La paradoja de Quintela: disciplina partidaria en Diputados y «guerrilla» federal en el Senado

09:07 | Miércoles 26 de Noviembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

...Mientras mantiene a sus diputados bajo el ala del PJ para evitar la fractura total, utiliza a su bloque de senadores «rebeldes» para bloquear la agenda kirchnerista y exigir lugares clave en los organismos de control

En el convulsionado mapa del peronismo post-electoral, La Rioja inauguró una doctrina propia, una suerte de «ambivalencia calculada» que desconcierta tanto al Instituto Patria como a la Casa Rosada. El gobernador Ricardo Quintela ejecuta una estrategia de dos velocidades que se ha convertido en el caso testigo de la supervivencia política del interior: disciplina marcial en la Cámara de Diputados y rebeldía federal en el Senado.

Esta paradoja no es una contradicción, sino un diseño táctico. Mientras sus pares del Norte Grande —como el catamarqueño Raúl Jalil o el salteño Gustavo Sáenz— apuran la ruptura de los bloques peronistas en la Cámara baja para ofrendar gobernabilidad a Javier Milei, Quintela eligió un camino más sinuoso: quedarse en Unión por la Patria (UP) en Diputados, pero dinamitar la conducción verticalista de Cristina Kirchner en la Cámara alta.

El frente de batalla en el Senado

La cara más visible de esta estrategia es el bloque Convicción Federal. Allí, el senador riojano Fernando Rejal opera en tándem con legisladores de Catamarca, Jujuy y San Luis, conformando una «bancada de los gobernadores» que funciona como dique de contención ante las órdenes de José Mayans.

La eficacia de esta «guerrilla» institucional quedó expuesta esta semana. La sesión que el kirchnerismo intentaba convocar para modificar la ley de DNU y nombrar auditores en la AGN naufragó, en gran medida, por el «factor La Rioja». El bloque de Rejal condicionó su quórum a una exigencia innegociable: ubicar al exministro de Hacienda riojano, Ricardo Guerra, en una de las sillas de la auditoría.

El mensaje de Quintela fue claro: los votos de La Rioja no son automáticos y los organismos de control no pueden ser monopolio del AMBA. Al bloquear la sesión, el riojano le hizo un guiño indirecto al Gobierno nacional —que necesitaba ganar tiempo— y, simultáneamente, elevó su precio en la interna peronista.

La trinchera silenciosa en Diputados

Sin embargo, basta cruzar el Salón de los Pasos Perdidos ara ver la otra cara de la moneda. En la Cámara de Diputados, donde se libra la batalla por el Presupuesto 2026 y la reforma laboral, Quintela mantiene a su tropa alineada dentro de la estructura formal del peronismo.

A diferencia de Jalil, que ultima los detalles para retirar a sus cuatro diputados y formar un bloque provincial, Quintela decidió no romper. ¿Por qué? En el entorno del «Gitano» razonan que mantener los pies dentro del plato en la Cámara baja le otorga una cobertura política necesaria y evita quedar a la intemperie ante una eventual contraofensiva del kirchnerismo duro.

Esta disciplina le permite, además, diferenciarse de los mandatarios que se han vuelto «demasiado oficialistas» a los ojos de la base peronista, conservando una identidad opositora que le sirve para contener el frente interno en su provincia.

El objetivo final: la caja

Detrás de esta arquitectura de «doble comando» —oficialista del PJ en Diputados, federalista disidente en el Senado— subyace un único objetivo pragmático: los recursos.

Quintela utiliza la amenaza latente de su bloque de senadores para forzar una negociación directa con el ministro del Interior, Diego Santilli, y el asesor Santiago Caputo. En la mesa de arena de la Casa Rosada, los votos de Rejal valen oro para la Ley de Glaciares y los pliegos judiciales. El precio que La Rioja busca cobrar por esa gobernabilidad es histórico: el pago de la deuda por el punto de coparticipación perdido y la reactivación de la obra pública paralizada.

Así, entre la obediencia y la rebelión, Quintela camina por la cornisa, apostando a que su paradoja sea la llave maestra para abrir la caja fuerte de Balcarce 50.

Por:  Eduardo German