Sociedad

Radiografía de un Homo Argentum: una víctima de un robo, un arma en el cajón y una decisión entre la venganza y la conciencia

La viñeta “El hombre decidido” no solo refleja el miedo cotidiano a la inseguridad, sino que abre un interrogante acerca de cómo reaccionar ante una situación así. ¿Qué dice el Código Penal acerca de la legítima defensa en Argentina?

Domingo 24 de Agosto de 2025

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08:13 | Domingo 24 de Agosto de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

“El Chogo tiene que saber: ‘Vos entrás a mi casa y ¿sabés qué hago yo? Pum, pum, pum. Y te cago matando. Chau, Chogo’”, dice Aníbal mirando a cámara durante una manifestación en Villa Ballester, partido de San Martín. A su alrededor, los vecinos aplauden y piden más seguridad. “Esto es zona liberada”, le cuentan al periodista Ignacio González Prieto.
 
La escena —que bien podría ser real— da inicio a la viñeta “Un hombre decidido” de la película Homo Argentum, donde Guillermo Francella encarna a un vecino que se presenta como justiciero frente a una ola de inseguridad en su barrio. Temeroso pero convencido, el hombre encabeza marchas y asegura que, llegado el momento, no dudará en defenderse. “Pum, pum pum”, repite y hace el gesto de disparar con la mano, como si empuñara un arma.
 
Esa misma noche, dos ladrones entran a su casa. Aníbal ya le había anticipado a su esposa —interpretada por Mimi Ardu— dónde debía señalar que estaba el dinero y había jurado que él iba a defender el hogar. Pero cuando llega el momento, saca el revólver que guardaba en la mesa de luz y no se anima a disparar. Apunta, duda, se esconde detrás de una pared y vuelve a apuntar en loop hasta que, finalmente, los delincuentes se van. La que se lleva la peor parte, es Gladys, su mujer, golpeada y encerrada en el baño.
 
 
La secuencia no solo refleja el miedo cotidiano a la inseguridad, sino que abre un interrogante sobre cómo reaccionar ante una situación así. En la vida real, casos como el del jubilado de Quilmes, Jorge Ríos; el carnicero de Zárate, Daniel “Billy” Oyarzún; o el periodista y conductor Ángel “Baby” Etchecopar ponen en evidencia las consecuencias judiciales, sociales y emocionales de la legítima defensa. Y ahí aparece la pregunta incómoda, la misma que deja flotando la viñeta: ¿qué harías si, de un segundo a otro, la violencia irrumpe en tu casa?
 
“El Chogo tiene que saber:
“El Chogo tiene que saber: ‘Vos entrás a mi casa y ¿sabés qué hago yo? Pum, pum, pum. Y te cago matando. Chau Chogo’”, dice Aníbal (Foto/Cortesía Pampa films y Disney)
Disparar o no disparar
“El personaje que interpreta Guillermo Francella hizo lo correcto. Podría haber disparado y, seguramente, hubiera logrado encuadrar su conducta como ‘legítima defensa’. Actuar en esas condiciones puede salvar tu vida o tus bienes, pero no te exime del proceso judicial”, explica a Infobae, el abogado Ariel Lis del Estudio Jurídico Lis y Asociados.
 
¿Qué dice la ley? En su artículo 34, inciso 6°, el Código Penal de la Nación admite la legítima defensa, incluso si el resultado es la muerte del agresor, aunque solo bajo ciertas condiciones: que exista un ataque real, actual o inminente; que la respuesta sea proporcional a esa amenaza; y que quien se defiende no haya provocado deliberadamente la situación que derivó en violencia. “En esencia, es un derecho a repeler una agresión injusta de manera razonable, pero sin que eso implique venganza o exceso”, aporta el abogado Claudio Clabressi.
 
La legislación contempla la exención de responsabilidad penal en casos donde se demuestra que una persona obró para protegerse de una agresión ilegítima, pero eso no significa que el sistema lo reconozca de inmediato. “Cualquiera en esa situación va a tener que atravesar todas las etapas del proceso penal: declaración indagatoria, instrucción, pericias, testigos y posible juicio oral. Incluso, durante ese período, puede dictarse prisión preventiva. Hay muchísimos casos en los que quienes actuaron en defensa propia pasaron meses o años privados de su libertad hasta que se resolvió su situación”, agrega Lis.
 
De esto puede dar testimonio Jorge Ríos, el herrero jubilado de 77 años que mató a uno de los cinco ladrones que lo asaltaron en su casa, en Quilmes, en julio de 2020. Después del episodio, pasó 12 días detenido. La Justicia lo trató como el victimario durante casi tres años. De hecho, iba a sentarse en el banquillo, acusado de “homicidio agravado” en perjuicio de Franco Martín Moreyra (NdR.: el ladrón de 26 años que casi lo mata a trompadas y embates con una púa), pero fue sobreseído cuatro días antes de que comenzara el juicio por jurados.
 
“Don Jorge era legítimo usuario de un arma de fuego, se defendió y le quitó la vida a uno de los ladrones. Pero como el fiscal Andrés Nieva Woodgate consideró que era desproporcionada su defensa, terminó preso a pesar de su avanzada edad, sus problemas de salud y de movilidad, ya que usaba bastón. Además, las esposas que le colocaron le generaron una infección en las heridas que tenía en las muñecas por defenderse”, recapitula el abogado penalista Fernando Soto, defensor de Ríos, y actual Director Nacional de Normativa y Enlace Judicial del Ministerio de Seguridad Nacional.
 
El momento en el que Jorge Ríos persiguió al ladrón que entró a su casa
Los delitos en el país
A comienzos de este año, el Ministerio de Seguridad de la Nación presentó un informe preliminar sobre denuncias de robo en todo el país: entraderas, salideras, arrebatos en la vía pública, robos de celulares, autos, casas y comercios, con o sin armas. Los casos con lesiones o muertes quedaron fuera del relevamiento.
 
Los resultados demostraron que la provincia de Buenos Aires concentró la mayor cantidad de hechos denunciados: 128.477 en 2024, frente a 107.769 en 2023, un aumento del 18%. Traducido a la tasa por cada 100 mil habitantes, el registro pasó de 597 a 706. O, en otras palabras: un promedio de 352 robos por día, lo que equivale a uno cada cuatro minutos.
 
En la Ciudad de Buenos Aires la tendencia fue similar, aunque con un crecimiento más moderado: de 64.723 robos en 2023 a 69.950 en 2024, un incremento del 8% más. La tasa por cada 100 mil habitantes subió de 2.098 a 2.267, lo que representa 192 robos diarios, uno cada ocho minutos. La comparación entre jurisdicciones muestra que, aunque la Provincia suma más denuncias en términos absolutos, su tasa (706 cada 100 mil habitantes) es menor a la de la Ciudad (2.267).
 
En el resto del país, las cinco provincias con mayores incrementos en las denuncias entre 2023 y 2024 fueron Corrientes, San Juan, Formosa, Buenos Aires y Jujuy. Por el contrario, las que más lograron reducir las denuncias fueron Chubut, Tucumán, Neuquén, Santa Fe y Río Negro.
 
Aníbal, en la penumbra, apunta
Aníbal, en la penumbra, apunta contra los ladrones, pero no se anima a disparar (Foto/Cortesía Pampa films y Disney)
“Nunca sabés cómo vas a reaccionar”
La normativa vigente diferencia el lugar donde ocurre el hecho delictivo: no es lo mismo si se produce dentro de una propiedad que en la vía pública. “El Código Penal da por probado que existe legítima defensa cuando se rechaza un ingreso a un domicilio particular de noche y establece que existe legítima defensa cualquiera sea el daño ocasionado al agresor. También presume la causa de justificación cuando uno encuentra un extraño dentro del hogar, siempre que haya resistencia”, indica Soto.
 
“Como los ladrones atacan en cualquier momento del día y el riesgo existe en cualquier lugar, desde el Ministerio de Seguridad presentamos un proyecto de ley que amplía el concepto de legítima defensa, permitiendo que cualquier persona pueda defenderse considerando el contexto de la agresión, el número de agresores, la diferencia de contextura física, la edad, entre otros factores”, agrega el letrado.
 
Para jueces y fiscales, reconocer la legítima defensa en la práctica no resulta sencillo. “Requiere prueba clara y, en general, implica un proceso judicial extenso, muchas veces con detenciones preventivas e investigaciones prolongadas. Factores como la inmediatez o el estado emocional, que se analiza a través de pericias psicológicas, resultan determinantes, ya que pueden justificar un exceso. Los jueces consideran la inmediatez para distinguir entre legítima defensa y venganza”, señala Calabressi.
 
El artículo 35 del Código Penal refiere al exceso en la legítima defensa. “En esos casos, la pena se aplica como si fuera tentativa del delito. Si el exceso es culposo, es decir, no intencional, causado por error o turbación, puede reducirse o eximirse la pena. Matar al delincuente que ingresa por la noche a una vivienda no se considera exceso de forma automática: depende de si la acción fue racional. Existe exceso, por ejemplo, si se persigue al delincuente por la calle y se lo mata después de que el peligro terminó; en ese caso puede configurarse homicidio simple agravado”, detalla Calabressi.
 
“Ese día estaba en mi
“Ese día estaba en mi lugar de trabajo, con un cajón de pollo en las manos: les entregué todo y, cuando se estaban yendo, tiraron a matar”, recuerda Daniel Oyarzún en charla con Infobae
Ese debate resultó decisivo en la causa del carnicero Daniel Oyarzún. El 13 de septiembre de 2016, “Billy” atropelló y mató a un asaltante que lo atacó y le robó en su comercio en Zárate. Dos años después, un jurado popular lo declaró “No culpable” por unanimidad. La fiscalía había solicitado condena por exceso en la legítima defensa, la querella había pedido homicidio simple y la defensa su absolución. Luego de tres audiencias, el jurado consideró que existió legítima defensa y que Oyarzún no tuvo intención de matar.
 
“Nadie espera algo así, pero en el momento no sabés cómo vas a reaccionar. Ese día estaba en mi lugar de trabajo, con un cajón de pollo en las manos: les entregué todo y, cuando se estaban yendo, tiraron a matar. Me salvó la sierra, si no, no la contaba… Y ahí se me cruzó la locura de salir a pedir ayuda y ocurrió el accidente. Uno de los motochorros se tiró de la moto, desestabilizó al que manejaba y no pude frenar. No me arrepiento porque en esas tres cuadras hubo tiros para todos lados. Pero yo no tenía armas”, relata Oyarzún a Infobae.
 
Padre de tres hijas de 3, 11 y 22 años, a más de una década del hecho, afirma que ese episodio lo dejó en la ruina. “Tenía mi negocio tranquilo y en paz, estaba pensando en abrir una segunda sucursal y perdí todo. No hubo forma de repuntar", afirma. Hace dos años, asumió como concejal (cargo que ahora ocupa de manera suplente) en Zárate y juró por las víctimas de inseguridad. Actualmente trabaja como chofer y realiza repartos de carne.
 
(Foto/Cortesía Pampa films y Disney)
(Foto/Cortesía Pampa films y Disney)
“Pasás a ser otra persona”
Desde un revólver, pasando por un cuchillo a un “elemento casero”: la ley no establece diferencias en el tipo de arma usada para defenderse. “Lo que se evalúa es la racionalidad del medio utilizado: si es necesario y proporcional al peligro. Un arma de fuego podría implicar cuestiones adicionales si no está registrada ante la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC). Lo que prevalece es la evaluación del contexto. Por ejemplo, un cuchillo de cocina se considera válido si es lo que hay disponible y el uso es racional: no se penaliza por no tener un arma ‘apropiada’”, dice Calabressi.
 
“En esos casos, el arma se secuestra y queda a disposición del juzgado a lo largo de todo el proceso penal. Si hay condena, queda para el Estado (decomiso). En caso de absolución se devuelve (a Don Jorge le devolvieron su arma)”, explica Soto.
 
El 13 de marzo de 2012, el periodista y conductor Baby Etchecopar fue salvajemente asaltado en su casa en San Isidro. Durante el tiroteo mató a uno de los delincuentes y tanto él como su hijo resultaron heridos. Años después, todavía recuerda la escena con nitidez: “Disparé para salvar a mi familia”, dice en comunicación con Infobae. “Esto no es de manual. Hay que estar en el momento... Creo que los argentinos tienen el problema de haber visto muchas películas de Hollywood y piensan que los tiroteos son como los de Bruce Willis. Y la verdad es que no: uno actúa con miedo, no actúa con coraje”, agrega.
 
El precio fue devastador: “Tuve que reconstruir todo, porque la vida quedó destrozada. Cuando pasa un hecho de estos, se destruye absolutamente todo lo construido. Vos pasás a ser otra persona”.
 
El 13 de marzo de
El 13 de marzo de 2012, el periodista y conductor Baby Etchecopar fue salvajemente asaltado en su casa en San Isidro. Durante el tiroteo mató a uno de los delincuentes y tanto él como su hijo resultaron heridos (Foto/Alejandro Beltrame)
“Matar a otra persona genera, en una persona de bien, una afectación emocional importante. Mientras que a los delincuentes no les importa torturar a un anciano o golpear a una nena para robarle un celular, o dispararle en la cabeza a un niño en un robo”, dice Soto.
 
“Aunque hayas actuado para proteger tu vida, el sistema judicial no te va a tratar como un héroe sino como un imputado y eso implica una carga que no todos están preparados para afrontar”, dice Lis. Y concluye: “Al no disparar, el personaje que encarna Guillermo Francella, probablemente evitó años de procesos judiciales y la carga emocional de haber matado a alguien. La legítima defensa existe en la ley, pero en la práctica no siempre protege a quien se defiende”.
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