuvo su 'noche alegre' en un clásico ante Cerro Porteño y contra Diego Martínez, el DT con el que se había enfrentado en su último tiempo en Boca.
Benedetto, desde afuera del área, asistió en el segundo tanto con una pelota por elevación para sellar la victoria del 'Franjeado'. Ante este contexto, la cuenta oficial de Olimpia recordó el enfrentamiento entre Benedetto y Martínez cuando ambos estaban en Boca Juniors, citando una de las frases más polémicas del delantero: 'Noches alegres, mañanas tristes', que desató la furia del DT y provocó su salida del club.
Hubo un cruce con los hinchas, también. El 'Pipa' ya era cuestionado por su rendimiento y en un duelo contra Guaraní lo expulsaron por un fuerte planchazo. Cuando el 'Titán' Palermo decidió reemplazarlo en el segundo tiempo de la goleada en contra ante Vélez como local se fue silbado por los hinchas. Caliente por su desempeño, Benedetto miró a la tribuna que está detrás del banco de suplentes y realizó el gesto de silencio en primer lugar. Luego, siguió con otra seña con su mano, tildándolos de que hablan mucho.
"El gesto se lo hice a uno solo que dijo algo que no tenía que decir. Es momento de agachar la cabeza y seguir trabajando", aclaró después. La relación ya estaba quebrada.