Un diputado ruso reveló que la potencial cumbre está en una "fase avanzada" y adelantó una posible fecha para la reunión entre ambos. Los puntos clave que podrían definir el futuro de Ucrania.
12:55 | Viernes 07 de Febrero de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
Desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca el pasado 20 de enero, su postura respecto a la guerra en Ucrania se convirtió en uno de los temas más observados en el tablero internacional. Para muchos, su llegada representa la posibilidad más concreta de alcanzar un acuerdo de paz en un conflicto que ya lleva tres años y ha dejado cerca de 1,5 millones de muertos entre soldados ucranianos y rusos. Sin embargo, la gran interrogante sigue siendo cómo y cuándo se concretarán los primeros movimientos diplomáticos en este sentido.
En este contexto, el diputado ruso Leonid Slutsky, jefe del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma Estatal, reveló el jueves que la organización de un encuentro entre Trump y Vladimir Putin está en una "fase avanzada" y que la reunión podría ocurrir “pronto”.
"El trabajo requiere una preparación seria, que -no voy a revelar ningún secreto- está actualmente en una fase avanzada", afirmó en declaraciones a la agencia RIA.
"Febrero o marzo: no hagamos conjeturas y demos a los dirigentes la oportunidad de prepararse de forma competente y completa, pero será pronto", agregó.
¿En dónde se podrían reunir ambos líderes? Se han barajado varios nombres. Ciertamente, la posibilidad de que este encuentro se realice en un país neutral ha sido un tema de discusión ya que los escenarios habituales donde se celebraban este tipo de actos, como Helsinki, Ginebra y Viena, estarían descartados dado el apoyo casi irrestricto de prácticamente toda Europa occidental a Kiev.
No obstante, según fuentes rusas citadas por Reuters, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos emergen como las opciones más viables. Altos funcionarios rusos han visitado estos países en las últimas semanas para evaluar la posibilidad de que sean anfitriones del histórico encuentro. Tanto Putin como Trump han desarrollado relaciones amistosas con los gobernantes de estas dos naciones.
Si bien es cierto que dentro de Rusia hay sectores que ven con recelo estas opciones, debido a los vínculos militares de estos países con Estados Unidos, un dato no menor es que tanto el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, como el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohammed bin Zayed Al Nahyan, han mantenido la neutralidad durante toda la guerra de Ucrania, absteniéndose de unirse a Occidente en las críticas y sanciones a Rusia. Ambos dirigentes también han mantenido contactos regulares con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy.
Trump, Putin y la posibilidad de un acuerdo
El domingo, el presidente estadounidense informó que su administración estaba manteniendo «reuniones y conversaciones programadas con varias partes, incluidas Ucrania y Rusia». Cuando se le preguntó sobre esas declaraciones, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, declaró que los contactos estaban «aparentemente planeados».
El encuentro entre los dos líderes podría ser clave para definir el rumbo de la guerra en Ucrania. En sus primeras semanas de gobierno, Trump ha dejado claro que quiere negociar directamente con Putin y ha calificado el conflicto como una "guerra ridícula".
"Acabemos con esta guerra, que nunca habría empezado si yo fuera presidente. Podemos hacerlo de la manera fácil, o de la manera difícil y la manera fácil siempre es mejor. Es hora de 'HACER UN TRATO'. ¡¡¡NO SE DEBEN PERDER MÁS VIDAS!!!", escribió Trump en Truth Social.
Ucrania está devastada por la guerra y día a día pierde terreno en el campo de batalla. Por eso, Zelenskiy, ante la falta de apoyo militar de Washington, no ve más opción que sentarse a negociar.
Al mismo tiempo, desde Moscú, es evidente que si bien todos los altos funcionarios muestran la misma sobriedad que siempre ha caracterizado a Putin, por lo bajo también están pidiendo a “gritos” que Trump medie en el conflicto y eventualmente se alcance un acuerdo de paz.
La economía rusa, impulsada por las exportaciones de petróleo, gas y minerales, ha crecido robustamente en los últimos dos años a pesar de las múltiples rondas de sanciones occidentales impuestas tras la invasión de Ucrania en 2022. Sin embargo, la actividad interna se ha visto afectada en los últimos meses por la escasez de mano de obra y las altas tasas de interés introducidas para combatir la inflación, que se ha acelerado debido a un gasto militar récord. Eso ha contribuido a la opinión dentro de un sector de la élite rusa de que es deseable una solución negociada a la guerra.
En ese sentido, Trump afirmó días atrás que el conflicto en Ucrania está «destruyendo» a Rusia.
Es más, consciente también de la realidad rusa, y como hábil negociador que es, el presidente estadounidense redobló la apuesta declarando que, si no se llega a un acuerdo pronto respecto a Ucrania, no tendrá otra opción que imponer altos niveles de impuestos, aranceles y sanciones a cualquier producto vendido por Rusia a Estados Unidos y otros países participantes.
"Rusia sigue estando dispuesta a reunirse, y, por lo que hemos oído, también lo está la parte estadounidense. Parece que se necesita cierto tiempo para organizarlo", declaró el portavoz Dmitry Peskov en cuanto Trump dio sus primeros pasos en su regreso a la Casa Blanca no dejando margen de duda sobre la disposición de Moscú para comenzar cuanto antes las negociaciones.
En una línea similar, en los primeros días de Trump como presidente, Putin ponderó al dirigente republicano afirmando que este podría haber evitado la guerra en Ucrania si no le hubieran "robado" las elecciones en 2020.
“Lo mejor sería una reunión para tratar con calma todas aquellas áreas que sean de interés tanto para Estados Unidos como para Rusia. Estamos listos”, aseguró el mandatario ruso. «Putin está listo, estamos esperando señales”, reafirmó al mismo tiempo Peskov.
Las condiciones sobre la mesa
Un acuerdo de alto el fuego sería muy difícil de alcanzar ya que el mismo implicaría establecer una zona desmilitarizada, similar a la división entre Corea del Norte y Corea del Sur, donde ambas partes mantendrían su actual enfrentamiento militar dejando la opción de alcanzar un acuerdo de paz para el futuro.
Un acuerdo de ese tipo permitiría a Ucrania recuperarse y reconstruir su fuerza nacional, fuertemente deteriorada. Es por eso que es poco probable que Rusia acepte este arreglo. El 20 de enero, mientras Trump juraba como presidente en su acto de investidura, Putin declaraba ante el Consejo de Seguridad de su país que el Kremlin estaba abierto al diálogo con la nueva administración estadounidense, pero insistió en trabajar en un plan de paz a largo plazo.
Entonces, más allá de las declaraciones públicas, ¿cuáles podrían ser las bases de un acuerdo de paz? Según fuentes diplomáticas, algunas de las condiciones que se barajan incluyen:
Ucrania renunciaría a aproximadamente el 20% de su territorio -que actualmente ya está ocupado por fuerzas rusas-, incluyendo el Donbás -zona étnicamente rusa- y las óblast de Jersón y Zaporiyia. Estas regiones quedarían bajo manos rusas, aunque Kiev no reconocería ese estatus, podría resignarse a recuperarlas.
Crimea quedaría formalmente bajo control ruso.
Ucrania se comprometería a no ingresar a la OTAN ni albergar bases militares occidentales. Es decir, ser un país neutral.
Rusia garantizaría no intervenir en asuntos internos de Ucrania.
Bruselas asumiría los costos de la reconstrucción de Ucrania, permitiendo su ingreso acelerado a la Unión Europea (que podría ocurrir tan pronto como en 2030).
Washington podría aliviar progresivamente las sanciones a Rusia, comenzando de manera parcial este año y acabando con todas las sanciones en un plazo de tres años.
Ucrania permitiría el uso del idioma ruso y levantaría restricciones a partidos prorrusos.
A pesar de estos posibles términos, hay obstáculos considerables. Ucrania sigue exigiendo la presencia de fuerzas de paz occidentales en su territorio para asegurarse de no volver a ser agredida por Rusia, algo que Moscú obviamente rechaza.
Además, Trump podría exigir concesiones a Zelenski a cambio que EE. UU. siga modernizando las fuerzas armadas ucranianas (algo que, a su vez, Putin ve con recelo), y recientemente ha mostrado interés en las "tierras raras", minerales estratégicos que abundan en Ucrania.
Europa en segundo plano
Otro aspecto clave es la posición de Europa. Mientras hasta hace un mes los países de la OTAN respaldaban a Ucrania sin fisuras, hoy la situación parece haber cambiado. Trump ya ha advertido que la Unión Europea "debería hacer más" para ayudar a Kiev, y algunos aliados europeos han comenzado a alinearse con su estrategia en lugar de impulsar una línea propia que apoye incondicionalmente, como hasta ahora, a Zelenskiy.
En ese marco, Keith Kellogg, enviado especial de Trump para Ucrania, viajará a Europa en los próximos días para conocer de primera mano qué piensa Putin, Zelenskiy y los aliados europeos.
Está previsto que acuda a la Conferencia de Seguridad de Múnich, que se celebrará del 14 al 16 de febrero en la ciudad alemana. Según fuentes citadas por Bloomberg, el enviado especial presentará en dicho foro el plan de su jefe para poner fin a la guerra.
Por ahora, la gran pregunta es si Trump logrará concretar su promesa de poner fin al conflicto. Aunque un acuerdo de paz parece, en principio, difícil, a su vez, hay cierta predisposición de ambos bandos para sentarse en la mesa de negociaciones. Prueba de ello es que, a diferencia de lo que ocurrió en los últimos meses, los contactos diplomáticos se han reactivado. ¿Podrá el líder del movimiento MAGA negociar un acuerdo de paz en Ucrania y devolver la estabilidad a Europa? Los próximos meses serán decisivos.