En esta nueva entrega del currículum político que se le presenta a Ricardo Quintela para su suscripción final, ahora es el turno de ellos: Los hombres del proyecto
17:01 | Martes 30 de Diciembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
Los varones que quieren seguir, continuar, heredar.
Los que esperan en silencio o a los empujonesla bendición del poder:
■ Armando Molina
El más quintelista de los quintelistas.
Compañero de ruta, de mate y de decisiones. “Ricardo toma mate y Molina orina verde”: el dicho lo define mejor que cualquier biografía.
Juntos en la Intendencia, juntos en la Gobernación, juntos en todas. Dicen que juegan al truco sin señas porque ya se saben las cartas.
Desde la Secretaría Legal y Técnica, Molina construyó vínculos con toda la dirigencia provincial. Fiel como pocos, orgánico como ninguno. Hoy aparece como el hombre con mayor consenso interno y, sobre todo, el que mejor garantiza continuidad absoluta del proyecto Quintela. Para muchos, el candidato “natural”.
■ Juan Luna Corzo
Seis años al lado del gobernador. Silencioso, disciplinado, quirúrgico.
Supo ganarse algo clave en política: confianza real.
Respeta cada decisión, lee cada gesto, interpreta cada silencio. Hoy es uno de los hombres que mejor entiende a Quintela y uno de los que más respaldo directo recibe.
No grita, no se expone de más, pero juega. Y juega fuerte. En el quintelismo saben que Luna Corso es una carta seria, confiable y previsible para la continuidad.
■ Fernando Rejal
El eterno candidato.
Se autopercibe sucesor desde la primera hora, pero la historia no lo acompañó.
Quedó afuera de la Vice en el mandato de Casas, perdió la pulseada con Florencia López primero y con Tere Madera después. Siempre estuvo, pero nunca llegó.
Rejal es permanencia en cargos, supervivencia política pura. Sortear gobernadores fue su especialidad, pero construcción propia, poca. Quiere seguir porque cree que le toca, no porque tenga hoy el volumen necesario para garantizar nada.
■ El tapado
Y está el otro.
El que no se nombra.
El que Quintela tiene en la cabeza.
Sería el más fuerte de todos. Un externo al quintelismo, como Quintela lo fue al proyecto de Casas. Un candidato que garantiza ganar, pero sin romper el ADN del proyecto. Afín, controlable, propio. No un improvisado ni un destructor. No uno que venga a dejar media Rioja sin trabajo.
Quintela sabe algo:
si hay sucesión, tiene que ser con alguien que gane y que no traicione.
Estos son los nombres.
Estas son las cartas.
Ahora la pregunta incómoda:
■ ¿Habrá interna real o sucesión digitada?
■ ¿Bendición o pelea?
■ ¿Continuidad o maquillaje político?
El poder no se hereda solo con lealtad.
Se hereda cuando conviene.